Los perros del albergue de animales de Oviedo que nadie quiere: «Son candidatos a morirse aquí»
LA VOZ DE OVIEDO
Por su edad, tamaño o raza suelen pasar desapercibidos ante los ojos de quienes quieren dar una segunda oportunidad a estos peludos de cuatro patas. Dadas sus situaciones particulares llevan años esperando una nueva familia, algunos incluso han pasado ya más de la mitad de su vida en estas instalaciones
20 ene 2024 . Actualizado a las 09:33 h.El abandono de los animales de compañía sigue siendo una asignatura pendiente en España. Mientras que se crean políticas para erradicar esta situación, albergues y protectoras acogen en sus instalaciones a estos peludos de cuatro patas para evitar que pasen el resto de sus vidas en la calle. Gracias a la labor de estas entidades, la gran mayoría de los perros y gatos desahuciados suelen encontrar en cuestión de semanas un nuevo hogar. Sin embargo, los hay que llevan años buscando una familia que los adopte.
Por su edad, tamaño o raza suelen pasar desapercibidos ante los ojos de quienes quieren dar una segunda oportunidad a estos animales a los que, por desgracia, la vida no les ha tratado nada bien. En Oviedo, son varios los perros del albergue de animales de La Bolgachina que nadie quiere. Algunos de ellos, de hecho, llevan más tiempo en las instalaciones que lo que han estado en la calle. Y teniendo en cuenta la esperanza de vida de estos animales, «son candidatos a pasar aquí el resto de su vida y morirse en el albergue», tal y como asegura la responsable del centro Alejandra Mier.
Aunque estos perros no acaban de encontrar «su media naranja», dadas sus situaciones particulares, sus historias conmueven a cualquiera. Si hablamos de Daniel, su caso es el que más sentimientos de tristeza genera. «Yo tengo incluso el corazón partido», reconoce la gestora del albergue municipal de animales de la capital asturiana. Este peludo de cuatro patas entró por primera vez a este refugio ovetense con tan solo 13 meses de edad. Fue en diciembre del 2018 y desde entonces se pasa los días esperando que alguien lo adopte.
No es un perro problemático, es más, «es muy cariñoso con las personas». Además no le cuesta nada socializar con otros perros. Pero como su raza está catalogada como peligrosa y, por tanto, se necesita una correspondiente licencia para hacerse cargo de sus cuidados esto suele echar para atrás a aquellas personas interesadas en acoger al mejor amigo del hombre.
También Luján lleva buena parte de su vida alojada en el albergue de animales de Oviedo. Tiene nueve años y seis de ellos se los ha pasado en una perrera de este centro. Como no le gusta nada jugar y relacionarse con otros perros, «puntualmente puede haber uno que le caiga bien», es requisito indispensable que la familia que la adopte no tenga ningún otro cánido más. Esto ya limita mucho y sumado a que también es una perra potencialmente peligrosa, por el momento, no hay nadie que la quiera.
Cándido es otro de los perros que no consigue que nadie le de una segunda oportunidad. Es, además, el más veterano del centro. Entró en enero del 2018 en el albergue, por aquel entonces tenía dos años, y 72 meses después, es decir, seis años, sigue a la espera de encontrar un nuevo hogar. Pero no le resulta nada fácil enamorar a cualquiera, puesto que sus circunstancias personales hacen que descarten su adopción.
Sufre hipotiroidismo. Esto implica que tenga que tomarse un tratamiento de por vida, además de realizar las correspondientes revisiones periódicas. Y por si fuera poco, para él estar en contacto con otros cánidos es un castigo. Es además un perro potencialmente peligroso, motivo por el cual «es muy difícil encontrarle una familia».
Pasos para conseguir la licencia PPP
Que una raza esté catalogada como potencialmente peligrosa no quiere decir que este no pueda convertirse en un fiel amigo. Dada su fisionomía y carácter se requiere una licencia PPP, un permiso cuyo trámite es «muy sencillo». «Tan solo hay que pasar un examen psicotécnico, que se puede hacer donde se realizan los que se necesitan para el carné de conducir y te lleva 20 minutos». En estos casos, es necesario además expedir un seguro de responsabilidad civil, una póliza que «según la nueva ley de bienestar animal más pronto que tarde será obligatoria para cualquier perro».
Estos papeles del psicotécnico y del seguro deben presentarse en el Ayuntamiento donde se esté empadronado, junto con la documentación relativa al perro que es proporcionada por el propio albergue. Una vez presentados todos los resguardos, «hay que esperar unos días para que te den la licencia». «En 15 días como mucho suelen expedirse», asegura Alejandra Mier, antes de lamentar que a pesar de ser un trámite sencillo, «el desconocimiento echa a la gente para atrás».
Cabe recordar que todos los animales que se dan en adopción cuentan con chip, están desparasitados y esterilizados. Evidentemente, tienen también la cartilla de vacunación al día. Quien esté interesado en acogerlos en su hogar tampoco tiene que realizar ningún desembolso económico, dado que todos los gastos derivados de la adopción son costeados por el Ayuntamiento de Oviedo.
¿Qué hay que hacer entonces para adoptar un animal?
El trámite es muy simple, solo hay que rellenar un formulario y concertar una visita con el Albergue de Animales de Oviedo. Es posible contactar con la entidad a través del siguiente número de teléfono 611 005 386, en horario de lunes a domingo de 9.00 a 17.00 horas. Atienden también por el WhatsApp y si se prefiere se les puede enviar un correo electrónico a albergueanimalesoviedo@gmail.com
Cuando el Albergue de Animales de Oviedo recoge a un animal abandonado debe esperar ocho días hábiles para ver si aparece su propietario. Transcurrido ese tiempo, el perro es declarado como abandonado y se procede a buscarle un nuevo hogar. Si se trata de un cánido pequeño, sociable y sin ningún tipo de problema de salud, en menos de 48 horas suelen encontrarle una nueva familia. «Tenemos muchísimos perros que no están aquí ni un mes», asegura Alejandra.
En cambio, aquellos cuyas razas son catalogadas como potencialmente peligrosas, tienen ya cierta edad o padecen alguna enfermedad «pasan aquí años y paños». «Es un milagro que salga alguno. Estos perros son candidatos a pasarse aquí el resto de su vida y morirse en el albergue», insiste la responsable del centro, que ansía con todas sus fuerzas que aparezcan personas en darles una oportunidad a estos peludos de cuatro patas.
«El albergue no tiene esa calidez que puede tener un hogar»
Aunque en el Albergue se les proporciona todo tipo de cuidados, «al final esto es como un orfanato o una cárcel». «Se trata de espacios en los que tienes médico, alimentación, cama… es decir, las necesidad físicas están cubiertas, pero las emocionales no. Por muy atentas y cuidadosas que sean las cuidadoras, los perros no se sienten parte de una familia. El tener a alguien que se preocupe todo el rato por él, de que si no le apetece comer en ese momento puede hacerlo más tarde, el tener digamos una atención más personalizada porque al final aquí en el centro es todo más sistemático».
En este tipo de centros «hay demasiados animales como para darles el trato que les da una familia en su casa». Además el albergue no tiene «esa calidez que puede tener un hogar» y cuando hablamos de animales mayores, con cierta edad, es un aspecto muy importante, «el que puedan tener una cama calentita al lado del radiador». Aunque «no se puede humanizar a los animales» estos también sienten y sufren los achaques propios de la edad. Por eso es fundamental, que lo que les resta de vida lo pasen con la mayor calidad posible.