Artículo de opinión
18 nov 2019 . Actualizado a las 17:46 h.El Real Sporting de Gijón jugó un gran partido a nivel defensivo en el derbi asturiano, la incógnita se centra en si resultaba necesario un dispositivo del tal envergadura para jugar en casa de un Oviedo en descenso.
El cuerpo técnico volvió a optar por "madurar el partido" y su casillero anotador se quedaba por segunda jornada consecutiva a cero, a pesar de jugar frente a un rival que solo había dejado su portería imbatidada en dos oportunidades. José Alberto lo achacó en sala de prensa a la falta de efectividad y siendo correcta dicha afirmación, también se debe reseñar que el Sporting tiene muchos detalles que mejorar en esa faceta si desea aumentar las opciones de éxito.
Cuando los delanteros no tienen gol, las fuerzas deberían centrarse en meter más balones al área, arroparlos con más referencias para lograr arrastres defensivos, conseguir segundas jugadas con la defensa descolocada, forzar penaltis -el Sporting no lleva ninguno a favor esta temporada- o faltas peligrosas al borde del área forzar penaltis, sacar más rendimiento a los córners...
La novedad táctica
José Alberto apostó por una defensa de cinco hombres para dinamitar los centros laterales del Oviedo, uno de los puntos fuertes del conjunto local y de las debilidades rojiblancas. El objetivo se logró al secar a Ortuño, que no acumuló las habituales ocasiones de gol que le están catapultando en la pelea por el pichichi,
Diego Mariño siguió bajo palos, se formó una línea de tres centrales compuesta por Babin -más pendiente del flanco izquierdo-, Marc Valiente -más pendiente del diestro- y Cristian Salvador como hombre libre encargado de ganador duelos más allá del marcaje al hombre.
A su vez, en los carriles se apostó por Damián Pérez y Molinero. Ambos futbolistas tenían la misión de encimar al hombre de banda cada vez que recibía el balón, con la intención de que no pudiese colgar balones por su banda. De este modo se adelantaba su posición a la zona de los mediocampistas, donde se agrupaban Nacho Méndez y Javi Fuego, así como Carlos Carmona y Pablo Pérez adelantaban su posición a la altura del punta, Uros Djurdjevic, generando una presión más eficiente que en otras ocasiones, hasta el punto de conseguir contragolpes interesantes.
Dentro del engranaje se echaba en falta un mayor control del partido por parte del mediocampo. La falta de posesiones largas no permitía el acompañamiento de los hombres de segunda y tercera línea al ataque, tan necesarias hoy en día y más si cabe en el Sporting, donde los hombres ofrensivos no están marcando diferencias a nivel individual.
Los cambios
El plan de partido incluía el acceso al campo de Aitor García a mediados de la segunda parte, cuando las piernas del rival comenzasen a fallar por una contienda marcada por lo físico. Por contra, las lesiones de Nacho Méndez y de Molinero obligaron a usar dos cambios en ese momento, por lo que el cuerpo técnico optó por guardarse la última bala para los compases
Paradójicamente, la forzada entrada de Pedro Díaz al campo ofreció los mejores minutos del Sporting gracias a su presión y buen golpeo de balón en largo, que ofreció una mayor verticalidad a los rojiblancos que incomodó a los azules, demostrando que sus costuras defensivas eran muy flojas.
Nota a José Alberto y el cuerpo técnico
Aprobado. Se estudió correctamente el partido, aunque se echó en falta un mayor atrevimiento ofensivo frente un flojo rival, cuyo punto débil es la defensa. No obstante, siendo justos, si la puntería fuese más acertada se estaría hablando de un gran planteamiento.