Los azules se llevan el derbi asturiano tras una primera parte implacable
18 nov 2018 . Actualizado a las 10:49 h.Tarde de pasión, júbilo y celebración en el Carlos Tartiere. Más de 23.000 personas asistieron a la victoria del Real Oviedo sobre el Sporting (2-1) cimentada en una primera parte perfecta y arrolladora de los locales. Una máquina imparable que los rojiblancos no pudieron ni supieron frenar.
Pese a lo ajustado del resultado final, los de la capital del Principado fueron mucho mejores que su rival regional y se llevaron los tres puntos con total merecimiento. Un triunfo importante, de vital importancia para Anquela y los suyos que, por fin, encuentran premio a su fútbol.
Si los partidos se ganan desde la alineación, Juan Antonio Anquela trató de atraer la fortuna con un once que invitaba al ataque. Volvía el jienense a un esquema con carrileros largos y profundos. Bárcenas y Mossa serían los dueños de las bandas. Por dentro, Folch y Tejera. Arriba, Ibrahima y Joselu con Saúl Berjón, el Cid azul que no podía dejar solos a sus compañeros en un choque tan fundamental.
La única sorpresa de la tarde fue la presencia de Javi Hernández. El central del Vetusta se plantaba con 20 años en su primer derbi asturiano tras haber sido decisivo en el enfrentamiento entre los filiales del pasado mes de septiembre. El míster azul se la jugaba con un futbolista que había dejado una grata impresión durante todo el año.
Un huracán teñido de azul
Si los de la capital del Principado llegaban con dudas al partido, estas no se dejaron ver en un arranque fulgurante de los azules. Un vendaval. La tormenta perfecta en el momento más deseado. El Sporting no encontró refugio ni amparo durante 20 minutos en los que el Real Oviedo mostró colmillo y sed de victoria.
No hubo piedad en los primeros 1.200 segundos perfectos de los de Anquela. Ibrahima Baldé, la pantera, rugió como una fiera en el minuto 5 tras una chilena que batió a Mariño, dejó atónitos a los seguidores sportinguistas y llevó la locura a las gradas del coliseo ovetense. La celebración furiosa y pasional de los futbolistas se trasladó a la grada.
No se quedó ahí el castigo. Saúl Berjón estuvo a punto de hacer el segundo al aprovechar un error grosero de Álex Pérez y la indecisión de Mariño. El portero visitante consiguió enjuagar la ocasión con una mano salvadora. En el saque de esquina, de nuevo Ibra remató enviando el esférico muy cerca del palo izquierdo del arco sportinguista.
Sin tiempo para digerir ni para asimilar lo que estaba ocurriendo, Bárcenas provocó una falta en el lateral del área rojiblanca, en banda derecha. Por allí apareció Saúl Berjón. Un toque suave al esférico y Oswaldo Alanís apareció en el centro del área para imponerse a los defensas en el salto y cabecear el regalo del ovetense para hacer el 2-0.
La primera parte rozó la perfección para los de la capital. Cada duelo, cada lance, cada lucha se peleaba y se ganaba. Los mejores 45 minutos de la temporada, siendo incisivos en ataque y sólidos en defensa. Un equipo made in Anquela totalmente reconocible.
El Real Oviedo espera. El Sporting desespera
Salió de los vestuarios más enchufado y con otra cara el Sporting. La mala noticia para ellos es que el Real Oviedo no cedió un metro, ni tampoco dio un respiro. Saúl Berjón, tras un esfuerzo titánico para estar con sus compañeros, dejó su puesto a Diegui Johannesson. El internacional islandés recuperaba su carril y Bárcenas ocuparía el lugar del 10 azul.
Los de la capital perdieron imaginación, pero ganaron en intensidad y velocidad. Quizá los dos ingredientes que buscaba Anquela para este segundo acto. Los ataques azules eran por oleadas, no por control. Cada fallo en el paso rojiblanco era penalizado con un contraataque. Con cada minuto en el electrónico, el Real Oviedo disfrutaba de un metro más de espacio.
Los once metros dan vida al partido
En un momento dado el encuentro tornó. Y lo hizo desde los banquillos. Baraja, a la desesperada, introdujo un segundo delantero. Anquela, conservador, retiró a Bárcenas para dar entrada a Carlos Martínez. El destino, caprichoso, quiso que acto seguido el Sporting se encontrara con un penalti que Carmona transformó. Tras 75 minutos plácidos, llegaban 15 de máxima tensión.
El partido se jugaba en un alambre y las fuerzas escaseaban. Recordó Diegui que el Real Oviedo tenía pólvora con un cabezazo que a punto estuvo de convertirse en el tercero. Casi a continuación, Ibra dijo basta y dejó su puesto a Toché.
Con el depósito de energía vacío, el Tartiere fue la gasolina que necesitó el equipo para aguantar la victoria en el derbi. Un encuentro en el que los de Anquela volvieron a nacer y a recordar a ese equipo serio y rocoso que se convirtió en un aspirante la pasada campaña. ¿Un triunfo para cambiar la dinámica?
Real Oviedo: Champagne; Bárcenas (Carlos Martínez, min 71), Forlin, Alanís, Javi Hernández, Mossa; Folch, Tejera; Saúl Berjón (Johannesson, min 46), Joselu, Ibra (Toché, min 85).
Sporting: Mariño; Molinero, Babin, Álex Pérez, Canella; Hernán Santana, Cristian Salvador (Cofie, min 63); Carmona, Pablo Pérez (Djurdjevic, min 69), Isma Cerro (Álvaro Traver, min 4); Neftali.
Goles: 1-0 Ibrahima (min 5). 2-0 Alanís (min 14). 2-1 Carmona (min 73).
Tarjetas: El colegiado Trujillo Suárez mostró amonestaciones a los locales Saúl Berjón (min 39), Tejera (min 57) y Javi Hernández (min 87) y a los visitantes Cristian Salvador (min 28), Molinero (min 50), Hernán Santana (min 54) y Neftali (min 87).
Incidencias: Estadio Carlos Tartiere, 23.175 espectadores.