
El obrador, situado en el centro de la capital asturiana y que cuenta con una fiel clientela, busca nuevo dueño
21 abr 2023 . Actualizado a las 09:41 h.No cabe duda de que el pan es uno de los alimentos favoritos de todo el mundo. En Oviedo hay varios obradores que apuestan por elaborar este producto de forma artesanal dado que el resultado es de lo más exquisito. Tal es la calidad que ofrecen que alguno, incluso, se ha convertido en seña de identidad de la ciudad como es el caso del situado en el bajo número 31 de la calle Covadonga. En este local, salvo en contadas ocasiones, siempre hubo alguna que otra panadería, por supuesto con distintos nombres y dueños. En él incluso se albergó durante décadas la ya desaparecida y emblemática panadería Panis. A día de hoy el establecimiento lleva el nombre de la misma vía y es regentado por Igor Machado García, quien tras ocho años al frente del mismo ha decidido que ha llegado el momento de traspasarlo.
«Lo decidí más que nada por ser autónomo. Al estar yo solo al frente de la Panadería Covadonga y trabajar de lunes a domingo es un poco esclavo. Al fin y al cabo estoy metido aquí todo el día y no puedo hacer nada más, apenas tengo vida. Entonces quiero buscarme el pan por el otro lado», asegura Igor Machado García, antes de confesar que su cometido ya está más que cumplido. Ahora tan solo desea que alguien coja las riendas de este negocio que «lleva aquí como 70 años porque yo ya tengo visto fotos en blanco y en negro rodando por internet».
Fue en abril de 2015 cuando Igor Machado García tomó el mando de la Panadería Covadonga. Por aquel entonces llevaba un tiempo sin trabajo y, aunque nunca había estado en contacto con la industria panadera puesto que estudió empresariales, tras ver que se traspasaba el negocio no dudó ni un instante y entró al interior del mismo para preguntar. «Me puse de autónomo y hasta hoy. No sé si fue una buena o mala decisión pero lo que tenía y tengo claro es que: si algo no te sale por un lado, hay que ganarse la vida por otro», cuenta.
Desde entonces, Igor Machado García no solo ha continuado ofreciendo un pan «como el de toda la vida» que se ha convertido en un gran reclamo para los clientes, sino que además ha acercado a la población asturiana los productos estrella de la repostería cántabra. «Tengo sobaos pasiegos y quesadas de Joselín y también corbatas de Unquera», señala antes de manifestar que cuenta con otros dulces como suspiros o galletas «de todo tipo».

«Al fin y al cabo tengo una amplia variedad de productos de calidad que no puedes encontrar en un supermercado. Como no puedes competir con las grandes cadenas porque en precio siempre te ganan, lo que te queda es meter un producto que sea mejor aunque este sea más caro. Galletas de un euro las encuentras en cualquier sitio», asevera Igor Machado García.
Debido a apostar por ofrecer productos de la mejor calidad, la Panadería Covadonga cuenta con una amplia cartera de clientes dado que «la gente busca y valora los productos buenos y por tanto eso hace que siempre vuelvan», tal y como afirma el empresario, quien confiesa que al acudir todos los días y tener un trato diario con alguno de ellos se ha forjado incluso una relación de amistad. Es por ello que a la gran mayoría «les da pena» que Igor Machado García deje el negocio. Aún así, «cuando explicas por qué tomas la decisión lo comprenden».

Gracias a esos fieles consumidores el negocio «es rentable» y ha permitido a la panadería sortear las crisis que se han sucedido en los últimos tiempos. «La persona que venga después si trata bien a los clientes como se está haciendo hasta ahora puede tener por seguro que estos seguirán viniendo», aconseja. Además, al estar ubicada en un sitio «estratégico» puesto que se juntan cuatro calles comerciales (Covadonga, Palacio Valdés, Melquiádes Álvarez y San Bernabé), «aquí hay mucho movimiento que es lo que se busca en este negocio».
En este punto, Igor Macho García señala que quien esté interesado en coger las riendas de la Panadería Covadonga debe tener ganas de trabajar, «por supuesto», y contar con disponibilidad horaria, puesto que «la tienda requiere su tiempo y dedicación como todos los negocios». Mientras que aparece el relevo, el asturiano seguirá atendiendo a los clientes con su mejor sonrisa. Y en el momento que traspase el negocio, «intentaré buscar un trabajo que me de algo de libertad para vivir un poco más».
