Analizamos el papel del mediocentro del Real Oviedo en la victoria del conjunto de Jon Pérez Bolo ante el Leganés
24 ago 2022 . Actualizado a las 08:57 h.Durante las semanas de trabajo, los entrenadores buscan fundamentalmente dos cosas: construir una identidad de juego que se mantenga a lo largo de la temporada y, obviamente, preparar el partido del fin de semana con el objetivo de imponerse a su rival. Cuando lo primero aún está en pañales, algo habitual en el mes de agosto, futbolistas como Jimmy Suárez te acercan a lo segundo. Tras las dudas del debut liguero, el Real Oviedo lo tuvo más claro que el Leganés el pasado domingo. Su plan todavía está por desarrollar y las bajas tampoco ayudan, pero los de Jon Pérez Bolo sí fueron superiores a su rival. Y el mediocentro ovetense es una de las razones que lo explican.
Donde hay que estar
En varias fases del partido ante el Andorra, el Real Oviedo no solo dejó muchas dudas en la presión sobre su rival, también en los inicios de juego. La ansiedad por sacar el balón hizo que Rama y Luismi no se pusiesen de acuerdo a la hora de ayudar a los centrales, Borja no terminaba de aparecer por dentro y tanto Obeng como Bastón se desconectaban del juego. Eso hizo que, en varias ocasiones, el centro del campo fuese un solar. Frente al Leganés, Jimmy no se complicó la vida y siempre estuvo donde tenía que estar.
Cuando Hugo Rama se juntaba a Tarín y Calvo, el ovetense se quedaba por dentro, ofreciendo línea de pase y, sobre todo, atrayendo la atención del trío de centrocampistas visitantes (Cissé, Pardo y Perea). La primera jugada de ataque del Oviedo se generó en dicho contexto, con Tarín aprovechando un pasillo interior y encontrando a Bastón a espalda de la presión rival. Los centrales podían estar más o menos valientes o acertados en esos inicios de juego, pero Jimmy estaba ahí.
Un comodín para los laterales en defensa
El Leganés casi no inquietó al Oviedo, pero cuando lo hizo fue a través de José Arnáiz. El extremo, capaz de desequilibrar en conducción y a partir del regate, dejó un par de destellos que puso en aprietos tanto a Lucas Ahijado como a Alonso Aceves. Y Jimmy ayudó a que no fuesen a más. El '14' siempre tuvo claro cuándo tenía que ir a la ayuda a la banda y cuándo debía saltar a la presión, premisa táctica que suele dominar desde que jugaba en la cantera oviedista.
A pesar de que su poderío físico es mucho menos evidente que el de Luismi, sin ir más lejos, su agilidad y ese centro de gravedad bajo le permiten estar preparado para el robo, siendo difícil de sobrepasar cuando llega a tiempo a la ayuda. Jimmy no solo estuvo atento al perfil diestro, también hubo ocasiones en la que salvó a Aceves de un apuro cuando Arnáiz había salido vencedor del duelo individual.
Un canalizador de juego fiable
Saber qué hacer cada vez que le llega el balón para que la circulación del mismo se vea potenciada es uno de los grandes fuertes de Jimmy Suárez. Y ante el Leganés lo volvió a demostrar. No siempre hay que jugar al primer toque, no siempre hay que jugar en dos toques o no siempre hay que conducir, y eso el canterano lo interpreta a la perfección. El ovetense encontró con facilidad el lado débil de su rival y supo llevar el juego de un flanco al otro.
En múltiples ocasiones, sobre todo en el primer tiempo, Jimmy fue el encargado de descongestionar la jugada y activar la zona libre gracias pases aparentemente sencillos pero vitales para el bien de la jugada. Siempre bien perfilado antes de controlar o de dar el pase de primeras, jugar a pierna natural le permitía encontrar la línea para combinar con el costado izquierdo, bien con Aceves o Bretones.
Dicha fluidez en sus acciones, además, complicaba la presión tras pérdida del Leganés. Jimmy no daba opción a su rival y, cuando la jugada se complicaba, se adaptaba al escenario y con un pase rápido y de primeras sacaba el balón de la zona poblada y desactivaba la presión pepinera. Tirando siempre del libreto del buen pasador y fino como pocos en la acción técnica más elemental del fútbol: el control y el pase; pero igual de eficaz que los más imaginativos.
Además, el ovetense se permitió el lujo de ser más profundo en sus acciones que, por ejemplo, Hugo Rama. El gallego, todavía cohibido en la base de la jugada, no fue capaz de meter un pase como el que originó el gol anulado de Abel Bretones. Libre de marca cerca de tres cuartos, Jimmy superó con un pase picado las dos líneas de presión del Leganés para encontrar a Lucas Ahijado al espacio. Solo unos centímetros impidieron que el mediocentro sumase en su casillero esa 'preasistencia'.