El ovetense que triunfa en Punta Cana con sus cachopos: «A los americanos les encanta»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Jorge Arias (en el medio) posa junto con dos de sus camareros. El ovetense sirve en su restaurante El Asturias el mejor cachopo de República Dominicana
Jorge Arias (en el medio) posa junto con dos de sus camareros. El ovetense sirve en su restaurante El Asturias el mejor cachopo de República Dominicana

El restaurante de este vecino de Vallobín se ha convertido en un referente en República Dominicana. La comida asturiana es su seña de identidad

03 sep 2023 . Actualizado a las 18:30 h.

Emprender no es tarea sencilla. Aparte de todos los trámites administrativos que hay que hacer, eso sin tener en cuenta lo lento que funciona la burocracia, se requiere de cierta cantidad de dinero. A esto hay que sumarle la incertidumbre y el miedo que ronda por la cabeza de quienes quieran poner en marcha un negocio, puesto que no saben si este funcionará. No obstante, como bien dice el refrán «quien no arriesga, no gana». Y si no, que se lo pregunten a Jorge Arias. El ovetense, ni corto ni perezoso, decidió abrir a 8.000 kilómetros de su ciudad natal, en la ciudad dominicana de Punta Cana, y en plena pandemia, un restaurante que se ha convertido en un auténtico éxito.

Así luce el restaurante El Asturias, el establecimiento hostelero regentado por el ovetense Jorge Arias en Punta Cana
Así luce el restaurante El Asturias, el establecimiento hostelero regentado por el ovetense Jorge Arias en Punta Cana

Lleva por nombre El Asturias y de todos los establecimientos hosteleros que sirven comida española en Bávaro, en Punta Cana, es todo un referente. Así lo asegura Jorge Arias, quien llegó al país americano hace ya más de dos décadas. «En el año 2000, tras quedarme sin empleo después de estar dos años encadenando contratos como recepcionista de hotel en las Islas Canarias, decidí venir a República Dominicana para pasar tres meses de vacaciones», cuenta. A priori, iba a ser un viaje de desconexión, pero terminó siendo el punto de inflexión que cambió para siempre el rumbo de la vida de este vecino de Vallobín.

A las pocas semanas de haber aterrizado en el Caribe, mientras se estaba tomando unas copas, Jorge Arias entabló una «agradable» conversación con un señor que andaba por el local. «Me preguntó de qué me ganaba la vida, a lo que le respondí que de recepcionista. Inmediatamente, me dio una tarjeta de visita para que me pasara por allí al día siguiente», narra. La sorpresa fue mayúscula cuando se enteró de que ese hombre era el director de compras en República Dominicana de una cadena hotelera. Motivo por el cual decidió acudir a la cita.

«Me ofreció ser el jefe de compras de un hotel. Y teniendo en cuenta que en España estaba ganando 90.000 pesetas al mes y en este empleo iba a cobrar 1.500 euros al mes, es decir, unas 250.000 pesetas, no lo dudé ni un segundo», asegura el ovetense, quien a partir de ese momento decidió mudarse al país americano. «Fui enlazando trabajos en diferentes cadenas hoteleras y de supermercados hasta el 2013, cuando decidí montar una empresa que vendía alimentos a los hoteles. Pero llegó la pandemia y se la llevó por delante», relata.

Aunque su fuente de ingresos se vio mermada, Jorge Arias consiguió sortear la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus debido a la farmacia que años antes había comprado junto con su mujer. «Aquí, al ser un país del segundo mundo, no hubo ningún tipo de ayudas, a diferencia de en España», resalta antes de contar que también otros negocios tuvieron que bajar sus persianas, como el restaurante que estaba al lado de su botica. Este se traspasaba «a un precio absolutamente ridículo» y, como el ovetense nunca antes había regentado un negocio de estas características, determinó coger las riendas del mismo.

Algunos de los platos que se sirven en El Asturias. A la izquierda, chupa-chups de chorizo; a la derecha, calamar relleno con salsa de cabrales
Algunos de los platos que se sirven en El Asturias. A la izquierda, chupa-chups de chorizo; a la derecha, calamar relleno con salsa de cabrales

«Decidí que iba a ofrecer comida asturiana y lo llamé El Asturias. Fue un auténtico petardazo porque éramos el único restaurante abierto durante la pandemia en Bávaro», resalta no sin antes contextualizar que la crisis sanitaria no se vivió de igual modo que en España. «Aquí el toque de queda gordo era de cinco de la noche a cinco de la mañana, el resto del día podías hacer lo que querías. Además, como esta zona es prácticamente turística, de una población que habitualmente son 7.000-8.000 personas nos quedamos unas 2.000. Para que me entiendas, en toda la pandemia yo solo usé tres mascarillas, porque aquí no las utilizamos. No por irresponsabilidad, sino porque era imposible cruzarse con nadie; la persona más cercana a ti estaba a 500 metros».

El Asturias, más que un restaurante, es una casa de comidas. «Aquí la gente viene a comer nuestros platos que son todos caseros. Es más, el 80% de nuestro menú es lo que nuestras madres nos preparaban para comer en casa», destaca. Y es que si te paras a leer la carta, entre las elaboraciones no faltan los garbanzos, las lentejas con chorizo, los espaguetis a la boloñesa, las albóndigas o las pechugas de pollo al ajillo.

