La Real se corona como el «templo» de la fiesta en Oviedo: «Era como si estuvieras en Ibiza»
LA VOZ DE OVIEDO
Los lectores de La Voz de Asturias eligen la ya clausurada discoteca de la calle Cervantes como referente de la noche ovetense y recuerdan «millones de historias y cosas vividas» entre sus paredes
07 may 2023 . Actualizado a las 10:31 h.La Real fue el «templo» de la noche ovetense. Ese es el calificativo que eligen muchos lectores de La Voz de Asturias, que guardan en la discoteca de la calle Cervantes sus mejores recuerdos de juventud. Lleva cerrada desde la Nochevieja del 2005, pero el paso del tiempo no ha borrado la memoria de quienes vivieron sus grandes fiestas. Abierta por los hermanos Luis y Alfonso Ibáñez y su primo Julián Marcos a mediados de los años 80, se convirtió en la siguiente década en una «catedral» de la música electrónica.
Hay noches imborrables, amistades que aún perduran y amores que surgieron entre aquellas paredes. Muchos descubrieron el tecno en La Real, «la madre de todas las discotecas del momento», según recuerda Encarnación desde Aller. Porque la sala de fiesta no solo fue un referente para Oviedo, lo fue para toda Asturias e incluso para España. A sus fiestas llegó gente de todo el país, sobre todo de la zona noroeste.
Los mejores disyóqueis del momento pincharon en la sala de la calle Cervantes, por donde también pasaron grandes nombres de la música como Iggy Pop o Los Ramones. «Fue la leche aquello», cuenta Juan Carlos desde Llanes haciendo referencia al concierto de la banda estadounidense. Para muchos de los lectores que han respondido al cuestionario de La Voz de Asturias, en La Real todo fueron «buenos recuerdos de juventud», como celebra Azucena. Hubo quien descubrió allí el tecno, el house o la música dance, estilos a los que dedicaba sus sesiones de tarde y noche. Atravesar sus puertas era «entrar en otro mundo», relata Frana al destacar el «buen rollo» de sus fiestas. «Era muy moderna para aquella época», cuenta también Antonio, cuya mayoría de edad coincidió con la efervescencia de la discoteca.
Fueron miles las personas que pasaron por allí y también muchos recuerdan su trabajo en el local. Es el caso del ovetense José Luis Delgado, quien fue disyóquey residente en la discoteca y estuvo vinculado a ella durante «sus 20 años de existencia». «Empecé a ir muy joven en sesiones de tarde, éramos un equipo de colaboradores y relaciones públicas increíble, tengo recuerdos muy gratos», confiesa antes de asegurar que allí comenzó «la profesión de DJ, marca de la casa». Óliver también pinchó en los años 90 en La Real, de donde se llevó «muchos amigos».
Surgieron amistades y también bonitas historias de amor, como la que cuenta Conchy Caso. Era una habitual de los domingos: «El sábado tenía que quedar con mi abuela, mis padres iban al pueblo y mi hermana trabajaba. Allí conocí al que hoy es mi marido hace 28 años y llevamos casi 20 casados, así que puedo decir que allí conocí al amor de mi vida». También la canguesa Marga González conoció en La Real a quien hoy es su marido. Iba con amigas y recuerda que vivía muy cerca de la discoteca, por lo que a veces madrugaba «a las cuatro de la mañana» para ir porque «no había ambiente hasta esa hora». También allí, Enrique vivió «hermosos e inolvidables momentos» con su entonces novia y Keka recuerda sus «primeros amores».
«Recuerdo fines y fines de semana de estar casi cuatro horas bailando, desde que entraba hasta la hora de salir, corriendo para llegar a tiempo a casa, por querer bailar otro tema más», rememora la ovetense Irene. Porque estar en La Real era «como si estuvieras en Ibiza», porque fue una de las grandes discotecas de toda España dentro de aquella «Ruta del Bakalao» que explotó en los 90 y marcó a una generación entera.
La discoteca, de la que hoy no queda nada, estaba formada por varias salas en las que los disyóqueis pinchaban diferentes tipos de música. Eran el club, la sala y el garaje, recuerda Nuria, quien empezó a ir a la sesión de menores con 17 años y guarda «millones de historias y cosas vividas» en su memoria. «Solo la pude disfrutar cinco años, pero volvería a esos años sin dudarlo», confiesa.
Entre los muchos lectores que han compartido con La Voz de Asturias sus recuerdos en La Real, los hay llegados de fuera del Principado, puesto que la fama de esta discoteca se extendió rápidamente por otras provincias. Las limítrofes, como León, llegaron a contar con servicio de autobús cada fin de semana para venir a Oviedo de fiesta. Jesús David García acudía «todos los fines de semana que podía» desde Valladolid, porque «La Real nunca defraudaba». Julio y Sonia viajaron desde Palencia en varias ocasiones para disfrutar de una discoteca que «era única en España, era magia, entrabas y todo cambiaba, desprendía una felicidad y un buen rollo que no se puede describir, era única». También desde Zamora o Lugo llegaban jóvenes cada fin de semana con ganas de fiesta en el «templo del tecno». «No solo era mi favorita de Oviedo, era de España y he estado en muchas», subraya Francisco Olano desde Burgos.
«Cada fin de semana aquello era como una gran familia unida por y para la música», concluye Nuria. Son tantos los recuerdos que ovetenses, asturianos y vecinos de otras zonas tienen de su juventud en La Real que muchos aseguran no poder elegir uno solo. Sin embargo, un buen número de lectores recuerda con especial cariño la última noche. «Mi mejor recuerdo es el cierre, emotivo y doloroso», recuerda Lalo, colaborador y cliente asiduo. La Nochevieja de 2005 los disyóqueis más conocidos participaron en aquella gran fiesta que acabaría en la clausura sin vuelta atrás del mítico local. Sara también tiene «grabada» aquella despedida entre sus muchos recuerdos en La Real.
Anécdotas entre sus paredes hay «para escribir un libro» y por eso muchos lamentan que en la actualidad no exista nada parecido. Para los que disfrutaron de La Real, la discoteca está grabada a fuego en su memoria, pues allí vivieron «momentos de felicidad para recordar toda la vida».