De tan solo 9 años y natural de Basauri, la pequeña de cuatro hermanos fue elegida por la directora Estibaliz Urresola después de hacer más de 500 entrevistas
27 feb 2023 . Actualizado a las 09:04 h.La directora de cine Estibaliz Urresola buscó a la protagonista de su película 20.000 especies de abejas, su ópera prima, entre muchas. Necesitaba a una personita de pocos años que pudiera contar la historia de un ser humano que al nacer se llamó Aitor, pero que quiere ser llamado Rocío. Había que dar vida a una niña trans y Estibaliz se afanó en encontrar a su gran pequeña actriz. Para ello hizo más de 500 entrevistas, pero cuando conoció a Sofía Otero lo vio claro desde el primer momento, porque sus ojos no admiten dudas. Sofía no era transgénero, sino cisgénero (una niña que se identifica con sus órganos sexuales) y eso a la directora vasca le generó algún chispazo porque sabía que era exponerse a las críticas de las personas trans. Sin embargo, también le parecía incongruente descartar a una niña por su sexualidad y su identidad. Así que puso toda su confianza en Sofía, a la que en una entrevista en la revista Naiz definió «como una niña tremendamente inteligente y con una riqueza empática espectacular». «Actuar es representar y los actores no son los personajes», se justificó Urresola por la elección de Sofía, en la que enseguida vio unas dotes enormes para la interpretación.
«A través de la Asociación de familias trans de Euskadi conocí niños y niñas en la franja de edad entre 5 y 10 años y empecé a hacer entrevistas. En el 2018, el conocimiento general de la infancia trans no era el que tenemos ahora.Incluso a mí, llegar a conocer a niños de 4 años que ya se identifican con un género distinto me generaba preguntas sobre la identidad, cuerpo y género», especificó la directora en una entrevista a RTVE. «Como es una película sobre identidades, me parecía interesante representarla alrededor de la frontera [entre el País Vasco y Francia], donde hay mucha diversidad. Además, el euskera elude la declinación de género en sus adjetivos y en el uso de la tercera persona, lo que permite al personaje expresarse en algún momento desde un lugar en el que no se siente incómodo con el binarismo tan rígido del castellano», señaló. Para la protagonista, Estibaliz Urresola necesitaba «una buena actriz», porque este es un papel —indicó— «que requiere que transites muchos estados emocionales y muchas cualidades distintas, y para eso se necesita estar preparado». «Empleamos el cambio de nombres para iluminar su tránsito y planteamos, por ejemplo, unos espacios de seguridad muy marcados», señaló la directora sobre cómo fue guiando el trabajo de su protagonista. No se equivocó.
Ahora Sofía, natural de Basauri, acaba de recoger el Oso de Plata en Berlín a mejor actriz protagonista. Como antes lo hicieron Michelle Pfeiffer, Nicole Kidman o Meryl Streep. La pequeña de cuatro hermanos ha cumplido los 9 años y ha dado uno de los discursos más emotivos, ante la mirada atenta de toda su familia, que a la vez que ella, lloraba en el patio de butacas y aplaudía a rabiar mientras sus hermanos la grababan con el móvil. Agarrada a su Oso de Plata al lado de la presidenta del jurado, Kristen Stewart, visiblemente emocionada, Sofía dio las gracias a todos. No le quedó nadie. «A los peluqueros, al jurado, al equipo técnico, a los maquilladores...», «a mi padre, Fernando Otero, el mejor del mundo entero», «a mi madre, a la que quiero con locura», a la directora [Estibaliz], a Naizen (la asociación vasca de menores transexuales), a mi amama [abuela] Auri y mi amama Julia», «a mis aitites [abuelos] Zacarías y Jesús», «a mi tía, a mis tíos...», «y ya», concluyó rotunda. Sofía se enjugó las lágrimas y se fue agarrada a su Oso haciendo historia. Es la actriz más joven que ha ganado la Berlinale.