La increíble historia del soldado Peña

G. GUITER

OVIEDO

Leoncio Peña, combatiente del frente de Oviedo y después sargento del ejército de EEUU
Leoncio Peña, combatiente del frente de Oviedo y después sargento del ejército de EEUU

Un combatiente del frente de Oviedo que se enroló como sargento de EEUU y fue condecorado dos veces en la guerra del Pacífico

23 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A lo largo de su vida, Leoncio Peña descubrió muchas cosas, pero el aburrimiento no fue una de ellas. Cómo llegó este activista vasco y soldado universal desde las trincheras asturianas hasta la reconquista del Pacífico en el ejército estadounidense es una de las muchas historias que se tejen en su biografía, ciertamente compleja.

Nacido en Bilbao en 1909, desde joven se interesó por la política. De orientación comunista, cuando empieza la guerra civil española ya pertenecía a las Juventudes Unificadas Socialistas de Euskadi. Naturalmente, se alista y lucha en varios frentes, entre ellos el de Oviedo. De hecho, el autor Peter N. Carroll en La odisea de la Brigada Abraham Lincoln: los norteamericanos en la Guerra Civil española, asegura que Leoncio Peña era asturiano, pero parece un claro error de interpretación.

Carroll cita una fuente de la oficina de Veteranos de la Brigada Abraham Lincoln (VALB en sus siglas en inglés), con la que Peña colaboró después de la guerra, y que dice que “durante la guerra había luchado contra Franco en su Asturias natal, después había escapado en una pequeña embarcación por el golfo de Vizcaya para reunirse con los republicanos en Cataluña”, pero está claro que Peña no había nacido en Asturias aunque no se puede descartar que su origen familiar sí lo fuera y de ahí la confusión.

El caso es que, según la investigación de Carroll, al terminar la guerra pasó a Francia como tantos otros refugiados y posteriormente emigró a Cuba y Haití. Otros autores creen que es en República Dominicana (la confusión vendría de la habitual identificación de antaño de este país con toda la isla de Santo Domingo, que comparte con Haití) donde fue internado en un campo de trabajo por el régimen del dictador Trujillo que, como se sabe, no sentía especial afecto por los republicanos españoles.

Tras pasar algunos años sin duda penosos, el superviviente Peña reinventa su vida y emigra como polizón al febril EEUU de 1941, es decir, justo antes de que el país entrara en la guerra mundial. Detenido e internado en la isla neoyorkina de Ellis, como todos los emigrantes irregulares de la época, un comité de refugiados españoles consigue liberarlo. Durante un año realiza diversos trabajos para sobrevivir hasta que se alista (o es alistado) en el ejército norteamericano. 

En la época no era infrecuente que extranjeros sin nacionalidad, e incluso con dudosa documentación, fueran enrolados en un ejército muy necesitado de soldados. Contaba con experiencia militar y poco material tenía que perder (salvo la vida) en esa nueva aventura, de modo que en 1942 aparece como recluta en el campamento de Fort Jackson (Carolina del sur), donde completa la instrucción. Como no hablaba muy bien inglés, se le intenta asignar a las tropas auxiliares, pero él prefiere alistarse en una unidad de combate y lo envían al 307º Regimiento de la 77ª División de Infantería. Como se observa en la fotografía superior, en el hombro de Peña, la división tiene como insignia una estatua de la Libertad.

Soldados de la 77 división, en la que luchó Peña, combaten en el golfo de Leyte en 1944
Soldados de la 77 división, en la que luchó Peña, combaten en el golfo de Leyte en 1944

No sería hasta marzo de 1944 que la división de Peña es enviada al escenario del Pacífico, donde participa en el desembarco de Guam en el mes de julio de ese año. Cuando esta batalla terminó, la 77ª fue trasladada a Leyte (Filipinas) en noviembre. Allí Peña lucharía en la bahía de Ormoc, donde fue herido, condecorado con el Corazón Púrpura y ascendido a sargento.

