De los pinchos «revitalizantes» de La Maniega a los «duros» en el Badulake: el Rosal se adelantó al «tardeo» en Oviedo

Cristina Centeno
Cristina Centeno REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Imagen antigua de la calle del Rosal, en la zona de La Maniega.
Imagen antigua de la calle del Rosal, en la zona de La Maniega.

Los lectores de La Voz de Asturias recuerdan la zona «siempre llena» y guardan un sinfín de recuerdos en los locales de la calle y hasta en sus aceras: «Es una pena que ahora esté sin vida»

01 oct 2023 . Actualizado a las 09:55 h.

La palabra tardeo se puso de moda cuando la pandemia obligó a cambiar el modelo de ocio. Las tardes empezaron entonces a ganar terreno a las madrugadas en la escasa diversión que en esos momentos estaba permitida. Y pese a que puede ser un término reciente, eso de salir en horario vespertino no es cosa del coronavirus. Que se lo digan si no a las miles de personas que durante varias décadas frecuentaron la calle del Rosal de Oviedo. Una zona repleta de bares que fue punto de referencia para muchas generaciones y que vive en el recuerdo de quienes pasaron allí sus primeros años de juventud, aunque «es una pena que ahora esté sin vida».

Para recordar aquellos tiempos, La Voz de Asturias invitó a sus lectores a tirar de memoria y contar cuáles fueron sus locales favoritos y sus mejores momentos en el Rosal, una vía que se quedaba pequeña cada tarde de sábado. Y aunque cada uno tiene su bar de referencia en función de la década en la que salieron, hay quien se queda con el ambiente de la zona en general. «Lo mejor era el ambiente, todo Oviedo estaba en el Rosal y te movías de bar en bar con tus amigos», rememora Avelino. En los 80, como él, frecuentaba también la zona Alfredo, quien recuerda que «la cantidad de gente obligaba a cortar la calle al tráfico». Además, dice Mercedes que «no hacía falta quedar con nadie, simplemente ibas y allí estaban todos». Ella salió en los 90 y evoca «las tardes enteras de cervezas en la acera».

Susana lo hizo una década después, a principios de los 2000, pero el ambiente seguía siendo el mismo: «Era maravilloso llegar y ver la calle abarrotada de gente cada sábado, se hacía ya vida social ahí, todo el mundo era conocido». Muchos de nuestros lectores guardan «muchos recuerdos» del Rosal, un verdadero «punto de encuentro» para todos los ovetenses que vivieron sus décadas de esplendor. Por eso «es una pena que ahora esté sin vida», lamenta Marta. 

Antes de la oleada de cierres, la oferta hostelera era amplísima y se contaban varias decenas de bares abiertos de manera simultánea, tanto en la propia calle como en Cabo Noval y Pérez de la Sala, en las inmediaciones. Muchos aseguran haber encontrado a su pareja en una tarde o noche de fiesta en el Rosal y otros crearon entre cervezas y calimochos el que hoy es su grupo de amigos, algo que sí ha logrado sobrevivir al paso del tiempo. Desde los años 80 hasta bien avanzada la década de 2010 la zona fue frecuentada por miles de jóvenes que pasaban allí sus tardes de fin de semana, en muchos casos antes de continuar la fiesta en el Antiguo

La Maniega, uno de los locales más recordados que lleva años cerrado pero aún conserva los rótulos.
La Maniega, uno de los locales más recordados que lleva años cerrado pero aún conserva los rótulos. GOOGLE MAPS

Entre la extensa nómina de locales algunos se repiten con especial frecuencia entre nuestros lectores. Uno de ellos es La Maniega, una cervecería cuyo local a día de hoy solo conserva los rótulos. Alberto recuerda «los pinchos revitalizantes», al igual que Carmen: «Esos maravillosos pinchos de pollo con una cañita que te daban gasolina para empezar la fiesta nocturna». Además de esos pequeños bocadillos que servían de tentempié, otros lectores de La Voz añoran «la buena música» o «las tardes echando un duro» en este local. Quienes salieron en las décadas de los 80 y los 90 tenían este bar como una de las referencias junto a nombres como La Fontana, Mc Beal, Paul y Cia, Mare Nostrum, La Imprenta, El cuentu la buena pipa, el Casablanca, el Puzzle, la Jet o La Misión, entre otros. 

Ya rebasado el año 2000, la mayoría de los participantes en esta encuesta tienen un claro favorito: el Badulake. Abrió en 2002 y cerró poco antes de la pandemia, marcando el ocio de toda una generación de ovetenses. Para Miguel era «el mejor bar de la zona y de Oviedo», en el que «jugar un duro y pasar muchas risas con los amigos y con mucha más gente, ya que es un local enorme», por eso considera «una pena que las actuales generaciones no puedan tenerlo». Fue durante años el punto de encuentro donde los grupos de jóvenes quedaban para iniciar la noche.

«Cientos de jóvenes quedábamos a las 5 en la Gorda para luego dirigirnos al mítico Badulake para echar un duro con litros y litros de calimocho y acabar en la Jet con sus eventos y sus fiestas. El día que recogías las notas de clase no faltaba tampoco quedar por la mañana para empezar ese duro y celebrar los suspensos o aprobados, cualquier excusa era buena para estar en esa calle», cuenta Víctor, que frecuentó la zona sobre el año 2008. 

El Badulake, local de copas en Oviedo
El Badulake, local de copas en Oviedo

En la misma línea van los recuerdos de Carlos, quien rememora «aquellas fantásticas tardes-noches en el Badulake jugando al famoso duro en un local a rebosar y nuestro barril de calimocho con Jägger, cada fin de semana sin fallo». Porque en el «Badu», como lo recuerdan muchos de nuestros lectores, era común pedir barriles de calimocho para consumirlos en grupo mientras la diversión llegaba con alguno de esos juegos de beber.

La Comisaría, Sabana, el Chema, Chiribi, el Dolce, el Chaston o el Tiovivo son otros de los nombres más recordados de una zona de Oviedo en la que convivieron durante décadas todos los estilos musicales posibles y sus correspondientes seguidores en «un ambiente extraordinario» en el que no faltaban «las ganas de relacionarse y salir a todas horas, pero sin conflictos». «Era el tardeo ideal», resume Ana.