Alberto Vázquez: «Mi nueva película es una mezcla de "Bambi", "Apocalypse Now" y la Biblia»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El director y dibujante Alberto Vázquez
El director y dibujante Alberto Vázquez Marcos Míguez

Aplaudida en Sitges, «Unicorn Wars» se estrena esta semana en los cines de toda Galicia

18 oct 2022 . Actualizado a las 09:13 h.

El particularísimo universo del ganador de tres Goyas Alberto Vázquez (A Coruña, 1980) tiene nueva criatura. Unicorn Wars, su segundo largometraje de animación tras Psiconautas, los niños olvidados (2015), encantó la semana pasada en el festival de Sitges. Una película falsamente dulce de inicio, que pronto muestra un lado oscuro y sanguinario. El próximo viernes se estrena en las salas comerciales.

—¿El origen de este filme también es un cómic?

—En el año 2009 hice una historia corta de cómic, que después llevé a un cortometraje. Hablaba de la relación entre dos hermanos ositos y el bullying. Fue el germen de esta película en la que pasé la historia por el género bélico y la religión. Por eso yo digo que mi nueva película es una mezcla de Bambi, Apocalypse Now y la Biblia.

—Cita esos títulos, pero nada más empezar aparece un homenaje a «La chaqueta metálica».

—Sí, yo quería partir del género para luego romperlo. Como decía Hitchcock en su libro de conversaciones con Truffaut, es mejor empezar con un cliché que terminar con un cliché. El filme empieza con ese falso Vietnam en el que son instruidos los ositos: el campamento corazón, que es muy cuqui. Pero también bastante violento. Luego, la película toma su propio camino.

—Plantea una iconografía muy dulce (corazones, ositos, tonos rosas...), pero, de pronto, aparece la sangre a borbotones. ¿Se considera un director perverso?

—Sí, la película juega con todos estos animales de nuestra niñez, como son los ositos y los unicornios, para llevarlos al sufrimiento y al extremo. Están muy bien porque son universales y tienen ese punto de figura antropomórfica que conecta con el principio de la animación. Son elementos muy tiernos para una historia sangrienta y bastante adulta.

—Se califica como «no recomendada para menores de 16 años».

—Sí, me parece algo exagerado. En Francia está para menores de 13. ¡Yo qué sé! Como salen los penes de los ositos y sangre, a lo mejor juntan sexo y violencia.

—Cita a la Biblia. ¿En el filme hay una base muy cristiana?

—La religión me interesaba porque es un elemento de control. Además, una guerra fanatizada es mucho más peligrosa que una guerra que no lo es. Si se mezcla es superpeligroso. Pero hay otras cosas. Se cuenta una leyenda y una profecía. Además, por mi parte hay una fascinación total por toda la imaginería religiosa. Soy muy fan de todo el arte sacro, especialmente los códices y la arquitectura. Quería que todo eso en esta película. Es algo cristiano y también muy español.

—¿Ha apelado a Caín y a Abel para retratar la relación entre esos dos hermanos ositos?

—Sí. En realidad, yo quería mezclar la guerra externa de los unicornios con la guerra interna entre dos hermanos por el amor de su familia. Me gustaba que las dos tramas se entrecruzasen. Ahí meto elementos simbólicos en los que hay un poco de la historia de Caín y Abel.

—¿Hay una reflexión sobre la brutalidad a la que pueden llegar las personas en una guerra?

—Cuando empecé a escribir esta película, hace seis años, no pensaba en que iba a haber un conflicto como el que hay ahora mismo en Europa. Yo pensaba que las guerras iban a ser económicas o tecnológicas, pero no que iba a producirse una guerra de invasión en el corazón de Europa. La brutalidad de la guerra está ahí y es algo infinito. El origen siempre es el mismo y eso es lo que quería reflejar.

—¿Qué recorrido le queda a «Unicorn Wars»?

—Se estrena esta semana. Después, en Francia. Yo me voy ahora a Estados Unidos a hacer promoción allí. Sale también en Japón, Inglaterra, Italia... Aunque es una película pequeña hecha en Galicia llega a todo el mundo. Es lo que se denomina una película de culto. No es comercial, porque es animación para adultos, pero tiene su público.