El frigorífico es el electrodoméstico que más usamos, pero el que más desconocemos. Colocar los productos que consumimos de manera organizada en su interior nos permitirá disfrutar de todos los sabores de los alimentos
Sin duda, el electrodoméstico que más utilizamos a lo largo del día es el frigorífico, pero seguramente muchas personas no le están dando un buen uso. Depende de cómo lo empleemos, la nevera puede ser nuestra mejor aliada, y la peor enemiga de la factura de la luz. Sabiendo que es el electrodoméstico que más consume en nuestro hogar es importante saber que la diferencia entre un frigorífico A+ y un A+++ puede suponer un ahorro de más de 30 euros al año.
Pero vayamos a lo sencillo, ¿cómo debemos ordenarlo? Pues bien, tenemos que reservar para productos en crudo siempre la zona inferior de cajones. En un espacio deberían estarlas frutas y las verduras y, en el otro, las carnes y los quesos. En cuanto a este último producto, es aconsejable guardarlo mejor en un táper para que no se reseque por el frío.
¿Por qué este orden? Porque el frío cae y la temperatura es inferior en esta parte, justo lo que requieren estos alimentos. Pero cuidado, porque no todo tipo de frutas y verduras son amigas de la nevera. Si queremos hacer una tortilla perfecta debemos apartar del frigorífico las patatas y la cebolla, además de los ajos y los tomates. Y lo mismo si no queremos que nuestros bizcochos de pera y limón, o de otros ingredientes como cítricos y manzanas, vean reducido su sabor. Subiendo en las baldas ya no tenemos porqué ser tan ortodoxos, pero sería lógico colocar en la parte más superior productos empaquetados como yogures, mantequilla o las bebidas.
Si habías pensado en hacer una rica lubina a la mediterránea, has ido a comprarla y no sabes cómo guardarla en tu nevera, debes saber que lo óptimo es tener el pescado a una temperatura de entre 0 y 1 grados para que, de este modo, aguante hasta dos días.
Otro alimento que genera controversia son los huevos. Si tenemos la posibilidad de tener una despensa fresca que no sufra cambios de temperatura podemos dejarlos a buen recaudo en ese espacio, de lo contrario, alguna de las baldas del medio de la nevera es un lugar óptimo.
Tenemos que tener clara una cosa: la temperatura es de gran importancia. Lo mejor es que la nevera esté entre unos 5 y 7 grados, y en cuanto a la del congelador es aconsejable ponerla a -21 grados para evitar problemas con alimentos como el pescado que requieren estar al menos a -20 grados.
También importante es tener todo a la vista para evitar que se estropeen los productos que vamos almacenando, por ello es recomendable utilizar recipientes transparentes para saber lo que tenemos guardado, así como debemos limpiar nuestra nevera más o menos cada 10 días.
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