Proteger la naturaleza es la mejor vacuna contra el riesgo de pandemias

Francisco Peña CIENTÍFICO, ACADÉMICO, ESCRITOR Y HUMANISTA

OPINIÓN

María Garrido Sellabona

28 jun 2021 . Actualizado a las 08:42 h.

Hay evidencia científica de la relación causal entre degradación ambiental y aumento de pandemias y brotes de enfermedades infecciosas (ébola, SARS, gripe aviar, covid-19), una de las principales amenazas para la humanidad en el siglo XXI. La sobreexplotación de recursos y destrucción de ecosistemas rompen el equilibrio natural de especies, contribuyen a que virus de origen animal, como el SARS-Cov-2, acaben afectando a los humanos y tengan consecuencias profundas en nuestras vidas. Los bosques tropicales y selvas actúan como una barrera natural, cuando los destruimos alteramos las complejas cadenas de relaciones que existen entre los animales y seres vivos que mantienen estos virus y patógenos controlados. 

La biodiversidad contribuye a repartir la carga vírica entre las distintas especies que actúan como una barrera entre los virus y los humanos. Si hay abundante diversidad se reparten los virus en huéspedes intermediarios que bloquean su propagación, el virus se frena y la carga vírica promedio disminuye; a menor biodiversidad, mayor es la capacidad de propagación de patógenos al existir mayor carga vírica.

Los patógenos pueden pasar de animales a humanos (zoonosis) y en un mundo interconectado el riesgo de expansión de estos virus a nivel planetario es muy alto. Los mercados mojados son focos perfectos para la transmisión de patógenos entre especies, la pobreza extrema favorece el consumo y el comercio de animales salvajes, que son reservorios naturales de muchos virus. Siempre que se produzca una interacción entre varias especies en un entorno natural o en un mercado, se puede producir esa transferencia.

¿Dónde y cuándo se producirá la próxima pandemia? No podemos predecirlo, la única certeza que tenemos es que llegará. Tenemos que estar preparados para responder de manera rápida con planes de mitigación que contemplen los peores escenarios posibles.

Una vez superada la crisis sanitaria, se necesitará un plan de recuperación que tenga en cuenta la emergencia climática, ambiental y social, y un cambio de hábitos de producción y consumo hacia la economía circular que garanticen el futuro del medio ambiente.

El covid-19 refleja la conexión entre el medio natural y nuestra salud, y nos obliga a regenerar ecosistemas saludables, ricos en especies. La naturaleza tiene un efecto protector, mientras que la acción del hombre activa mecanismos que propician las pandemias. Si queremos proteger la salud y que disminuyan las pandemias y evitar nuevas crisis sanitarias en el futuro tendremos que cuidar la naturaleza y proteger la biodiversidad.

La estrecha relación entre pérdida de naturaleza y riesgo de pandemias nos tiene que llevar a construir un planeta saludable para la humanidad actual y las generaciones venideras. Que así sea.