El polifacético Edu Galán presenta en Oviedo su reciente ensayo donde analiza a la sociedad y señala como la impostura se ha convertido en un valor de mercado
29 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Edu Galán (1980, Oviedo) estará hoy junto a Sergio del Molino a las 19 horas en la biblioteca de La Granja, en el Campo San Francisco. Ambos escritores presentarán sus libros y mantendrán una charla con el público. Edu, hombre polifacético y que no sabe estar sin hacer nada, presenta «La máscara moral» (Ed. Debate), su reciente ensayo donde analiza a la sociedad y señala como la impostura se ha convertido en un valor de mercado.
-¿Por qué ha escrito este libro?
-Estaba abrumado del continuo postureo que se ha instalado y quería saber por qué ocurría esto. Todo se adereza con ese condimento moral que es hipócrita. Así que estudié el tema y de ahí el libro.
-¿Cómo convive el Edu satírico y cómico con el ensayista reflexivo?
-Bien, bien. Como a Orson Welles, y otras personas que admiro, nunca me ha gustado quedarme en un solo género. Yo he hecho de todo: producido cine, televisión, sátira, teatro, libros, documentales. Me dedico a desafiarme.
-¿La sociedad cada vez es menos nosotros y más yo?
-Totalmente, es el resultado de la evolución del mercado hacia un capitalismo individualista. Y a todo esto le sumas la masificación de las redes sociales y así estamos. Nos creemos que ciertos actos ridículos e inútiles, como lanzar una lata de tomate a un cuadro, sirven para revertir el cambio climático
-¿Se considera discípulo de Gustavo Bueno?
-Coincido muy poco con Bueno, pero la Facultad de Psicología de Oviedo está muy influida por él. No me considero discípulo porque apenas coincidimos, pero si le tengo muy leído y me enseñó a pensar.
-Dice que usamos la moral para vender nuestra imagen o nuestra mercancía. El neoliberalismo ha colocado a la persona como centro de la realidad.
-Estamos en un estado de permanente consumo, la persona en el centro. Y, además, cuando lo dices todo apoyándote en la moral hasta los actos más viles se ven justificados. Es como la ley del ‘solo sí es sí’, que es fatal, pero el Ministerio de Igualdad se excusa diciendo que es por las mujeres. Si está mal, da igual el fondo, está mal.
-El libro es un análisis certero de nuestro tiempo, nos pone frente al espejo. Pero también podría usarse como guía de conducta.
-Quedó así, pero para nada era mi fin hacer una guía ni nada por el estilo. El primero que se ha puesto frente al espejo he sido yo. Es útil para saber de lo que hay que huir y para que no te engañen, para detectar la hipocresía.
-¿Nada nos gusta más que gustar?
-Nada nos gusta más que gustar. Estos que te dicen que van en contra de la sociedad, que les da igual todo, es porque no han conseguido gustar, porque no han conseguido llegar a los demás. La aceptación e integración en el grupo es uno de los pilares de las personas para sentirse queridos y quererse.
-La moral no es una, sino varias interconectadas y encontradas ¿Cómo nos afecta esto?
-Dentro de nosotros pueden convivir diferentes morales contrapuestas, el problema surge cuando no mantenemos la coherencia o hacen que nos veamos apartados del grupo.
-¿El exhibicionismo moral no es también una manera de reafirmar nuestras ideas y creencias?
-Por supuesto. Sobre todo es que a base de reafirmarlas obtenemos el placer, más allá de la argumentación, de la aprobación y festejo del grupo.
-El populismo político, tanto derecha como izquierda, gracias a la polarización es quien más se ha beneficiado de esto.
-Sólo hay que ver el éxito de los nuevos partidos populistas (Ciudadanos, VOX y Podemos), que más bien son multinacionales de captación de voto. Cuando llegan al poder poco tienen que ver con la gestión de lo público.
