Se define como un auténtico contador de historias. Da igual si es delante de la cámara o detrás. Por eso de niño jugaba a interpretar «Tiburón» y se inventaba cuentos de camino al cole. Compagina la serie con el teatro, la escritura y el cine. No para
02 feb 2020 . Actualizado a las 11:00 h.Al poco tiempo de comenzar a hablar con Pablo, ya te olvidas de su apellido. Y se convierte en la típica persona con la que coincides en la barra de una cafetería y que te hace disfrutar de una buena conversación. Es capaz de contarte cualquier episodio de su vida con la normalidad de una persona anónima, que no conoces de nada y que probablemente no volverás a ver. Se le ve un tío normal, pero también camaleónico, que tanto interpreta a Toni Alcántara en Cuéntame, como escribe dos thrillers, uno de ellos a punto de salir, y todo ello lo compagina con el cine y con las tablas. Esas que construyen un escenario de madera pero que dejan mucho poso. Y, sobre todo, mucha cercanía con el público. Así es Pablo, la típica persona con el que estarías hablando toda la tarde.
-Hace dos temporadas que Toni Alcántara ha regresado a «Cuéntame», ¿por qué te fuiste?
-Por diversas razones. En primer lugar tenía el proyecto de escribir mi primer libro, No volveré a tener miedo. Además tenía una gira internacional con una versión de Cien años de soledad. Y un proyecto para hacer Numancia. Con la serie había llegado a un punto de trama en el que estaba muy arriba. Era lo de Tánger, casi muero en una explosión y demás. Y la siguiente temporada fue un poco un refrito de eso. Se repitió mucho, como que el personaje no respiraba, y ya todo era muy intenso, pero no había vida personal. Lo veía todo muy incompatible. Y lo hablé. Sabía que tenía las puertas abiertas y conmigo fueron muy generosos. Y por eso se quedó el personaje abierto con que se iba a Londres. Cuando se incorporó Joaquín Oristrell como jefe de guionistas quiso darle un aire distinto y se reunió conmigo y me contó un poco lo que ha sido la vuelta de Toni. Que lo querían poner como muy celoso, un poco machista, con mucho humor, que volviera a presentar los informativos de TVE... todo lo que me contaba era muy Toni de antes, respiraba el personaje y, claro, no me lo pensé ni un segundo.
-¿Y cómo ha sido esta temporada?
-Ha sido dura porque ya sabes cómo es mi profesión. Que tienes todo o nada. Justo cuando empezamos a ver los guiones me llegó un proyecto en el que era el protagonista con Eusebio Poncela en El sirviente para el Teatro Español y ha sido duro de compaginar. He trabajado mucho. Además estaba escribiendo la segunda novela. Creo que solo he tenido este nivel de estrés con el carné de conducir y con la selectividad. De 18 horas al día. Por suerte, me conozco bien el percal y estudio con mucho tiempo de antelación. Pero una vez terminada la temporada, estoy muy contento.
-«Cuéntame» lleva 18 años en antena, todo un hito..., ¿cuál crees que es el secreto del éxito además de estar pegada a nuestro pasado más reciente?
-Creo que hemos conseguido que la gente sea nuestra familia. Se ha creado una cercanía con el público. Somos un grupo de actores muy especiales. Muy discretos, muy normales, poco fanfarrones, quiero decir. Y trabajamos desde esa normalidad. Es una serie en la que nadie ha querido ser el más guapo, el más fuerte, ni la más sex simbol. Se han trabajado mucho los personajes, las relaciones, el que tú te sientas identificado... La gente ya hace los viajes emocionales con nosotros y a veces se critica a la serie porque es como que todo les pasa a los Alcántara, pero, claro, si no, no habría serie. Además, lo bueno de eso es que una de esas cosas te tocará y entonces, lo vives de otra manera. Al final, intenta ser el reflejo de la familia española, de cualquier familia, y yo creo que lo consigue.
«Yo soy más de meter la pata que Toni Alcántara»
-¿Y cómo llevas que te reconozcan por la calle? ¿Te afecta?
