La ligera superioridad rojiblanca, insuficiente para llevarse el derbi
17 nov 2019 . Actualizado a las 20:08 h.Solos en tierra hostil saltaban los futbolistas del Real Sporting de Gijón al césped del Tartiere. Los rojiblancos, dispuestos a crear nuevos recuerdos a una afición obligada a vivir el duelo regional desde casa, se presentaban con caras poco habituales en citas precedentes y un giro táctico impulsado por José Alberto López. El técnico, con algo más que tres puntos en juego revolucionaba el once, persiguiendo un triunfo sobre el que cimentar la necesaria reacción, que quedaría en amago.
De los decibelios color azul, a la confirmación de Salvador como tercer central en el balance defensivo. De los primeros recuerdos a Djuka, a un inicio con los rojiblancos mostrando una cara completamente diferente a la del curso pasado, intensos y centrados en la batalla. El tanteo de los primeros minutos mostraba las intenciones visitantes, con Pablo Pérez y su ventaja física ante Nieto, como una de las claves en el periodo de maduración. El canterano, en la refriega, era el primer amonestado cuando no se habían cumplido 20 minutos de juego.
El cuarto árbitro, Pérez Muley, le tocaba las supersticiones a José Alberto. Las botellas en el área técnica, incordiaban al trencilla, de igual modo que el carrilero Molinero pisaba el área local, sin acierto en el centro. La lluvia se unía a la tarde, instantes antes de que la presión de Carmona propiciara un robo de balón que terminaba en la primera ocasión meridianamente clara para los rojiblancos. Djuka, escorado veía como el cuero salía desviado cerca del palo de Nereo, que llegaba a rozar el esférico.
El juego, trabado y sin fluidez otorgaba turno de réplica azul, Mariño salvaba, con mano dura, el disparo de Ortuño y mantenía las espadas en alto. Pese a los tres centrales, el peligro venía por el aire. Se consumía el primer periodo con ambos conjuntos dando muestras de su deambular habitual en la temporada, luchando contras sus incapacidades.
Arreciaba el temporal tras el paso por vestuarios y sufría el césped al mismo nivel que los espectadores, ante el espectáculo brindado por los de corto. Nacho Méndez conducía un contragolpe, cuando el latigazo muscular rompía al canterano. El cambio era inevitable y la búsqueda de una amonestación también. Le costó decidirse a Gorostegui, rápido en acciones intrascendentes y remolón con el centrocampista retozando por el verde.
El balón parado asomaba como desatascador, Molinero remataba el córner y Champagne obligaba a guardar las botellas de celebrar. El paso adelante rojiblanco, manifiesto, estrenaba el VAR en un duelo regional. Carmona estaba en fuera de juego y el tanto no subía al marcador. El terreno de juego se inclinaba para el lado gijonés, que dominaba a base de pundonor, percutiendo con todo pero sin encontrar el camino a la red. El fluido eléctrico local se venía abajo, al mismo tiempo que el del estadio.
Con los minutos, la tensión se trasladaba a la grada y atenazaba las piernas. La igualdad se hacía presente, Djuka, en fuera de juego, perdonaba, Ibra se dejaba caer en el área, Gorostegui, firme, no compraba el engaño. El combate, tomaba cara de épica. Un error podía ser definitivo. El arreón final, de color local, no lograba romper el cero inicial y certificaba el triste penar de dos eternos rivales igualados en mediocridad.
Ficha del partido
Real Oviedo: Nereo; Nieto (Ibra min.73), Carlos Hernández, Arribas, Bolaño; Tejea, Lolo; Sangalli, Riki (Omar Ramos min.63), Borja Sánchez y Ortuño.
Real Sporting: Mariño; Molinero (Unai Medina min.69), Valiente, Babin, Damián Pérez; Javi Fuego, Salvador; Carmona (Aitor min.83), Nacho Méndez (Pedro Díaz min. 52), Pablo Pérez y Djurdjevic.