Eso sin contar los platos típicos asturianos que prepara, como el pote, los tortos con picadillo, el chorizo a la sidra o los escalopines al cabrales, por señalar algunos. De todos ellos, el cachopo se ha consolidado como el rey. «En temporada baja vendemos 10 o 12 al día, mientras que en la alta que va desde diciembre hasta Semana Santa podemos dar salida hasta 30 diarios», detalla Jorge Arias, quien confiesa que «a las personas que más le gusta el cachopo son los americanos. Por muy extraño que parezca les encanta».

El cachopo es el plato estrella del bar El Asturias
El cachopo es el plato estrella del bar El Asturias

Normal que les encante, es un cachopo de premio. «Cuando comencé a preparar este plato típico asturiano un primo mío me dijo que me presentase al concurso del mejor cachopo del mundo. Le dije que ni de coña. Pero, por su cuenta, decidió llamar a la Guía del Cachopo y contarles lo que estaba haciendo. De repente, un día me llamó Nacho Gancedo, el organizador del campeonato, y tras hablar con él me dijo que venía a Punta Cana para ver mi restaurante. Cuando probó el cachopo me dijo que estaba muy bueno. Me reconoció que en España no ganaría el premio, pero sí que estaría entre el 20% de los mejores, porque hacer un cachopo a 8.000 kilómetros de distancia tiene muchísimo mérito».

Por estos motivos, en el año 2021, recibió «el premio al mejor cachopo de República Dominicana». «Colgué la noticia de que había conseguido este reconocimiento por todos los grupos de españoles de este país. A partir de ese momento, pasamos de vender cinco cachopos diarios a que a las cocineras se les cayesen las manos de preparar este plato típico asturiano. Fue algo espectacular, no había forma de entenderlo», recuerda.

En cuanto a la reina de la carta del restaurante El Asturias es «sin duda» la fabada. «Y eso que aquí estamos siempre a más de 30 grados», resalta Jorge Arias, quien utiliza alubias blancas para preparar este plato típico asturiano. «No uso fabas porque aquí no las hay y las pocas que hay vienen en paquetes como los que te venden en el aeropuerto a precio de oro». En cuanto al compango, «te preguntarás también que de dónde saco el chorizo y la morcilla de Noreña. Pues, no es que lo saque, es que tengo hasta cinco marcas a elegir», asevera.

Un camarero escancia un culete de sidra
Un camarero escancia un culete de sidra PACO RODRÍGUEZ

Además, como buen asturiano, Jorge Arias sirve en su restaurante sidra. «No la tenemos durante todo el año porque aquí aparece y desaparece. Prácticamente en condiciones normales no vendemos ni una botella. Ahora bien, como estén todas las mesas llenas y venga alguien y pida una, ya está liada. En el momento que escanciamos el primer culín, todos los comensales se giran a mirarnos y a preguntarnos que qué estamos haciendo. Eso de que alguien eche la bebida con la botella arriba y el vaso abajo les llama la atención porque nunca antes lo habían visto. Entonces a partir de ahí todo el mundo quiere probar. Ya puedes tener mucha sidra, que ya te quedaste sin ninguna».

Una clientela que siempre sale «encantada»

La mayoría de las personas que acuden al restaurante de este ovetense son turistas. «También vienen muchos españoles, pero solo los que viven aquí, porque los que están de vacaciones suelen coger un todo incluido y entonces no salen del hotel», precisa Jorge Arias. De la misma manera, en el momento en el que un compatriota se muda a Punta Cana y se entera de que hay un bar que se llama El Asturias «inmediatamente viene a comer». Con lo cual, «ya te cuenta su vida y automáticamente lo conectas con otros españoles para que hagan vida social entre ellos. Aparte de que vean que la zona de Bávaro no es para nada peligrosa, que es la idea con la que vienen», afirma.

Gracias a ofrecer un trato «exquisito» y servir una «excelente y deliciosa» comida, de todos los restaurantes de Bávaro que tienen más de 100 reseñas en Google, El Asturias tiene «la puntuación más alta». «La comparto con un japonés», asegura Jorge Arias, quien seguirá trabajando en la misma línea para que los clientes se vayan «encantados». Lo hará hasta que su cuerpo se lo permita, ya que «aquí no existe la jubilación».

«Quien tiene un negocio trata de ahorrar dinero para luego poder vivir. Otra cosa que hace la gente pobre de este país es tener muchos hijos para que el día de mañana les mantengan. Pero mi idea es seguir con esto y luego expandir la farmacia que tengo con mi mujer, porque el problema del restaurante es que es un trabajo presencial. Al final la gente viene buscando un asturiano, con lo cual tú tienes que estar. No vale que el bar se llame El Asturias y que esté regentado por un dominicano. Pero claro, esto es muy demandante y mi jornada laboral acaba siendo de 80 horas semanales. Entonces, seguiré unos cuantos años mientras me de el cuerpo y cuando ya no pueda más se lo pasaré a otro», asegura.

Y aunque seguirá haciendo su vida en República Dominicana, eso no significa que Jorge Arias no regrese a su tierra natal para reencontrarse con los suyos. Pero, al igual que hasta ahora, será para pasar las vacaciones. «Aunque suene feo decirlo, no voy a volver a vivir en Oviedo. Cada vez que voy me entra un bajón. La ciudad está muy envejecida, ya no queda gente joven, y además el comercio se está muriendo. Solo quedan negocios en la calle Uría, con lo que era Oviedo. Pero bueno, aquí la culpa no es solo de los políticos, sino que también parte de ella es de nosotros mismos que también nos vamos», lamenta no sin antes reconocer que Asturias permanecerá siempre en su corazón.