Cautiva en las distancias cortas. Sensible y optimista por naturaleza, pero con las ideas claras para negar lo que no ha dicho. Esta apasionada del orden nos habla de sus proyectos y de su vida. Sonríe porque su destino era ser actriz. Lo lleva en la sangre
30 nov 2020 . Actualizado a las 09:05 h.Es el día de la presentación de Audible, la plataforma de Amazon para audiolibros y pódcast, y Michelle Jenner (Barcelona, 1986) aparece radiante en la pantalla del ordenador. Con esa sonrisa que inunda cualquier habitación por muy oscura que esté. No importa el maratón de entrevistas que haya dado. Ella sigue igual, sin despeinarse, simplemente perfecta.
-Te estrenas con «Alicia en el País de las Maravillas» (Lewis Carrol), te pega mucho... ¿Cómo surgió?
-¿Me pega? [Se ríe]. Fue así, sin más. Me propusieron si podía hacer el audiolibro de Alicia en el País de las Maravillas, y yo encantada de la vida. Es uno de mis libros favoritos de cuando era niña y creo que tiene algo muy bonito, que es como cuando lees El principito que, según la edad que tengas, te parece una cosa u otra. Es un libro que cada cierto tiempo está muy bien releerlo o, en esta ocasión, escucharlo.
-En este caso juegas con ventaja. Te viene de familia lo de hacer doblaje.
-Supongo que algo habrá ayudado. Era el primer audiolibro que hacía, pero sí que había narrado otras cosas y doblado muchas películas. Me ha gustado mucho. Ha sido muy creativo, también. Con cada personaje intentaba encontrarle algo que lo diferenciara de los demás, que le diese el carácter que yo me imaginaba que tenía. Por ejemplo, el conejo que siempre está agobiado porque llega tarde a todos los sitios, ahí tienes que reflejar esa angustia que tiene todo el rato... Encontrar lo que define más a cada uno e intentar encontrar la manera de interpretarlo solo con la voz.
-Tu madre también es actriz y bailarina, me imagino que tenías pocas opciones de querer ser ingeniera...
-[Se ríe] Sí, soy hija de artistas. Mi padre se dedica, sobre todo, a ser actor de doblaje, pero también ha hecho series y películas, y mi madre igual, también es artista. Y la verdad es que supongo que sí, que de alguna manera lo llevo en la sangre, porque desde niña era lo que me gustaba hacer, disfrazarme y jugar a ser algún personaje.
-Nos enamoraste con «Los hombres de Paco»... Igual el papel de Lolita que interpretabas en ese momento, hoy en día sería muy criticado.
-Sí, claro, los años pasan, los tiempos cambian y, afortunadamente, todos evolucionamos y cambiamos también la perspectiva. Está claro que sí, que si esa historia saliese ahora, pues no se vería con los mismos ojos. Y de hecho, ahora la serie vuelve y tendré unas apariciones en los nuevos capítulos. Pero se habrá adaptado a los tiempos en los que estamos ahora, claro.
-Hubo una conexión muy especial con Hugo Silva que luego continuó con otros proyectos.
-Sí, nos hemos ido encontrando en varios proyectos desde Los hombres de Paco hasta ahora, y la verdad es que para mí siempre es un placer. Es un compañero maravilloso, estupendo, y cuando has trabajado tanto tiempo con alguien, lo conoces tanto que sale todo muy fácil. Es como estar en familia.
-Traspasabais la pantalla, parecía que estabais hechos el uno para el otro... en la ficción, se entiende.
-[ Se ríe]. Sí, no sé, la verdad es que congeniamos muy bien, pero en general todos los actores de la serie. Fue algo muy especial para todos. Y ahora que nos hemos vuelto a juntar con Paco (Tous), con Pepón (Nieto)... lo recordamos como algo muy especial. Hicimos una familia muy bonita.
-Si pienso en Isabel la Católica, te veo a ti. Fue un cambio brutal de registro.
