Los peligros propios de la altura y los embotellamientos de alpinistas se han cobrado la vida de diez personas este año, el doble que el pasado
27 may 2019 . Actualizado a las 20:29 h.Las últimas expediciones aún presentes en el Everest intentaban este lunes llegar a la cumbre, al término de una temporada mortal marcada por los atascos en la 'zona de la muerte' y los llamamientos a regular los ascensos. «Sólo quedan algunos alpinistas del lado de Nepal, preparados para subir. Podemos decir que la temporada está casi terminada» dijo a la agencia AFP Gyanendra Shrestha, el responsable gubernamental de la montaña de 8.848 metros.
Los peligros propios de la extrema altura, así como a los atascos de alpinistas provocados por el gran flujo de montañistas se han cobrado la vida de diez personas este año. Se trata de la temporada más cruenta en el Everest desde 2015. El año pasado murieron cinco personas.
Al menos cuatro de los decesos de esta temporada se atribuyen a los embotellamientos existentes en la llamada 'zona de la muerte'. Estos atascos hacen perder un tiempo precioso y aumentan los riesgos de congelación, agotamiento y mal de altura. A finales de mayo se acaba la llamada 'ventana de oportunidad', el período de escasas semanas en el que las condiciones son menos extremas. La consecuencia es que el número de personas que coinciden en ese período en la misma ruta para intentar llegar a la cima aumenta a diario.
La alpinista india Anuja Vaidya, de 21 años, que alcanzó la cumbre el miércoles pasado, afirmó que su equipo tuvo que esperar más de una hora en el descenso porque había una hilera de montañeros en el camino. Debido a estos atascos, «las botellas de oxígeno de muchos montañistas se agotan» explica la alpinista india Ameesha Chauhan, que está recibiendo curas en Katmandú tras congelarse la mano izquierda.
«Algunos alpinistas han muerto debido a su propia negligencia. Insistían en llegar a la cima cuando su oxígeno se reducía, lo que ponía en peligro sus vidas», asegura. «Tenía la impresión de que el Everest estaba repleto. Solamente los alpinistas con algunas aptitudes y una cierta experiencia deberían tener un permiso» para escalar«, dice la joven de 29 años.
Lam Babu Sherpa, que coronó siete veces el Everest, advirtió que esta afluencia puede ser fatal, especialmente si los equipos no llevan oxígeno extra. »Había más de 200 personas en una hilera, y uno no puede adelantarlos. Era muy difícil. Vimos equipos esperando durante dos o tres horas el miércoles pasado2, indicó Sherpa.
«Muerte» y «caos» El número total de personas que llegaron esta temporada a la cumbre no se conoce, pero podría superar el récord de 807 alpinistas, establecido el año pasado. Este año Nepal concedió para la temporada de primavera un récord de 381 permisos, al precio de 11.000 dólares cada uno. China otorgó unos 140. Cada titular de un permiso va acompañado por al menos un guía, lo que explica los atascos en las alturas.
La semana pasada dio la vuelta al mundo una foto del montañista Nirmal Puja que muestra una fila india de alpinistas muy abrigados arrastrando sus botas de escalada. «No puedo creer lo que he visto allá arriba. Muerte. Colas. Caos. Cadáveres en el camino y en las tiendas del campamento 4. Gente a la que intenté convencer de volver, pero que acabó muriendo», contó por su parte en Instagram el alpinista Elia Saikaly.
Desde que las autoridades nepalesas liberalizaron el ascenso a esta montaña en los años 90, las expediciones comerciales aumentaron y por lo tanto el número de alpinistas. La cima del Everest fue alcanzada por primera vez en 1953 por el neozelandés Edmund Hillary y el nepalés Tenzing Norgay.