La soprano que da vida a las calles de Oviedo: «Mucha gente se detiene a oírme con mucho cariño»
LA VOZ DE OVIEDO
La venezolana Ángeles Rojas consigue llenar el alma de aquellas personas que pasean por el casco histórico de la ciudad. Regala su talento a cambio de unas pequeñas limosnas, ya que como asegura, «la vida del músico es bastante dura»
22 ago 2024 . Actualizado a las 09:33 h.¿Cómo te imaginas a una soprano? Lo más probable es que se te haya venido a la mente la imagen de una mujer, con un elegante y largo vestido negro, subida a un escenario con cortinas rojas de terciopelo cayendo majestuosamente a sus espaldas. Si has visualizado de esta manera la figura de esta artista que puede alcanzar altas notas con su voz no has estado en nada desencaminado. Por eso, seguro que te sorprende que haya cantantes con un registro vocal agudo que en vez de actuar sobre las tablas de un teatro lo hagan en el propio pavimento de una ciudad. Es el caso de Ángeles Rojas. Esta venezolana inunda de emoción las calles de Oviedo, donde su talento se mezcla con los sonidos más cotidianos.
Con su imponente voz, la artista latinoamericana consigue llenar el alma de aquellas personas que pasean por el casco histórico de la ciudad. Suele actuar a los pies de la puerta de Cimadevilla, donde decenas de ovetenses y visitantes se aglutinan para escuchar plácidamente sus enérgicas y sentidas canciones. No es ni siquiera necesario estar cerca de ella para disfrutar de sus impresionantes actuaciones. Con su poderoso tono consigue llevar su música a cualquier rincón de la calle, colmando de sentimiento el ambiente de un Oviedo que, día tras días, se rinde ante su talento.
Por sorprendente que parezca, Ángeles nunca se había sentido atraída por la música clásica. O por lo menos no era algo que le apasionase demasiado. De pequeña sí que soñaba con dirigir una orquesta, pero jamás se había imaginado formar activamente parte de una. Y eso que su madre y sus tíos eran músicos. No fue hasta que cumplió once años cuando la venezolana empezó a cantar en un coro de su localidad natal, pero eso no quitaba que en su mente todavía rondase la idea de estudiar dirección coral.
Cuando tuvo la oportunidad de entrar a la Universidad pública de Caracas no le quedó más remedio que estudiar canto lírico, era la única formación a la que podía tener acceso. «Como solo eran dos años pensaba que una vez acabase me metería a dirección coral», cuenta. Pero, para su sorpresa, poco a poco le fue cogiendo «cariño» a todo lo relacionado con interpretar música clásica hasta el punto de querer cantar en una orquesta. Al poco tiempo consiguió una beca para seguir formándose en la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Sin pensarlo ni un segundo, Ángeles hizo la maleta y puso rumbo a Madrid.
Después de varios años dando a conocer su talento por la capital de España, la venezolana decidió presentarse a las audiciones del Coro Titular de la Ópera de Oviedo. Tras superar las correspondientes pruebas, pasó a formar parte de la histórica agrupación ovetense. «Cuando llegué no me pude sentir más acogida. Desde el segundo uno la gente fue muy receptiva y es que se hace mucha camaradería», asegura Ángeles, quien entrena su voz «todos los días». Pero como no siempre es convocada para poner voz a algunas actuaciones para poder ganarse la vida regala su talento a cambio de unas pequeñas limosnas.
«La vida del músico es bastante dura. Yo en verdad soy solista y como no tengo la suerte de que me llamen con tanta frecuencia para actuar como solista, pues tengo que apañármelas para ganar dinero, porque claro, tengo que pagar el arriendo, los servicios...», confiesa la soprano. Cantar en la calle le permite también darse a conocer además tener un contacto más cercano con el público. «Mucha gente se detiene a oírme con mucho cariño», señala agradecida.
No obstante, como pasa con todo en la vida, hay personas a quienes la maldad les apodera. «Aparte de que pasen y ni siquiera me presten atención es que hay veces que hasta me gritan», lamenta Ángeles, quien por cantar en la calle ha recibido ciertas amenazas. «Me he tenido que enfrentar ya a gente que pide. Y como me pongo en ciertos sitios, que son los únicos lugares en los que tengo permiso para hacerlo, me gritan o me agreden verbalmente, por decirlo de alguna manera», confiesa, antes de señalar que eso en un teatro «no pasa». «Como la gente va para ver eso, pues están en todo momento pendientes. Es otra energía. Por eso, evidentemente en un escenario me siento más cómoda», confiesa.
Para inundar de energía las calles de Oviedo y acabar así con las malas vibras sus pequeñas actuaciones están cargadas de sentimientos. En el repertorio no faltan grandes clásicos como el Ave María de Schubert o el Brindis de La Traviata. «Como no todo el mundo sabe lo que es ópera trancada lo que hago es cantar canciones que para el oído son conocidas o muy llevaderas. Así, la gente disfruta más y el momento se hace más ameno porque cuando las personas conocen la música es como si la sintieran, la cantan y la viven».
Además de cantar, ayuda a las personas a perfeccionar su talento musical. Imparte clases particulares de canto popular y adapta las sesiones a la necesidad del alumno. «Si por ejemplo quiere mejor la técnica vocal pues me centro más en eso. Yo lo que pretendo es que adquiera el conocimiento de una manera que lo pueda entender mejor», explica la soprano, quien es testigo de cómo la música clásica genera adeptos en la juventud asturiana. «Conozco muchos jóvenes que están fascinados con el tema del canto lírico», confiesa
A su juicio que la ópera no sea tan popular como pueden ser otros registros musicales es porque es «poco escuchada o más bien poco difundida». Es por este motivo que a su parecer el hecho de cantar en la calle música clásica es «una buena forma de acercar el canto lírico a la sociedad». «Mucha gente me ha dado las gracias por cantar en la calle. Me dicen que nunca han podido ir a la ópera, aunque les hubiese gustado, o que ni siquiera nunca lo habían escuchado», cuenta Ángeles, quien seguirá regalando e inundando las calles de Oviedo de su talento.