El instinto de supervivencia y la capacidad competitiva son argumentos que animan al colectivo de Scariolo en la lucha por las medallas, que comienza este viernes ante Australia
13 sep 2019 . Actualizado a las 08:47 h.Sin Juan Carlos Navarro, ya retirado, y sin Pau Gasol, lesionado, España compareció en China sin los líderes del siglo de oro y con bajas de peso, por decisión propia, como las de Ibaka y Mirotic y la de Sergio Rodríguez. Son dos décadas que arrancaron con la histórica victoria en el Mundial Júnior de Lisboa ante Estados Unidos, en 1999. Son cuatro lustros de grandes individualidades, pero por encima han estado siempre el oficio y el equipo. Y así es como ha llegado el colectivo de Scariolo a la lucha por las medallas y a garantizar la presencia en los Juegos Olímpicos de Tokio, previsiblemente la última estación para algunos de los pasajeros de ese tren dorado que arrancó en la capital lusa veinte años atrás. España (Cuatro, 10.00 del viernes) luchará ante Australia por una plaza en la final. Es una reedición del partido que decidió el bronce en los Juegos de Río. Y de nuevo los pronósticos se presentan muy igualados. España tiene sus bazas y tratará de hacerlas valer. ¿Puede ser campeona del Mundo?
Larga distancia: irregularidad en el tiro de tres
Cada vez los equipos dependen más del lanzamiento desde detrás del arco de 6,75 metros. Un 30 % de acierto en triples equivale a un 45 % en dobles. España carece de un consumado especialista, pero sus doce integrantes pueden amenazar desde lejos. Ante Túnez arrolló en la segunda parte. Acabó con 17/33. En la siguiente cita, frente a Puerto Rico, firmó un pobre 4/30 y sufrió. En los otros cuatro partidos solo estuvo por encima del 30 % en cuartos de final, contra Polonia, con 11 triples sobre 28 ensayos. Llull y Pau Ribas, llamados a ser los principales artilleros en las canastas de tres, no están finos. Rudy Fernández, Ricky Rubio y Juancho Hernangómez están tirando por encima del 40 %. La batalla del triples será determinante.
Marc Gasol y Willy: dos cincos de distinto corte
España tiene dos cincos con armazón de dragaminas, pero con diferentes estilos de navegación. Marc Gasol es un pívot con alma de base. Desde el poste alto distribuye y genera. No está firmando su mejor campeonato. Pero impone. Y piensa. Willy es más efervescente, más de saltos y caídas incluso dentro de un mismo partido. Hasta la fecha, España ha ganado la batalla del rebote en todos los partidos excepto el de Puerto Rico (uno menos) y el de Irán (treinta capturas de cada equipo). Ricky Rubio, Claver, Oriola y Juancho Hernangómez están ayudando mucho en este capítulo.
Defensa contra ataque: un refugio seguro
La semifinal enfrentará a la mejor defensa y el mejor ataque del Mundial. España dejó por debajo de 70 puntos a dos selecciones de clara vocación ofensiva como Italia y Serbia. Solo Polonia y Puerto Rico anotaron más de 70 puntos entre la maraña que teje Scariolo. Australia será otro desafío mayúsculo. Es el combinado que más produce en ataque. Siempre ha superado el umbral de los 80 puntos. Consiguió firmar cien ante Francia y se fue hasta 108 contra Canadá.
Oficio: un equipo muy curtido
El oficio quizás sea el mejor argumento de España. A él se aferrará para tratar de superar a Australia y, si lo consigue, intentar reeditar el título logrado en 2006. Hasta la fecha, el equipo ha sabido sufrir en los días más grises y sacó su mejor perfil ante Serbia, que parecía invencible.
Australia baila al compás de Mills y Dellavedova
La selección australiana arrancó el Mundial entrando en todos los pronósticos como una seria alternativa de poder, y los está confirmando. Al igual que en España, el colectivo está por encima de las individualidades. Pero hay un nombre propio que está jugando un paso por delante de los demás: Patty Mills. Cuando pinta feo o hay atasco, el base de los Spurs de San Antonio siempre es un recurso fiable con su buena mano en el tiro exterior y con su velocidad en el manejo de balón. Lo demostró ante la República Checa, en cuartos de final. En la primera parte, cuando más se enredó su equipo en las trampas defensivas del rival, machacó con sus triples. Y volvió a aparecer al final para cerrar el partido. Es de esos jugadores capaces de generarse sus propias canastas. Junto con Dellavedova, a menudo coincidiendo ambos sobre el parqué, es el encargado de marcar el compás.
Australia es de los equipos que piensan en anotar siempre al menos una canasta más que el rival, a diferencia de los que se centran en tratar de evitar que sea el adversario el que sume. Tiene muchos recursos en ataque y sabe esperar y buscar sus ventajas, dentro o fuera. En la pintura se suelen repartir los minutos entre Bogut, Landale y Baynes, que también hace mucho daño con el lanzamiento exterior.
Joe Ingles, asentado en los Utah Jazz tras su paso por la Liga Endesa, es otra pieza importante, capaz de sumar en todos los frentes. El escolta Chris Goulding, que hace cinco años militó en el Zaragoza, está firmando un gran campeonato.
Australia es una selección a la que le gusta imponer un alto ritmo de juego, con muchas posesiones. Un duro escollo.
Por el otro lado del cuadro, de cara a una posible final, asoman Francia y Argentina (Cuatro, 14.00).