Analizamos en cinco claves la victoria del Real Oviedo ante el Alcorcón
09 dic 2019 . Actualizado a las 19:16 h.Cómo es esto del fútbol. Dos semanas después de jugar en Las Palmas el peor partido desde que Javi Rozada se hizo cargo del primer equipo, el Real Oviedo mostró la mejor cara de la temporada en Santo Domingo, campo donde el club azul ni tan siquiera había puntuado en sus cinco visitas anteriores. Los carbayones, que si algo les ha caracterizado en este inicio de temporada es la fragilidad en los duelos y en las acciones defensivas en general, dieron una exhibición en dicho apartado en el estadio de toda la Segunda División que más castiga ese tipo de errores. Así es este deporte.
Comienzo inmejorable
El inicio de partido, seguramente, se pareció mucho a lo que soñaba Rozada cuando preparó por semana el encuentro. El Real Oviedo, muy serio cerca del área de Champagne, ejecutó el plan a la perfección y los réditos aparecieron en el marcador cuando no se habían cumplido ni 20 minutos de juego. Con las líneas muy juntas y valientes en la presión, los azules fueron muy verticales y tenían claro que el peligro llegaba a la espalda de los laterales alfareros.
Para conseguir eso, Alfredo Ortuño era pieza fundamental del puzle. Y el de Yecla cumplió. El pichichi, apareciendo mucho en los flancos, sobre todo en el derecho, dio una exhibición en el juego de espaldas. Asentaba al equipo en campo rival a base de aguantar el balón y dejar de cara a Tejera, Jimmy o Nieto, muy lúcidos en el pase. El ariete era superior a Bellvis y Diéguez, ganaba el duelo y Sangalli, Bárcenas y Borja atacaban el espacio. Así se explican los dos primeros goles.
Arribas y Carlos Hernández frente al arreón del Alcorcón
Ya se había llegado al minuto 20 cuando el Alcorcón comenzó a general algo en campo rival. Stoichkov, muy vigilado por Jimmy y Tejera, salía del carril central para buscarse la vida y así poder entrar en contacto con el balón. Desde posiciones muy alejadas al área, el gaditano lideraba los intentos de los alfareros.
El grave error de Champagne que generó el 1-2 dio alas a los locales, pero Arribas y Carlos Hernández estaban ahí para cortar el vuelo al Alcorcón. Los de Fran Fernández, a base de centros laterales, quisieron meterse en el partido, pero el eje central de la defensa carbayona lo impidió. El jienense y el madrileño se mostraron impecables en el corte, concentrados en todo momento y no regalando ni un centímetro en zona de remate. La mejor actuación de ambos en el contexto más complicado.
Borja Sánchez probándose el traje de Berjón
Cortado el momento lúcido del Alcorcón, el Real Oviedo recuperó el control del encuentro. Christian y Nieto seguían enciam de Ernesto y Arribas, obligándoles a jugar de espaldas y limitando al máximo su capacidad de atacar en transición. Por su parte, Jimmy y Tejera se imponían en el centro del campo a Boateng y Aguilera, por el que entró Dorca, y se jugaba dónde y a lo que ellos querían.
Y apareció Borja Sánchez. En lo que va de temporada, los mejores minutos del ovetense han sido con espacios, liderando los ataques azules y desequilibrando a base de conducciones. En Santo Domingo, el '19' dio un paso más y se hizo dueño del partido en ataques posicionales. Por todo el ancho del campo, Borja se mostraba superior a sus rivales, asentaba al Oviedo en ataque y movía a la defensa alfarera. Por momentos, recordó y mucho a lo que Saúl Berjón suele hacer sobre el terreno de juego. Y eso son palabras mayores.
Mismo guion
Pasaban los minutos y el Oviedo no sufría. Los de Rozada seguían impecables en la presión tras pérdida, ahorrándose esos sufrimientos en los inicios de juego desde la primera línea porque el robo llegaba cerca del área de Miralles. Y después tenían capacidad de aguantar el balón. Si en la primera parte la derecha fue la banda con más protagonismo, tras el descanso lo fue la izquierda. Bárcenas, por fin aportando en el juego y no solo en la finalización, se asoció con Borja y un Sangalli hiperactivo que aparecía por todos lados.
En el otro lado del campo, nada. El Alcorcón era incapaz de poner en aprietos a los azules y, en la media hora de juego antes del 1-3, los alfareros solo se acercaron con algo de peligro en cuatro ocasiones. Nada más. La fortaleza defensiva en los centros laterales y las vigilancias a la espalda del doble pivote azul, zona muy castigada por los rivales durante toda la temporada, impedían a los de Fran Fernández dar réplica.
Nieto y su estrella, la concentración y el final del encuentro
Juanjo Nieto está de dulce y el partido de Santo Domingo no se iba a acabar sin que el castellonense lo volviese a demostrar cerca del área rival. El lateral, rapidísimo también en situaciones defensivas, demostró en el 1-3 que tiene las dos cualidades necesarias para convertirse en un jugador exterior muy potente: velocidad y toma de decisiones. Llegar a línea de fondo con esa potencia es complicado, pero leer la jugada y dar el pase perfecto a Bárcenas es lo que te diferencia del resto.
El partido estaba decidido y el Real Oviedo seguía a lo suyo. No había respiro. Esa imagen del equipo volcado en campo rival, apretando un saque de banda cualquiera como si el encuentro estuviese 0-0 en el minuto 85 es oro y significa muchas cosas. Y todas buenas. Los azules, a dos jornadas de irse de vacaciones, recuperan su esencia y construyen un contexto ideal para, ahora de verdad, edificar un equipo sólido. Las bases están puestas.