Un caótico viaje a Brasil en 1954 recreado en cómic por Ana Miralles y Emilio Ruiz permite entrever las debilidades de un mito: la imponente Ava
24 oct 2024 . Actualizado a las 09:18 h.Ava Gardner fue a mediados del siglo XX lo más parecido a un imperio donde nunca se ponía el sol. Brillaba allá donde ponía un pie, en Los Ángeles, en Madrid, en Nueva York, en Caracas, en Londres, en París... Deslumbraba ella sola, y los flashes de los fotógrafos que llevaba por sombra solo hacían el coro. Elegante, temperamental, caprichosa... Bella hasta cansarse, recién levantada y hasta cuando hacía una burda mueca. Simplemente Ava.
Hay decenas de filmes, cientos de biografías y miles de imágenes fijas que recogen a ese icono. Ana Miralles ha atrevido a llevarla a unas páginas del cómic, un formato más ajeno a la diva, y Emilio Ruiz le ha puesto textos. El resultado es, claro, Ava, que acaba de editar Astiberri. No hace falta más. Y no pretende ser una biografía, simplemente una buena aproximación al personaje a través de 48 horas, las que recrean en un accidentado viaje a Río de Janeiro para la promoción de La condesa descalza.
La actriz se encontraba en un momento estupendo. Era un ídolo global —cuando el concepto global era menos ambicioso que ahora— que fascinaba a hombres y mujeres. Pero sucedió que aquella experiencia en Brasil fue un atropello a las expectativas desde el momento en el que la diva aterriza. Para entender todo lo que vino después hay que ponerse en contexto. Ava Gardner llega en 1954 a un país desolado por la muerte de su presidente, el carismático y populista Getúlio Vargas; se había pegado un tiro en el corazón apenas un mes antes. Las calles son una histeria, y el equipo de la actriz (su ayudante personal y su secretario) llega prevenido. Ella no. No cuenta con que cientos de personas intentarán desde la pista del aeropuerto simplemente tocarla, saber que ella está allí, que se la puede ver en color y en tres dimensiones, cómo suenan sus pasos, a qué huele o cómo es en realidad su acento de Carolina del Norte. Las secuencias que recrea Miralles de aquel episodio, ampliamente documentado en la prensa carioca de la época, permiten intuir el agobio que perseguía a unos de los grandes personajes del momento.
La reproducción de calles, vestuarios, hoteles, coches, maletas, orquestas, night clubs, playas... en aquellos años cincuenta es el primer logro de este cómic. Ese viaje 70 años atrás al otro lado del Atlántico en un momento caldeado. El segundo, el acierto con el momento elegido para retratar, en apenas unas páginas y solo un par de días, las líneas más claras del personaje. Se advierten las manías de estrella del cine, sus adicciones al alcohol y el tabaco, su inestable relación con un Frank Sinatra que la humilla por teléfono, su pasión por la música... Pero también lo difícil que lo ponían —y también al contrario— los periodistas para moverse con cierta libertad. Se advierte el agotamiento de saberse siempre vigilada, de no poder cometer un desliz, o cometerlo y verlo amplificado por mil en las páginas de diarios amarillistas. Sí, las fake news no vinieron ni con las redes sociales ni con el siglo XXI.
El contexto, la ambientación y la concentración en un espacio y tiempo concreto son aciertos de un cómic en el que Miralles y Ruiz funcionan como esa pareja que se mira de reojo y ya se sabe lo que opina cada uno. Llevan mucho tiempo trabajando juntos, y el ritmo del cómic, dibujo y guion, va bien acompasado, aunque cuando se desliza uno lo hace el otro; hay algunas secuencias en las que el pulso narrativo de 48 horas frenéticas en Río parece haber desfallecido.
Ayudan a mantener ese ritmo unos buenos secundarios alrededor de la protagonista. Su agente personal, por ejemplo, un confesor homosexual que sabe cuándo callar y cuándo aconsejar. O la inocente asistenta personal, una joven negra que se ve atrapada por una trampa que permitirá aflorar el lado más politizado del país. Y ayudan también estupendos pasajes de Ava cogida a un micrófono cantando, Ava mirando por la ventana del hotel, sola solísima (¿cuántas personas desearían estar esa noche a su lado?), Ava llorando, Ava acosada por Howard Hughes, el magnate del momento, el hombre que podría comprar un país entero para ella, pero que ni así la conquistaría. Era así el animal más bello del mundo, como dijo de ella National Geographic. Un bicho hermoso, en color y en blanco y negro.
AVA
Ana Miralles (dibujo) y Emilio Ruiz (guion). Editorial Astiberri. Color. 112 páginas. 25 euros