Una vez concluida la campaña filipina, el siguiente destino fue Okinawa, donde su compañía, la G, sufrió graves pérdidas a manos de los kamikazes japoneses. En ese lugar y ese momento en el que está Leoncio Peña, muere el famoso corresponsal Ernie Pyle (18 de abril de 1945) y él mismo resulta herido, dicen que por el ataque de un oficial japonés con su katana, y de nuevo condecorado con la Estrella de Bronce. Incluso se le concede la ciudadanía por su servicio. También allí muere su amigo Ernest Kozlowski, que había sido brigadista del batallón Lincoln en España.

Llegan las bombas atómicas y la rendición de Japón, por lo que la 77ª desembarca en Hokkaido (la más septentrional de las islas grandes del archipiélago) como fuerza de ocupación. La división abandona finalmente Japón tras unos meses, en marzo de 1946, y él regresa siendo ciudadano americano de pleno derecho.

El general MacArthur desembarca en Filipinas tras la victoria en la batalla de Leyte, en la que Peña fue condecorado
El general MacArthur desembarca en Filipinas tras la victoria en la batalla de Leyte, en la que Peña fue condecorado

Inquieto como siempre, edita un periódico antifranquista en Nueva York llamado Liberation, al tiempo que actúa como miembro del comité ejecutivo de los veteranos de la Lincoln (VALB) y escribe numerosos artículos. «Pero en 1948 desaparece y al cabo de diez años, escribe desde una cárcel de Burgos donde había sido condenado a 20 años por actividades clandestinas», cuenta Peter Carroll. En efecto, había decidido volver a España pese a los riesgos. Ya como civil, siguió trabajando por sus ideales políticos en la clandestinidad. Conocido por el seudónimo de Luis, reconstruye el Partido Comunista en Vizcaya junto a otros activistas, entre ellos José María Laso, que luego sería uno de los históricos del comunismo en Oviedo.

Contaba Laso, hijo adoptivo de Oviedo (fallecido en 2009) que «a partir de 1956 constituimos -en un sótano con velas- el Comité Provincial de Vizcaya del PCE, y fui designado responsable de AgitProp», mientras que Peña era nombrado secretario general. Pero ambos son detenidos, condenados en diciembre de 1958 y trasladados al durísimo penal de Burgos, donde había unos 2.000 los presos políticos, la mayoría comunistas.

«Se nos obligaba a asistir en cerrada formación militar a la misa y otros actos religiosos, y después a desfilar formados ante las autoridades», recordaba Laso. «Se consiguieron reivindicaciones, pero no se obtuvo la colocación de estufas de serrín en los dormitorios, donde el frío era tan intenso que muchas veces se helaban los vasos de agua colocados encima de las taquillas o mesillas».

Una fila de condenados del duro penal de Burgos, que llegó a concentrar 2.000 presos políticos en la posguerra
Una fila de condenados del duro penal de Burgos, que llegó a concentrar 2.000 presos políticos en la posguerra

Esa era la vida de los presos, entre ellos Leoncio Peña. Señala Carroll que «debido a su expediente militar, un grupo de excombatientes presiona al Departamento de Estado, que envía al cónsul a visitar la cárcel, una de las pocas veces que EEUU interviene en favor de un prisionero político». Un exbrigadista y activista comunista, Moe Fishman, había sido el que supo del destino de Peña por unas cartas que este escribió al colectivo de veteranos. Le envía comida y ropa, y comienza así un servicio regular de envíos de VALB a prisioneros políticos que duraría dos décadas.

Otro veterano de la Lincoln, Benjamin Goldring, «jugó un papel decisivo en la obtención de la liberación de Leoncio Peña», según consta en los archivos del Ministerio de Cultura de España, que guarda información sobre los brigadistas de la guerra civil. Peña obtiene la libertad seis años después, en 1964, y emigra Francia. Se sabe que estuvo casado con otra activista, Josefina Pla, y tuvo un hijo, pero no será hasta los años 70 cuando regresará a España, donde finalmente pudo ver el fin del régimen franquista y la llegada de la democracia.