Punto y final a 75 años de actividad en Oviedo: Muebles Fini cierra sus puertas

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Tomás Fernández tiene 77 años y está a punto de jubilarse
Tomás Fernández tiene 77 años y está a punto de jubilarse

Su actual propietario se jubila tras haber prolongado durante doce años el final de su carrera profesional. Con él se acaba la historia de este negocio familiar que se ha convertido en seña de identidad de la ciudad

24 abr 2025 . Actualizado a las 09:32 h.

No hay relevo generacional y a los negocios de toda la vida no les queda más remedio que bajar su persiana para siempre. Es el caso de Muebles Fini. Este comercio de Oviedo encara sus últimos días con las puertas abiertas, ya que en el momento que se jubile su actual propietario cesará su actividad. «Mi hijo se dedica a otra cosa y esto lógicamente no lo quiere», asegura Tomás Fernández, quien ya cuenta las jornadas para disfrutar de su merecido descanso. «Llevo trabajando 60 años, creo que ya está bien», confiesa el empresario asturiano.

Hace más de una década que Tomás debería haberse jubilado, pero este vecino de El Entrego, localidad de San Martín del Rey Aurelio, decidió seguir trabajando para mantener con vida el legado de sus padres. Continuó escribiendo la historia del comercio que, con mucho esfuerzo y sacrificio, sacaron adelante sus progenitores, aún cuando la situación económica no era favorable. Ahora, sin embargo, le toca afrontar el capítulo final de este negocio familiar, que con el paso del tiempo se ha convertido en todo un emblema de Oviedo.

Corrían los años 50 del siglo pasado cuando a los padres de Tomás se les vino a la cabeza la idea de emprender. Tras llevar un tiempo dándole vueltas al asunto, el matrimonio apostó por montar una mueblería y abrió las puertas de la misma en su pueblo natal. Sirviéndose del nombre de su hija Fini, aunque la primogénita «nunca llegó a formar parte de la empresa familiar», bautizaron el negocio en el que comercializaban todo tipo de mobiliario, así como colchones y sofás. «También llegamos a vender electrodomésticos», apunta.

Al principio las riendas del negocio las llevaba la matriarca de esta familia de El Entrego. «Mi padre de aquella era minero pero al poco tiempo dejó la mina y se puso a trabajar con mi madre para luchar los dos por el negocio», cuenta Tomás, quien tras cursar cuarto de EGB (Educación General Básica) y al no querer seguir estudiando comenzó a emplearse en la mueblería. Poco a poco fue conociendo los entresijos del comercio hasta que se puso al frente del mismo.

En esta tienda de Oviedo comercializan muebles, sofás y productos de descanso
En esta tienda de Oviedo comercializan muebles, sofás y productos de descanso

Como a medida que pasaba el tiempo las cuentas salían aún mejor, sus padres decidieron abrir una segunda tienda. Para llegar a un mayor número de clientes apostaron por la capital del Principado. Encontraron en el bajo número 9 de la calle General Zuvillaga, el lugar ideal para exponer cada uno de los enseres movibles que sirven para los usos necesarios o para decorar casas, oficinas y todo género de locales. Tomás se quedó por tanto al frente de la mueblería de El Entrego, mientras que sus progenitores se ocupaban de la de Oviedo.

Tras heredar el negocio familiar, Tomás decidió cerrar las puertas de la mueblería de El Entrego por motivos personales. Centró por tanto sus esfuerzos en la tienda ovetense y fue haciendo frente a todas y cada una de las adversidades. Sorteó varias crisis económicas después de vivir la edad dorada del comercio y también lidió con las duras consecuencias de la pandemia, que puso a prueba la resistencia de muchos pequeños negocios. A pesar de todo, nunca perdió la ilusión por mantener con vida la esencia del comercio.