-Pese a lo que puede parecer por ese exhibicionismo exacerbado el compromiso de la sociedad ha ido decayendo. Sólo hay que ver, por ejemplo, la desaparición del movimiento obrero
-Es todo muy contradictorio. El compromiso se ha devaluado, cada vez vale menos; este compromiso se ha devaluado por causas y acciones de cara a los demás, por postureo, y para mejorar nuestra conciencia, para sentirnos mejor. Y eso que creo que la sociedad ha mejorado respecto al pasado.
-El peso de las religiones ha descendido en occidente, sin embargo se está dando un proceso de sacralización de la moral.
-Es que las religiones sufren también de este postureo. Sólo hay que ver al Papa Francisco, que es un asquete intelectual, una cosa intolerable como ha cambiado el dogma por un peronismo eclesiástico.
-Rechazamos la tutela del Estado y nos entregamos a las multinacionales.
-Soy profundamente estatista, creo que el Estado es absolutamente necesario. Nadie en su sano juicio, a no ser que tengas mucha pasta, quiere el modelo norteamericano. Las multinacionales ofrecen una tutela aparentemente mucho mejor, van a hacer todo por complacerte, pero está claro que es a cambio de vender tus datos y libertad; y, a la larga, no funciona.
-¿La máscara es una herramienta para relacionarse con los demás?
-Tenemos diferentes máscaras para funcionar en nuestra vida, algunas contradictorias entre sí, y vamos intercambiándolas, en un proceso inconsciente, dependiendo del momento, el lugar y el auditorio. No hablas igual con tu madre que con un amigo, pero tampoco con tu amigo un martes que un sábado de copas. El problema ahora es que entre la vida real y la virtual usamos una infinidad de máscaras y es muy difícil mantener la coherencia.
-Decía Eduardo Arroyo que con la máscara, en la impostura, es cuando más uno es. Porque nos define más a lo que aspiramos que lo que somos.
-Estoy totalmente de acuerdo con Arroyo.
-¿Es posible despojarnos de ella?
-En la actualidad es imposible. En las civilizaciones occidentales se inculca, se enseña, a los niños a comportarse de una manera determinada, esto ya es el uso de las máscaras.
-Antes se educaba en no llamar la atención, en pasar desapercibido, y ahora todo lo contrario. ¿Por qué ese cambio? ¿Por qué esa necesidad imperiosa de atención?
-Es algo que se ha generado en la sociedad y se incrementó con la aparición de las redes sociales: la sensación de aparecer y recibir la aprobación continua para ser.
-Califica de distinción absurda la diferencia entre vida real y vida virtual.
-Así es, son diferentes planos de una misma vida. Es imposible disociarlas.
-Se está dando una epidemia de ansiedad causada por las redes sociales, y para solucionarlo, matando moscas a cañonazos, se recurre a la medicación.
-En lugar de llegar al fondo del problema y sanarlo, recurrimos a los fármacos porque es la solución más sencilla y rápida. Y no hay que olvidar que también es la que más dinero genera.
-¿El futuro será hiperconectado, virtual y dopado?
-Yo creo que, en parte, ya lo es. De lo que no estoy seguro es de lo virtual, creo que la vida real seguirá siendo importante y relevante. Pero son sólo suposiciones, en su momento veremos.
-Internet, las RRSS, vinieron a democratizar la comunicación, o así nos lo vendieron. Pero esto no ha sido así.
-Eso es falso, sólo se lo puede creer un imbécil. Las redes sociales a lo que vinieron es a maximizar los beneficios de determinadas empresas. Dan un servicio, eso es indiscutible, el beneficio empresarial está por encima de todo.
-Somos un país en el que la gente juzga de manera más severa un comentario descontextualizado en Twitter que, no sé, un plagio o defraudar a Hacienda.
-Se castiga más por proximidad emocional con el castigado que por la gravedad del delito.
-De Twitter usted sabe un rato, le han llamado de todo. ¿Cómo lo lleva?
-Yo muy bien, es que ni me molesta, bloqueo y listo. Pero hay gente que lo pasa mal. Lo que más me molesta es cuando la crítica parte de gente que está teledirigida desde un partido político.
-Me llama la atención la asociación que hacemos entre gente guapa y en forma con la moral. ¿Ser guapo te hace la vida más fácil?
