El Oviedo cayó en Tarragona con otro gol a balón parado, el séptimo en lo que va de curso
29 oct 2018 . Actualizado a las 10:12 h.El miércoles pasado, el vestuario azul daba dos versiones un poco diferentes acerca del problema a balón parado que estaba teniendo el Real Oviedo. Mientras Mossa representaba la parte menos alarmista: «Hay que intentar mejorarlo porque nos está costando, pero tampoco nos podemos obsesionar», Christian era más tajante: «Eso es lo que de verdad me preocupa. Ahora mismo somos un equipo vulnerable, asequible para el resto de los rivales».
El encuentro ante el Nàstic vuelve a dejar claro que el Real Oviedo tiene un grave problema y que debe subsanarlo ya si de verdad quiere ser competitivo en la categoría. Los de Enrique Martín se llevaron una victoria en el descuento con una falta desde casi campo propio que nunca debería generar un problema. Y menos en el último minuto.
Con el de Albentosa de ayer, ya son siete los tantos encajados por el conjunto carbayón en esta faceta. Siete en once jornadas, una cifra difícilmente compatible con competir en la parte alta de la clasificación. Extremadura, Córdoba, Zaragoza, Elche, Rayo Majadahonda, Osasuna y Nàstic. Todos han castigado al Oviedo de la misma forma.
Si algo se puede sacar en claro de todos estos goles es que no hay un único culpable. Mientras que Alfonso no estuvo fino en el domino del área pequeña ante Rayo y Osasuna, los otros cinco tantos vienen de errores graves en la marca. Errores que en cada partido llevan un nombre distinto. Ayer le tocó a Christian.
No parece que esta faceta del juego sea posible mejorarla a base de repetirla en los entrenamientos. De poco vale que el equipo esté media hora al día despejando saques de esquina y faltas frontales si el fin de semana un error de un jugador tira al traste todo el trabajo realizado. El balón parado, y más en un Oviedo que utiliza la defensa individual, es un tema de concentración y de compromiso. Turno de los jugadores.