Consiguió, a pesar de los contratiempos, continuar con la actividad de un negocio que lleva nada más y nada menos que 75 años en activo. Son ya tres cuartos de siglo en funcionamiento, que se dice pronto. Pero, para poder alcanzar tal cifra, Tomás ha tenido que realizar un esfuerzo constante y una dedicación incansable. Gracias a su trabajo diario, a ofrecer un trato cercano y su apuesta por la calidad ha logrado mantener vivo el legado familiar, sin perder tampoco los valores que dieron origen al mismo.

Pequeña zona de despacho de esta mueblería de Oviedo
Pequeña zona de despacho de esta mueblería de Oviedo

«La clave de todo está en la seriedad. Tienes que responder por los artículos. Por eso nosotros siempre vendimos muebles, sofás y colchones de calidad», manifiesta a sus 77 años. Para asegurarse de que los productos que comercializaban iban a «durar toda la vida», tanto Tomás como su padre recorrían buena parte de España para conocer de primera mano los procesos de fabricación.

«Al principio comprábamos mucho en Asturias, pero con el tiempo dejamos de hacerlo porque nos quedamos sin proveedores. Fíjate que, en mi época, cuando yo era joven, había hasta 21 fábricas de muebles en la región, y ahora ya no queda ninguna. Por eso tuvimos que empezar a adquirir prácticamente todo —salvo la tapicería— fuera de la región: en Valencia, Murcia, el País Vasco o La Rioja. También acudíamos a ferias del sector, como las de Zaragoza, Valencia o Madrid, para conocer nuevos proveedores», cuenta.

En este punto, Tomás lamenta que ya no queden casi fábricas de muebles en nuestro país. Y es que la llegada de grandes superficies como IKEA marcó un antes y un después en el sector. Muchos talleres de carpintería al no poder competir con los precios y el modelo de negocio de estas multinacionales no les quedó más remedio que cerrar. Lo mismo pasó y sigue pasando con las tiendas que son punto de venta de mobiliario y productos de descanso. Al ser incapaces de mantener los márgenes de beneficio se ven abocadas a bajar sus persianas para siempre.

Que Muebles Fini haya cumplido 75 años es, en parte, gracias también a la atención que se ofrece en esta tienda de Oviedo. «Siempre hemos tratado muy bien a nuestros clientes porque al final este tipo de negocios funcionan por el boca a boca», asegura Tomás, quien en todo este tiempo al frente del negocio ha atendido gente de la capital pero también de otros puntos de Asturias. Además, en más de una ocasión, ha despachado a la misma persona porque para muchos individuos es «un negocio de confianza».

Esa confianza es mutua. «Al principio hasta dejábamos pagar a nuestros clientes a plazos», asegura Tomás. Sin embargo, como con el tiempo la situación económica en nuestro país se volvió cada vez más inestable, se vio obligado a cobrar al contado. Hoy en día ya no te puedes fiar de nadie. Por eso, ahora, si alguien se quiere llevar un mueble o bien paga con efectivo o con tarjeta pero ya no financio. Y eso que nunca tuvimos ningún pufo, pero por si acaso», reconoce.

En el momento que colgó el cartel de «Liquidación total de existencias por jubilación», la noticia cayó como un jarro de agua fría entres su clientes. «Me dicen que qué van a hacer ahora, qué a dónde van a ir a comprar, pero claro yo ya llevo 60 años trabajando y creo que ya está bien», cuenta Tomás, a quien por supuesto le da pena tener que despedirse de los que son ya sus amigos. Tiene hasta el 31 de mayo para hacerlo, mientras da salida a los productos que le quedan.

«Tengo para servir hasta septiembre pero lo dejo en mayo porque sí la gente confía en mí pero es que los fabricantes tardan ahora dos meses en entregar la mercancía y yo no puedo seguir alargando más la jubilación», confiesa. A partir de junio podrá ya empezar a disfrutar de su merecido descanso. «Tengo una finca en Valencia de Don Juan , así que aprovecharé para ir para allí», dice el entreguino, que al acabar su carrera profesional pondrá punto y final a la historia de un comercio de los de toda la vida