-Había hecho más cosas antes, como No tengas miedo, de Montxo Armendáriz, que era un drama de abusos sexuales, y eso ya fue un papel completamente diferente. Pero sí es cierto que a nivel televisivo lo siguiente que hice así con tanta visibilidad fue Isabel, y claro, fue un cambio de registro total. Yo lo disfruté muchísimo, la verdad. Creo que papeles así llegan pocas veces, y lo bonito que tenía Isabel era que en la serie empezaba siendo niña y que fueron tres temporadas, hasta su muerte. Entonces, de repente, era vivir la evolución de ese personaje. Era como impresionante poder abarcar toda una vida.
-Tres años de rodaje dan para mucho...
-Sí, y ahí también fuimos una gran familia. Son tres años, que pasas más tiempo en el plató que en cualquier otro sitio y acabas haciendo piña.
-Lo has demostrado con tu variedad de registro, pero ¿alguna vez tuviste miedo de que te encasillaran en papeles de mujer dulce y sonrisa cautivadora?
-Nunca fue mi miedo, no sé si porque yo sentía que podía hacer otro tipo de cosas... La verdad es que enseguida llegaron cosas distintas y a mí lo que siempre me ha gustado es ir cambiando de un trabajo a otro, y que sea algo nuevo, diferente, y que me haga explorar otras partes de mí.
-¿Hay algo que logre sacarte de tus casillas?
-¡Hombre! Soy un poquito, como dicen que somos las Virgo, de tener las cosas ordenadas, controladas, y supongo que la falta de orden. Me gusta el orden, pero tampoco estoy obsesionada.
-¿Crees en el horóscopo?
-No es que crea, pero me hace gracia. Con esto, por ejemplo, sí que me he sentido identificada. ¡Yo qué sé si tiene que ver o no!
-¿Cómo llevas este terrible momento covid?
-Como todos. Lo mejor posible. Es lo que nos está tocando vivir y hay que llevarlo de la mejor manera. Cuidándonos siempre, pero sin dejar de vivir. Y con la incertidumbre de saber hasta cuándo va a ser esto. Yo ahora estoy rodando una serie y estamos tomando todas las precauciones, pero el riesgo cero no existe, entonces nunca sabes. Y está claro que en cualquier momento si sucede algo, pues nos tocaría pararlo. Vamos un poco día a día, cuidándonos todo lo posible y esperando poder terminar La cocinera de Castamar.
-También has sido chica Almodóvar.
-Sí, fue un papel pequeñito, pero la película era importante y la experiencia de rodar con Pedro a mí me encantó. Y eso me lo llevo yo ya para el resto de mi vida.
-Me imagino que te encantaría que contara contigo para un papel protagonista.
-Sí, claro. Pero yo ya soy feliz habiendo hecho un papelito, aunque fuese para hacer de árbol [se ríe]. Con tal de estar cerca y ver cómo trabaja y cómo funciona su cabeza en directo... eso ha sido maravilloso.
-Has dicho que cuando cumplas 40 tu profesión caerá en picado, en un agujero negro...
-No, eso salió en una entrevista y así no fue como yo me expresé. Lo que sí quería decir es que creo que, afortunadamente, hoy en día se están escribiendo papeles para mujeres de un rango de edad un poco más variado y amplio, que tenemos esa suerte, pero sí que es verdad que todavía hay que seguir mejorando, y que parecía, sobre todo de unos años atrás a esta parte, que cuando la mujer llegaba a una determinada edad había como una especie de agujero negro y pasaba de ser la protagonista jovencita a ser la madre de. Eso fue lo que yo dije en aquel momento. Vamos, yo quiero seguir trabajando toda mi vida. Y tengo una visión optimista porque creo que sí que es algo que está cambiando y cada vez hay papeles más variados.
-Todas hemos sufrido algún episodio machista en algún momento, ¿tú también has tenido que pagar ese peaje?
-Sí, nada grande ni grave, pero sí. Esas cosas pequeñitas que antes lo veías como algo normal y ahora lo ves desde otro punto de vista y dices que no debería haber sido tan normal. Pues comentarios, que te dicen algo por la calle. Pero ¡qué bueno que hayamos tenido este cambio de perspectiva y de conciencia!
-Te imaginaba viviendo en la ciudad, una urbanita total.
-¿Por qué? ¡Uy! Pues yo feliz en el campo. Feliz, feliz. Tengo un huertecito y me encanta. Soy muy de estar en la naturaleza.