El Senado aprobó definitivamente la nueva Ley de Memoria Democrática. Es necesario remarcar que es triste que algo tan importante como es aplicar la justicia, la reparación y la dignidad de todas las víctimas del franquismo se tenga que esperar tanto tiempo, pero al menos ya hay una ley que ojalá sea efectiva para el fin que se persigue (entre otras cosas, se intensificará por parte del Estado la búsqueda de desaparecidos, que son más de cien mil personas desde 1936). En contra de lo que podría esperarse, la derecha no ha protestado excesivamente por este tema, aunque seguramente tenga que ver que esta semana ha tenido como tema destacado la aprobación en el Consejo de Ministras y Ministros de los presupuestos para 2023. La réplica de Nadia Calviño a Iván Espinosa de los Monteros fue muy aplaudida y me parece importante que así haya sido, porque hay que defender y sacar pecho de lo que se hace bien. El ejecutivo nacional actúa y protege a la ciudadanía, y demuestra que en absoluto se parece al gobierno de Rajoy cuando hace diez años tomó el camino de aplicar recortes a mansalva. Hay que recordar (porque la memoria es muy frágil) que se realizó una reforma laboral totalmente lesiva para la clase trabajadora o que se hicieron oídos sordos a subir el salario mínimo interprofesional. En términos generales, las políticas sociales no existieron ni existen con el PP. No hubo más becas, no hubo más inversión en sanidad, no se puso el transporte público gratuito, no se aplicaron ERTES para evitar despidos ni se utilizó el ICO para avalar a autónomos y empresas ni se puso en marcha el Ingreso Mínimo Vital. Las comparaciones entre la izquierda y la derecha son odiosas.
Por el resto del mundo, Lula parte con ventaja sobre Bolsonaro para hacerse con la presidencia de Brasil, cuya segunda vuelta se celebrará el último domingo de este mes (día 30). Seguro que el actual mandatario brasileño continuará la senda de Trump de desprestigiar y censurar el sistema electoral, aunque dependa de él su organización. Pero hasta que llegue ese momento, la invasión rusa a Ucrania continúa copando la atención internacional. Por lo que se cuenta, parece que a Vladimir Putin no le está yendo bien su plan de movilizar a reservistas (de hecho, están huyendo del país hombres a mansalva). Colateralmente, se ha metido Corea del Norte en el debate nuclear. El país asiático de vez en cuando salta a la actualidad para dar un toque de atención, pero en este caso y según algunos expertos lo hace para buscar su hueco en el nuevo orden mundial que estarían intentando liderar Rusia y China. El régimen de Pyongyang ha lanzado esta vez un misil que sobrevoló Japón (a mil kilómetros de altura) y terminó impactando en el Pacífico. Parece que a Estados Unidos le preocupa el tema bastante, aunque será casi imposible que Joe Biden repita un encuentro como hizo su antecesor con Kim Jong-un para intentar apaciguar los ánimos. Nos guste o no, el gasto en Defensa se irá incrementando en los presupuestos (en España ocurrirá también para 2023, lo que ha generado críticas en el entorno de Unidas Podemos) aunque las guerras desde hace tiempo no son exclusivamente militares, sino de índoles variadas (en la era en la que estamos, hasta lo cibernético es un sitio de conflicto).
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