Lucas Ahijado, jugador del Real Oviedo: «No hay nada rutinario en el derbi asturiano»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Lucas Ahijado, en El Requexón
Lucas Ahijado, en El Requexón Héctor Herrería

A solo dos días del derbi ante el Sporting en El Molinón, La Voz de Asturias entrevista al jugador de la plantilla oviedista que más veces ha vestido la camiseta azul

05 sep 2024 . Actualizado a las 08:57 h.

Uno de los temas más comentados del verano oviedista fue la pérdida de protagonismo de El Requexón en la plantilla del Real Oviedo. Viti Rozada y Abel Bretones pusieron rumbo a Primera División, el club no renovó a Jimmy Suárez y, el último día de mercado, cedió a Borja Sánchez al Burgos. Con los cuatro se fueron 546 partidos con el primer equipo carbayón. Casi nada. Ahora mismo, el Real Oviedo solo tiene tres canteranos en plantilla: Santi Cazorla, Álex Cardero y nuestro protagonista, Lucas Ahijado (Oviedo, 1995). A sus 29 años y con 139 partidos en sus botas, el lateral derecho es el jugador que más veces ha vestido la camiseta azul en este Real Oviedo de Javi Calleja. Ha jugado siete derbis asturianos ante el Sporting: ganó cinco y empató dos. No ha perdido ninguno. A solo dos días de lo de este sábado en El Molinón (18:30 horas), LA VOZ DE ASTURIAS entrevista a Lucas Ahijado. 

—Llegan al derbi asturiano tras un 1-3 complicado ante el Racing.

—Las derrotas nunca son fáciles, es evidente. Creo que en las primeras jornadas tanto las victorias como las derrotas hay que gestionarlas bien, aprender de ellas y no sacar conclusiones definitivas, aunque los tres puntos valgan lo mismo. Esto es muy largo y acaba de empezar, ahora toca aprender de los errores que cometimos.

—Un derbi más. ¿Se acostumbra uno a este tipo de semanas?

—No hay nada rutinario en los derbis. Ves cómo empieza esa semana y ya el chip cambia. Todo es diferente. Cuando te montas en el autobús empieza el gusanillo y todo lo especial que rodea al derbi asturiano.

—Lleva sin jugar un derbi desde mayo de 2023. ¿Lo pilla con ganas?

—Bueno, ahora mismo pillo con ganas cualquier partido. Imagina el derbi. Es el partido que todos queremos jugar y los de la casa todavía más.

—¿Con qué derbi se queda?

—Con cualquiera de los que hemos ganado [risas]. Si me tengo que quedar con uno… pues hombre, cuando marqué en 2021 fue una pasada, pero ese lo empatamos. Seguramente me quede con el de 2020, cuando ganamos con gol de Borja en El Molinón. Ganar ese derbi nos dio la vida y no solo fue ganar un derbi, fue un punto de inflexión en aquella recta final de temporada tan dura.

—Vayamos a lo personal. ¿La temporada pasada fue la más difícil de su carrera?

—Todo se torció en la primera jornada y la temporada, al menos para mí, ya no fue lo mismo. No sabía cómo iba a quedar el tobillo, aunque el quirófano lo pudimos evitar. Costó al principio porque en ese tipo de lesión el dolor siempre está ahí, pero con el paso de los meses me sentí bien.

—¿En qué momento vio que lo iba a tener complicado?

—Cuando volví sufrí una lesión muscular justo cuando tocó una semana de tres partidos. A partir de ahí jugó Viti. Intenté disfrutar de lo que me tocó. No sabría decirte un momento exacto, pero se iba viendo que el equipo ganaba, jugaba bien y Viti lo estaba haciendo genial. Fue uno de los mejores jugadores de la plantilla. Cuando tu competencia está a ese nivel intentas entrenar bien todos los días esperando tu oportunidad, pero a sabiendas de que esa oportunidad igual no llega nunca. Había un compañero que lo estaba haciendo bien y se intenta convivir con ello.

—Pasar del mejor año de su carrera al dique seco. ¿Cómo se gestiona?

—No jugar afecta a todos los futbolistas. Solo juegan once, las plantillas son largas y la competitividad es altísima, pero siempre afecta cuando te toca ser suplente. Intentas ayudar al equipo desde ese nuevo escenario, a sabiendas de que otro compañero lo está haciendo mejor o que, simplemente, al míster no le gustas lo suficiente.

—En la 19/20 pasó por momentos malos también.

—Para mí fue más duro lo de la temporada pasada, la verdad. Venía de hacerlo bien y seguramente tenía más expectativas, claro. Por circunstancias A o B no salen las cosas como uno quiere y es duro. La 19/20 al fin y al cabo es mi primera temporada como profesional y bueno, a todos nos cuesta. Fue más de aprendizaje.

—¿Cómo fue vivir desde el banquillo el mejor año del Oviedo en este siglo?

—Era agridulce, pero el equipo siempre es lo más importante. Ya no solo el equipo, la ciudad entera. Todo el mundo estaba volcado y eso también te hace disfrutar, aunque no juegues. Los que no juegan también tienen que aportar desde su lugar y eso intenté. Los equipos están para eso.

—Si le digo Cornellá, ¿en qué piensa?

—En nada bueno. Sabíamos que era complicado, que el Espanyol era un gran equipo, pero es que estuvo tan cerca… Nos tocó lo peor que te puede tocar, quedarte a las puertas, pero no queda otra que pensar en volver a intentarlo. Y en eso estamos.

—¿Cómo lo gestionó?

