La Pizarra: Sí, pero no

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

José Ángel Ziganda, durante el encuentro ante el Albacete
José Ángel Ziganda, durante el encuentro ante el Albacete LaLiga

Analizamos en cinco claves la derrota del Real Oviedo ante el Girona

20 oct 2020 . Actualizado a las 12:14 h.

José Ángel Ziganda sigue agitando el árbol. Es el momento para hacerlo. Con una presión asentada, una transición defensiva más o menos eficaz y un repliegue difícil de batir, el técnico del Real Oviedo busca la manera de explotar las virtudes de sus hombres de ataque. En dos partidos ha quedado claro que Blanco Leschuk es un atajo para cualquier idea y un generador nato en campo rival, pero hace falta más. Y en esa ecuación entran, como se vio en la derrota en Girona, la segunda línea del ataque y el rol de los laterales cerca del área rival. El acierto depende, como casi siempre, de tener o no el día.

El Oviedo tiende a la izquierda

A la hora de elaborar el juego, la elección de los centrales tiene más importancia de la que parece. Ziganda optó por seguir con Christian y el Oviedo, en salida de balón, sumó un activo más en el perfil izquierdo. En Girona, los azules juntaban en ese costado al central cántabro, Tejera, Borja Sánchez y Nahuel Leiva. Por primera vez desde que está asentado como uno de los jugadores más importantes del cuadro carbayón, Juanjo Nieto no fue un recurso en los inicios de juego.

En los primeros minutos de partido en Montilivi, Nahuel interpretó bien la idea y ocupó zonas interiores, dejando un pasillo exterior para que Lucas aportase profundidad. El Oviedo superaba líneas, pero se quedaba tuerto en el último sector del campo debido a dos cosas: a Lucas le costaba un mundo sacar el centro debido a que jugaba a pierna cambiada y la poca capacidad de los mediapuntas azules para, tras atraer marcas en el flanco izquierdo, encontrar a Nieto y Sangalli en el diestro. La amplitud no existía en el campo del Girona.

La idea del Girona

El Oviedo está acostumbrado a superar a su rival en los primeros tramos de los encuentros y en Girona lo volvió a hacer. Los azules, con una presión de bloque medio, esperaban a un rival que le costaba encontrar a sus mejores futbolistas entre líneas. La salida de los rojiblancos era clara: centrales abiertos, Cristóforo, el pivote, esperaba dentro y eran Monchu y Gumbau los que se ofrecían en los costados. Salvo una pared que desarboló al doble pivote azul, los de Ziganda no sufrieron.

Con el paso de los minutos, la amplitud de Aday en la izquierda y el juego combinativo de Samu Saiz y Monchu en derecha hizo dudar al Oviedo, que mantenía sujeto a Sylla gracias a un más que correcto Christian. El Girona lo intentaba con tiros lejanos porque, en los ataques posiciones, le era muy difícil meter mano al conjunto de Ziganda. Femenías no apareció hasta pasada la media hora.

Una excepción llamada Blanco Leschuk

Los buenos primeros minutos del Oviedo fueron acompañados por Blanco Leschuk. El delantero argentino es un tesoro para el cuadro carbayón y, tras demostrarlo ante el Sporting, lo refrendó en Girona. El 'Tiburón' hizo buenos casi todos los desplazamientos largos de Femenías y los centrales, asentó a los azules en campo rival y movió el balón de un lado a otro, dejando de cara el juego a Edgar y Tejera. El doble pivote fue clave en esos momentos de lucidez del Oviedo, liderando la presión tras pérdida y encontrando el pase de seguridad para iniciar el juego.

El equipo carbayón tenía calma con el esférico y no permitía que el Girona corriese. Eso sí, el buen hacer del punta azul no fue acompañado por la segunda línea. El Oviedo acumuló malas decisiones en los últimos metros, hasta el punto de tirar por tierra todo el trabajo del ariete argentino (que solo falló dos veces cerca de Juan Carlos). Nahuel, tras un buen inicio, se fue diluyendo en campo rival, Sangalli tampoco estaba preciso y Borja Sánchez volvió a demostrar que lo que mejor se le da es aparecer por dentro, no estar. El ovetense, que acumuló hasta seis pérdidas recibiendo de espaldas en posiciones interiores, no fue capaz de unir al ataque carbayón cerca del área rival.

Francisco desequilibra el banquillo

Salvo una pérdida de Nahuel que acabó con Christian bloqueando un disparo de Gumbau, el primer tiempo acabó sin mayores sustos en la portería azul. El descanso llegó y el técnico del Girona no se lo pensó: Aday Benítez y Bueno, ya con amarilla y claros candidatos a recibir la segunda, se quedaron en la grada y entraron Ramalho y Yoel Bárcenas. Francisco, con el exoviedista, buscó claramente amenazar el flanco izquierdo azul y, de primeras, Lucas lo frenó bien al espacio.

El control del partido se teñía de rojiblanco salvo cuando, sorpresa, el Oviedo volvía a tener calma con balón, encontraba el pase de seguridad y enfriaba la presión del Girona. Leschuk seguía a lo suyo y no paraba de crear situaciones en campo rival, pero las imprecisiones en los últimos metros impedían a los azules pisar con peligro el área rival. Cuando el partido estaba más igualado que nunca llegó el gol de Monchu. Un tanto lleno de desajustes defensivos que comenzaron con la pérdida de Lucas y finalizaron con la nula contundencia de Christian en el área pequeña.

La impotencia del Oviedo

Tras el 1-0, el Girona no sufrió prácticamente nada cerca de su portería. Si el Oviedo solo amenazaba de verdad en transición, cuando Borja se liberaba y podía correr, el tanto de Monchu permitió a los locales reducir espacios y obligar a los de Ziganda a atacar en posicional. El 'Tiburón' esperaba en zona de remate, pero los centros no llegaban.

El técnico azul, que había apostado fuerte de inicio a sabiendas de que el daño colateral de dicha decisión era quedarse sin factores diferenciales en el banquillo, optó por Viti Rozada y Mossa en la banda izquierda. El cambio, claramente enfocado a sumar dos opciones de centro desde dicho flanco, no acabó de resultar. Eso sí, rozando el minuto 90, Viti se sacó un gran envío desde la izquierda que Obeng no consiguió embocar.

Partido igualado y derrota tras un error cerca de tu portería. El partido de Montilivi es la historia eterna de la Segunda División. El Real Oviedo, que está demostrando en este inicio de curso que sí es fiable cerca de su portería, tampoco le debe dar muchas vueltas a esa forma de perder. Sí tiene que trabajar Ziganda en lo que quiere ser con balón. Si apuesta de verdad por acumular talento por detrás de Blanco Leschuk, el plan debe cambiar. No vale lo que hay ahora mismo. Todo es más difícil si, como en Girona, Nahuel, Borja y Sangalli no están precisos, pero hay que mirar más allá.