-Quizás más al principio, cuando era más joven estaba menos preparado. Siempre he sido muy independiente y me ha gustado ir a mi bola. Iba con un cuaderno y me sentaba en la calle a pintar o a escribir. Entonces, de repente me di cuenta de que eso ya no lo podía hacer tanto. Lo que peor llevo es cuando la gente te hace una foto sin pedir permiso, porque me hago todas las que me pidan, en todas las situaciones, y me las hago feliz. Estoy muy agradecido a la gente y creo que les hace muchísima ilusión vernos. Yo he sido muy fan y me he quedado a esperar a muchos actores de teatro en Estados Unidos y aquí. Y con algunos compañeros de profesión todavía me pongo nervioso, así que entiendo ese sentimiento y lo agradezco. Me parece un halago. Pero cuando te roban una foto, es muy feo, porque dices: «¿Pero si no te cuesta nada pedírmela?». Y normalmente no es por ti, sino por el que tienes al lado. Pero, en general, la gente es supereducada, superagradecida, cariñosísima y a mí no me dan nada la plasta. Yo lo llevo muy bien.
-¿Por qué dices lo de Estados Unidos? ¿Has vivido allí?
-He pasado temporadas en Nueva York. Me fui a perfeccionar el inglés y a escribir. Gran parte de la primera novela la escribí allí y en algún parón de verano en el que no tenía trabajo, me iba. Luego también me iba a ver teatro, a Broadway, que además allí tienen la tradición de que la gente espera y los actores salen y te firman el libreto.
-¿Qué hay de Toni Alcántara en ti?
-Los dos somos muy leales en el sentido de que cuando vemos algo que es injusto saltamos y luchamos por lo justo. Quizás, la diferencia con él, es que él lucha a gran escala y yo en mi entorno, con lo que veo... Toni quiere salvar el mundo. Esa es la gran diferencia. Pero toda la parte más divertida, de comedia de situación, es muy yo. Quizás esa parte sí es más Pablo, más el torpe, el que mete la gamba.
-¿Te consideras torpe?
-No, no torpe. Pero Toni a lo mejor estaba más dibujado como un héroe de acción y a mí me pasan más cosas de meter la pata o que se me olvida algo. Si tuviera que ser un género sería más una comedia de situación.
-Has escrito dos libros, haces teatro, cine, televisión... ¿siempre has tenido clara tu vocación?
-Desde pequeño lo que me gustaba era contar historias. Y eso se puede hacer delante de la cámara o detrás. Yo era un peliculero. En casa siempre decía que quería trabajar en el cine y mi hermano respondía que lo que iba a hacer era vender palomitas. Cuando jugaba lo que hacía era interpretar a Tiburón, King Kong... y luego en la ruta del colegio contaba historias que me inventaba, y si la ruta duraba 40 minutos pues me pasaba los 40 minutos contando una historia. Creo que todo va unido. Por eso estudié Comunicación Audiovisual a la vez que Interpretación. Lo que más me gusta es interpretar, pero también te digo que con el tiempo contar tu historia es impagable. Cuando haces un thriller como No volveré a tener miedo y consigues que la gente pase miedo y que luego te lo cuente, para mí ha sido un regalo. Y con la segunda, con Penitencia que la entrego ya, para mí es una sanación.
-¿Y tu familia? ¿Cómo ha asimilado tu éxito?
-Mis padres están muy orgullosos, me han apoyado siempre. Pero cuando les dije que quería ser actor, me dijeron que también estudiara algo más. Siempre me han inculcado mucho el trabajo y el tener como un plan B y no limitarme. Y eso ha sido muy beneficioso. Al principio con la serie, pues imagínate, porque además tocaba su vida y la de todo el mundo, para ellos ha sido un orgullo. Mi madre tiene en mi casa una foto enmarcada en la que estoy sentado en una mesa con Fernando Fernán Gómez, con Agustín González, Imanol Arias y Tony Leblanc. Imagínate, con 20 años.
-¿Qué opinión tendría Toni Alcántara de la actual situación política?
-Estaría bastante enfadado. Por cómo se ha hecho todo, por cómo se ha tardado tanto y por cómo han jugado las cartas todos. Una cosa es la ideología, pero cómo se ha dado todo, el proceso, y cómo nos tratan... Él estaría negro.
-¿Escribiría una crítica mordaz?
-Yo creo que sí.