Una comisión, a petición del gobierno, pretende modificar los requisitos para obtener una licencia: solo alpinistas experimentados y que demuestren estar sanos
13 jun 2019 . Actualizado a las 21:37 h.Nueve muertos entre abril y mayo, con un récord de permisos para escalar el Everest, 381 licencias. El gobierno de Nepal, ante unas imágenes que han dado la vuelta al mundo, la cascada de reclamaciones, y unas consecuencias fatales se plantea seriamente endurecer los criterios que exige para embarcarse, en una expedición comercial, a la conquista del pico más alto del planeta. Y se ha puesto manos a la obra para ello. El ejecutivo nepalí ha puesto en marcha un comité de cinco expertos que tienen como cometido investigar los nueve fallecimientos de escaladores -once en total si sumamos la otra cara del Everest- lamentados en apenas unas semanas. Pero no sólo. Esa es la excusa perfecta, ya que el objetivo del comité no será aportar pruebas a los forenses. Será dictaminar qué medidas debe tomar el gobierno para evitarlo en el futuro. «Deberá estudiar políticas, leyes y pautas relacionadas con el alpinismo y recomendar los cambios necesarios», admitía el director general del Departamento de Turismo, Dandu Raj Sharma.
Varios funcionarios nepalíes han adelantado ya al New York Times que una de las medidas más probables será la de restringir el acceso a las expediciones -deportivas o comerciales- a aquellos alpinistas que no acrediten pruebas suficientes de su experiencia como escaladores y un certificado médico que demuestre unas condiciones saludables aptas para poder abordar ese reto.
Cada año, sumando sus diferentes vertientes, unas 5.000 personas tratan de conquistar la cima más elevada del planeta y más de 300 -según los datos oficiales- han muerto en el intento.
¿Cuánto cuesta subir al Everest?
El incremento de las peticiones ha servido a los gobiernos que rodean la cima para para sacar tajada. Las expediciones low-cost han experimentado un evidente aumento y Nepal ha elevado con ello el precio de las tasas que se deben pagar, un 6% en apenas cinco años. El Tibet lo ha hecho, en el mismo periodo, en un 12%.
El coste de una expedición en solitario, de lo más austera, puede rondar los 24.000 euros. Con un programa muy de mínimos. Una ascensión modesta ronda los 40.000 y la media se sitúa por encima de los 60.000. Una escalada personalizada, de las que explotan las compañías comerciales, supera fácilmente los 75.000 euros y puede alcanzar los 120.000.
La comida, durante una expedición, supera los 800 euros. Y el precio se encarece notablemente con cada bombona de oxígeno. Más del 97% de los montañeros que intentan escalar la montaña lo hacen con oxígeno suplementario y el precio de cada bombona ronda los 600 euros.
La única manera de llegar hasta el campamento base del Everest es caminando. La carga puede trasladarse a lomos de yaks, por unos 120 euros por animal al día. Cada animal puede transportar, como mucho, entre 50 y 60 kilos. La otra opción es contratar sherpas: entre los 60 y los 90 euros por día. Están preparados para llevar consigo entre 25 y 30 kilos.
Ocho kilos de basura más por alpinista
Hace cinco años, en el 2014, el gobierno nepalí decidió actuar ante la cantidad de desperdicios de basura que se iban acumulando en el Everest. Impuso a los montañeros una nueva norma: debían regresar de la cima con al menos ocho kilos de basura, además de sus propios desperdicios.
Hasta once toneladas de desperdicios fueron evacudas en los últimos años. El ejecutivo se gastó más de 200.000 dólares en un programa de limpieza para el que contrató a un buen número de sherpas.
La evidencia, no solo ante el ejecutivo nepalí, sino ante medio mundo, ilustrada en esas fotografías tomadas en la cima el pasado 22 de mayo, es que en los últimos años cada vez son más los que se suman a lo que hace décadas era una pericia para expertos montañeros y que, ahora, gracias a las facilidades -previa chequera- de las expediciones comerciales, está al alcance de cualquier aficionado.