Artículo de opinión
22 oct 2018 . Actualizado a las 22:30 h.La semana pasada hablábamos en esta misma web de la responsabilidad que tenía el delantero principal del Sporting, centrado en la figura de Uros Djurdjevic, y destacábamos como una de las principales causas de su prolongada sequía a la poca generación ofensiva del colectivo. Algo que, una vez más, quedó patente en el Ramón de Carranza ante un Cádiz que, a pesar de atravesar una dinámica de resultados bastante negativa, superó al Sporting en muchas fases del encuentro, aunque dio síntomas de ser un duelo entre dos conjuntos que tienen muchas dificultades para fluir con balón.
Baraja ya trató hace varias jornadas de conseguir consistencia a la hora de generar juego y sacar el balón desde atrás al retrasar varios metros la posición de partida en el ataque de Cofie, sin embargo, esta medida tampoco ayudó demasiado, al ejecutarse de manera errónea, en momentos de partido que, por la presión rival, no era necesario dicho movimiento del ghanés. Y es que el principal problema a la hora de progresar con balón y asentar las posesiones se encuentra unos metros por delante. Ni Lod ni Sousa, que ocupan alturas dispares estando muy escalonados sobre el césped, están siendo precisos con balón, quizás por la falta de apoyo entre ellos y con los hombres que ocupan los carriles exteriores desde los extremos.
Es precisamente en las bandas donde encontramos el principal talón de Aquiles del Sporting a la hora de crear fútbol ofensivo. Con Carmona cada vez más echado hacia el centro, en una posición que favorece más al balear, y Robin Lod echado hacia la izquierda, Baraja trata de ganar en desborde y desequilibrio, algo que precisamente trata de aportar por el otro costado Álvaro Jiménez, pero sin demasiada regularidad por su parte, aunque no es menos cierto que es el que más lo intenta. Un perfil similar al ex del Getafe es el de Álvaro Traver, que ha contado con minutos en los últimos partidos mostrándose propositivo por izquierda al igual que su tocayo, pero al que le está faltando ese acierto en los últimos metros para el regate final o la asistencia.
Y es que los extremos están contando con muy pocas coberturas por parte de sus laterales para desequilibrar las defensas rivales. Solo hay que analizar las mejores ocasiones del Sporting en sus partidos -cosa que no cuesta al ser tan pocas- para darse cuenta que entrando por fuera y buscando en el área a Djurdjevic o a Carmona es como más daño hacemos al rival. Así llegó, precisamente, el único gol del partido que, por cierto, debió subir al marcador, continuando con esa especie de maldición que acompaña al serbio. Esta escasez de ocasiones por fuera viene principalmente motivada por las pocas subidas tanto de Canella como de Molinero. Solo hay que ver que en las contadas incursiones del capitán sportinguista, el equipo gana en presencia en campo rival y suma un hombre más para encarar la defensa adversaria por fuera, por ello es importante que los laterales no tengan tantas reticencias a la hora de incorporarse al ataque, algo que por ejemplo Geraldes, que cada vez llama con más ganas a la puerta, era capaz de aportar en fase ofensiva.
Dado el perfil de nuestros extremos y especialmente de nuestro delantero cobra especial relevancia el juego por fuera, algo que ya dio sus frutos en la época Abelardo y que, ya con Baraja en el banquillo y especialmente de la mano de Jony, se estableció como la vía principal para encontrar la meta rival. El papel de los laterales en ataque y la apertura e intenciones de los extremos serán claves para poder explotar este recurso, pero si estos siguen estando demasiado solos sin las incorporaciones de sus compañeros, los interiores se encuentran escalonados y nuestro delantero totalmente aislado, seguiremos sin ser capaces de disparar a puerta lo suficiente como para contar varias ocasiones de peligro por partido.