Carmen Moriyon ha publicado este domingo una carta a los gijoneses/xixoneses en la que intenta disipar los temores que ha despertado su pacto con Vox para llegar a la alcaldía, pero lo sorprendente es que en ella se olvida de que ha firmado ese acuerdo con la extrema derecha. Las críticas que ha recibido no se deben a un intento de «aprovechar el miedo y la desinformación para intentar deshacer un resultado democrático», salvo que ella y sus socios de gobierno sean los desinformadores.
El acuerdo firmado con Vox dice literalmente: «Política lingüística: Congelación de las políticas de promoción lingüística en su situación actual, sin que puedan existir incrementos de las partidas destinadas a las mismas, directa o indirectamente. Toda promoción de Gijón en territorio nacional se realizará en español y si es internacional en el idioma del país destinado a la misma».
El programa electoral de Foro Asturias, en su página 96, decía:
«FORO Asturias considera la Llingua asturiana y la Fala, como lenguas propias de Asturias y parte imprescindible de nuestro patrimonio que necesita ser protegido y promocionado.
- Proponemos para ellas un reconocimiento legal que cumpliendo con lo dispuesto en el artículo 3.2 de la Constitución Española y adaptándose a la realidad sociolingüística específica de Asturias, garantice al mismo tiempo su uso con pleno efecto jurídico para los hablantes y la voluntariedad para quienes no las conozcan o no las quieran usar.
- Defendemos que la ley de uso que garantice estos derechos se apruebe con la misma mayoría reforzada que necesita la reforma del Estatuto de Autonomía.
- FORO Asturias promoverá políticas que contribuyan a la normalización lingüística en todas las esferas de la sociedad asturiana favoreciendo su presencia en la administración, la enseñanza, la toponimia y en los medios de comunicación».
Supongo que doña Carmen Moriyon admitirá que existe cierta discrepancia entre lo prometido a sus votantes y lo acordado en Gijón y que, como los planteamientos de Vox son conocidos, eso haya podido alarmar a quienes defienden el uso y la promoción del asturiano. La cosa se agravó cuando la concejala de Vox Sara Concepción Álvarez Rouco declaró a la emisora Onda Cero que no se contrataría a cantantes de izquierdas y tampoco a los que utilizasen el asturiano. Esa es una realidad que también «olvida» la alcaldesa y que avivó la polémica. ¿Dónde está la desinformación? ¿Manipuló Onda Cero la entrevista?
No reproduzco el extravagante apartado sobre igualdad que incluye el acuerdo por no alargarme, pero doña Carmen reconocerá asimismo que no es extraño que provoque estupefacción y temor, porque Vox es Vox y lo que sostiene lo vemos todos los días en los medios de comunicación.
Por lo demás, es innegable que los gijoneses manifestaron el pasado 28 de mayo que deseaban un cambio en el ayuntamiento. Solamente la suma de los votos obtenidos por Foro y PP supera a la de todas las izquierdas juntas. El crecimiento de Foro ha sido espectacular y, como ya habrá calculado la alcaldesa, en buena medida se ha producido gracias a la atracción de votos del PSOE, es más probable que la mayoría de los perdidos por Ciudadanos haya ido al PP y a Vox. De la carta que ha publicado se desprende que asume ese carácter transversal de sus apoyos y es loable que garantice que «Gijón, la ciudad de todos, continuará siendo un lugar abierto en el que todo el mundo es bienvenido independientemente de cuál sea su raza, sexo u orientación sexual» y que «no se dejará de contratar a artistas que usen el asturiano».
Vox sigue siendo Vox, pero es cierto que la alcaldesa tiene ahora una garantía adicional y es que sería inverosímil que ese partido de extrema derecha compartiese una moción de censura contra ella con los de izquierdas. Es decir, que, si fuese necesario, podría rechazar las presiones de Vox para alterar los principios políticos que se ha comprometido a defender. Se arriesgaría a quedar en minoría en el pleno para la aprobación de los presupuestos y otras decisiones de importancia, pero los pactos con la oposición no deben ser imposibles.
Solo cabe desearle suerte y acierto en su gestión y pedirle que sea fiel a lo que se compromete. Dentro de cuatro años, la ciudadanía juzgará si ha acertado o se ha equivocado, pero, mientras tanto, debe estar dispuesta a asumir que recibirá críticas y que no necesariamente se derivarán insidias y manipulaciones informativas. Algunas serán pertinentes y otras inmotivadas, pero sería bueno que ella asumiese sus errores y contradicciones.
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