El ovetense dirigió en El Requexón la única sesión a puerta abierta de la semana
16 sep 2019 . Actualizado a las 20:31 h.«No miréis, id». Javi Rozada lo tiene claro, quiere reflotar al Real Oviedo con la misma fórmula que llevó a cabo en el Vetusta. Solo hizo falta ver el primer ejercicio del entrenamiento para saber que la presión tras pérdida será, como también lo fue en el filial, clave para el devenir del conjunto carbayón.
Rozada y su nueva plantilla salieron al campo número de 4 de El Requexón al mismo tiempo que Sergio Egea se despedía de los medios. Javi Benavides, mano derecha del ovetense desde el curso pasado, le acompañó. Alberto Martínez, preparador físico del primer equipo y ex del Vetusta, y Sergio Segura, entrenador de porteros, les flanqueaban.
Como en todos los días posteriores a un partido, los titulares, Saúl (baja ante el Elche por un proceso vírico) y Riki (que jugó también ayer), realizaron una sesión regenerativa y salvo en el calentamiento y en los rondos no estuvieron con el resto de la plantilla. Por su parte, Viti trabajó al margen. Cuando empezaron a hacer carrera continua, Rozada se quedó con los porteros, Diegui, Carlos Hernández, Lucas Ahijado, Lolo, Borja Sánchez, Omar Ramos, Obeng, Edu Cortina, Ibra y Christian.
Dos ejercicios fueron los que ocuparon la mayor parte de la sesión, que duró alrededor de 75 minutos: una posesión en dos zonas y un partido reducido de cinco para cinco. Con la presión tras pérdida como principal premisa, Rozada y Benavides insistían también en dar amplitud cuando se tenía el balón y en que la presión se realizara de forma conjunta. «Dad soluciones al poseedor de balón, no esteis parados», decía el cuerpo técnico, muy metidos en los ejercicios, a sus jugadores.
Hasta que se juegue el encuentro del jueves ante el Extremadura (Carlos Tartiere, 19:00 horas), todos los entrenamientos del primer equipo serán a puerta cerrada. Por su parte, Javi Rozada hablará ante los medios el miércoles.