—Cada uno es un mundo. Alguno igual se olvidó al día siguiente y otros le siguen dando vueltas todavía al partido. Veo al equipo centrado ya en este nuevo reto.

—¿Se esperaba el salto de Viti a Primera?

—Estoy muy contento con él. Es un amigo, lo conozco desde hace más de diez años y verlo ahí es espectacular. Ojalá coincidamos pronto en Primera División.

—Tras unos años en los que había muchos canteranos en el Oviedo, ahora solo quedan tres en plantilla.

—Como canterano te digo que cuantos más haya, mejor. He salido de aquí, nos dieron la oportunidad y demostramos que podíamos estar en esta plantilla y jugar. Luego pueden influir muchas cosas, puede ser algo generacional también. No sé. Lo único que tengo claro es que intentaré ayudar a todos los canteranos que lleguen al primer equipo, como hicieron conmigo.

—Usted ha sido testigo y protagonista del crecimiento del Real Oviedo y el de su cantera. ¿Qué significa que Viti o Abel Bretones hayan llegado a Primera?

—Es algo importantísimo para el club. Que se vea que un chaval salido del Real Oviedo, nacido aquí o en cualquier parte de Asturias, puede llegar a Primera División, es fundamental para esta cantera. Que los chavales de 14, 15 o 16 años tengan ese ejemplo es clave.

—¿Se nota o se va a notar en el vestuario que haya pocos canteranos?

—Siempre prefiero que los haya. Yo tuve la suerte de que promocioné con unos compañeros que logramos estar muchos años, igual eso no es lo normal tampoco. El ambiente ahí sí que es diferente. No mejor o peor, pero sí diferente. Esta temporada, por ejemplo, el grupo tiene muy buena pinta, aunque solo seamos tres salidos de El Requexón. Ahí influyen más cosas que ser canteranos.

—¿Cómo vivió la salida de Jimmy?

—Lo viví triste, porque llevo muchísimos años con él y es un amigo. Siempre lo desearé lo mejor y no me cansaré de defender que su etapa en el Real Oviedo fue muy buena. Aportó muchas cosas, tanto dentro como fuera del campo. Siempre ha sido un ejemplo en mil cosas que a lo mejor la gente de fuera no ve. Ha sido un gran capitán y su marcha la viví con tristeza.

—La última fue la de Borja Sánchez

—Lo que te dije con Viti, Abel o Jimmy, solo que este fue a última hora y quizás era el menos esperado. Un amigo que se va, otro más. He pasado muchas cosas con Borja y nos conocemos desde niños. Echaremos de menos su calidad, no tengo dudas de que sigue siendo un gran jugador y solo queda desearle lo mejor. Ojalá le veamos pronto.

—¿Ayuda para paliar estas marchas que los Dani Calvo o los David Costas lleven tantos años en el club?

—Sin duda. Son jugadores de mucho peso en el Oviedo, aunque no sean de aquí. Conocen a los directivos, a los empleados que están con nosotros en el día y han vivido experiencias de todo tipo aquí. No son canteranos, pero sin duda son fundamentales en un vestuario.

—Usted es el jugador de la plantilla que más tiempo lleva en el Real Oviedo, pero no es capitán porque no quiso.

—En la plantilla hay grandes capitanes, varios de ellos -como comentamos antes- llevan muchos años en el club y lo conocen bien. Por carácter y forma de ser creo que podrían actuar en ciertos momentos mejor que yo. Y eso no es bueno o malo, es así y no pasa nada. Prefiero aportar desde un segundo plano a nivel de vestuario, ayudando en todo lo que se necesite a los compañeros y empleados.

—¿El tener muchos o pocos canteranos influye de verdad en los derbis?

—El derbi engancha a cualquiera desde el segundo uno. Los de la casa venimos con ello de serie porque ya lo vivimos en categorías inferiores, pero el que es de Valencia, Galicia o Argentina lo siente como suyo desde muy pronto. Cualquier jugador, no solo asturiano, quiere vivir esto.

—Hablando del equipo. ¿Nota que el listón está muy alto o es más ilusión que otra cosa?

—No somos favoritos, creo, eso son palabras mayores. Hay grandes equipos y proyectos, esta temporada más que nunca. Hay que estar ilusionados y no perder la perspectiva del trabajo. Ojalá lo podamos hacer un pelín mejor que la temporada pasada, con eso ya valdría [risas].

—¿Es la mejor plantilla que recuerda en el Oviedo?

—Pregunta complicada. La plantilla más completa igual sí es, pero ahora toca demostrar si es la mejor o no. Eso se verá en el campo.

—Titular en Castellón y suplente ante Deportivo y Racing, pero en ambos casos entró al descanso.

—A nadie le gusta no jugar, claro. Te lo dicen, lo asumes y piensas en hacerlo bien cuando te toque. Y me tocó pronto. El míster decide y la competencia será altísima durante todo el año, para eso entrenamos. En Riazor, por ejemplo, lo mejor era olvidar el Teresa Herrera de la semana anterior, no tuve mi fin de semana. Ojalá esos partidos ya hayan sido los peores de la temporada, aunque tampoco hay que comerse mucho la cabeza con los días malos.

—¿La experiencia le ayuda a gestionar esos días malos?

—Se llevan de otra manera, sobre todo el día después, pero a mí me fastidian igual tener esos días malos. Luego piensas que el fútbol es un juego, que puedes estar más o menos acertado y que hay un rival enfrente. Fallar es lo normal en el fútbol, solo hay que aprender de ellos.