-Pero es así, es así. Claro que ser guapo te hace la vida más fácil, es que los demás te ven mejor que a otros. Me llama mucho la atención la plaga de gimnasios en las ciudades, España se está denigrando, se reducen los bares, crecen los gimnasios, y en los bares menguan los licores y se multiplican las cervezas y refrescos.
-Algo que se extiende a los deportistas de élite.
-Nos los venden, a través de sus equipos de comunicación y representación, como gente impecable. Esto no es así, pero la mayoría se lo compra, sólo hay que mirar a los periodistas deportivos, esa hez y grupo de gañanes, que hacen de todo menos periodismo.
-El Mundial de Qatar, ¿qué?
-No estoy viendo nada, me repugna todo. A todos esos jeques los metería a todos en un barco y les prendería fuego. Representan todo lo que para mí está mal en la vida. Eso sí, que lo vea quien quiera, faltaría más, yo no voy a criticar a nadie por hacerlo. Yo critico a los gobiernos y federaciones que se pusieron de acuerdo, corrupción mediante, para que esto se haya llevado a cabo.
-El periodismo ya no busca su capacidad crítica, sino suscriptores y gente que haga clic, escribir para los tuyos. Pero es que esto ya no es periodismo.
-Estamos instalados en la antipolítica y el antiperiodismo, está todo muy guiado por el modelo de negocio. Los medios, más la prensa escrita, están muy débiles y se basan en la moral para reforzarse y ganar más adeptos: convertir a los lectores en una hinchada. Pero quiero romper una lanza por el periodismo, sin el que no habrían salido a la luz números casos de corrupción. No creo en esta visión populista de que los medios nos controlan, y más cuando ellos lo que quieren es tomar ellos el control.
-Aunque aquí entra en contradicción con lo que sostienen muchos columnistas: no hay que escribir para los lectores, que hay que traicionarlos.
-Mi carrera ha consistido en defraudar a la gente, dar sorpresa a los que me leen. No hay cosa más aburrida que repetirse una y otra vez, ese columnismo para aficionados donde siempre se escribe lo mismo para que los tuyos aplaudan.
-Es absurdo calificar una obra de arte por su enseñanza moral o por el comportamiento de su creador.
-Es completamente absurdo sólo calificarla por eso. Evidentemente todas las obras tienen una intención moral y los autores una vida personal, el problema no es que se hable de la moralidad de la obra, sino que solamente se hable de esto y se le carguen a la obra unos valores morales que den valor artístico a la obra.
-¿Que un actor no pueda interpretar, no sé, a un minusválido no va contra los resortes de la propia definición de actor?
-Esto es una tontería. Cuando se actúa así se busca un movimiento de marketing.
-Habla de la bebetización. Usted acaba de ser padre, ¿no le abochorna el modo de hacer negocio de algunos enseñando a sus hijos?
-Es un asco. Ojalá ese niño creciese de repente, viese lo que están haciendo sus padres y les diese lo que merecen. El exceso de fotos y exposición es muy peligroso para los niños, sufren las consecuencias de los actos de sus padres y luego vienen los problemas.
-¿Son malos tiempos para la comedia?
-Son tiempos complicados, es un momento complicado para todo aquel que haga cosas en público. Hay una extrema conservación, pacatería. Usan ciertas bromas para tratar de situarse moralmente por encima, no entienden que el código con el que juegan es el absurdo, la exageración, y el límite de los temas.
-¿Quién o quiénes son sus héroes morales?
-Nunca me han interesado los héroes morales canónicos, me interesa más la gente con claroscuros, con errores y contradicciones Los que la lían y se equivocan me han servido más para aprender.
-¿Peca Edu Galán de ese exhibicionismo moral que crítica?
-Estoy seguro de que sí, pero como trato de olvidarme de mis errores, no te sabría decir.
-¿En qué anda ahora?
-La verdad es que no paro. Estoy trabajando en una serie documental en audio. Estrené CASSETTE en SONORA sobre los chistes en cintas de cassette, me está divirtiendo mucho hacer esto. Hay que facturar.