Natalia Lorenzo, psicóloga experta en emergencias y catástrofes: «Cualquier reacción emocional ahora es normal»

Sergio Muñoz Solís
Sergio M. Solís REDACCIÓN

ASTURIAS

Familiares y amigos asisten a la capilla ardiente este martes en el polideportivo municipal de Villablino (León) de cuatro de los cinco minero que ayer lunes perdieron la vida en la explosión en una mina de Cerredo
Familiares y amigos asisten a la capilla ardiente este martes en el polideportivo municipal de Villablino (León) de cuatro de los cinco minero que ayer lunes perdieron la vida en la explosión en una mina de Cerredo J.Casares | EFE

La especialista analiza el impacto de lo ocurrido en la mina de Cerredo y el proceso «traumático» que deben enfrentar familias y supervivientes: «Es previsible que haya mucho enfado, mucha rabia y dolor»

02 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Dolor, rabia, impotencia e indignación. Las imágenes durante la tarde del pasado lunes, horas después de la explosión en la mina de Cerredo, de los familiares y vecinos de los cinco fallecidos conmocionaron a toda Asturias. Hasta el lugar del accidente se desplazaron decenas de personas, alertados por las primeras informaciones publicadas en los medios de comunicación. Muchos necesitaron del apoyo psicológico del personal de Cruz Roja y de los servicios de emergencias según se iba confirmando la muerte de varios de los trabajadores que se encontraban en la mina.

Tanto los allegados de las víctimas como los supervivientes del trágico suceso deberán comenzar ahora un duro proceso de asimilación de lo ocurrido y un período de duelo que será «especialmente complicado» por las circunstancias de los acontecimientos. Así lo define Natalia Lorenzo, coordinadora de la Comisión de Intervención Psicológica de Emergencias y Catástrofes del Colegio de Psicología del Principado de Asturias. La finalidad de este tipo de atención es fomentar el bienestar de las personas afectadas, minimizando el impacto de la emergencia a través de la recuperación de su funcionalidad y ajuste psicosocial.

Lorenzo explica que, según el protocolo, es Cruz Roja quien debe decidir si es necesario desplegar o no un equipo de psicólogos tras este tipo de catástrofes. «Esa primera atención busca más un acompañamiento emocional, validar y normalizar las reacciones que puedan ocurrir y escuchar activamente a las personas», desarrolla. Sin embargo, Lorenzo señala que los voluntarios de Cruz Roja no están especializados en atender crisis de este tipo y se debería optar por cambiar el protocolo y dar cabida a psicólogos profesionales: «Es previsible que haya mucho enfado, mucha rabia y dolor por lo que ha ocurrido. Un psicólogo de emergencias sabe sostener y trabajar con esas emociones».

«Es una muerte repentina en un ambiente laboral, eso hace que el proceso de duelo sea mucho más duro. Estamos hablando de un hecho traumático, tu familiar va a trabajar y no vuelve. No es una muerte esperada», manifiesta la psicóloga, quien precisa que «cada persona es un mundo y los duelos son diferentes». No obstante, Lorenzo apunta comportamientos o emociones que cabría esperar por parte de las víctimas de incidentes de este tipo: «La primera fase siempre es la negación. Después, la tristeza. También podrían aparecer sentimientos de culpa, que se canalizarían hacia la ira o la rabia. Por último, llegaría la fase de aceptación», expone. «Es un proceso muy largo, pero el objetivo es que los afectados puedan reconstruir su vida sin ese ser querido que han perdido», añade.

«Ahora, al principio, cualquier reacción emocional es normal, pero podrían convertirse en patológicas con el paso del tiempo», comenta Lorenzo, quien advierte de la necesidad de que se lleve un seguimiento del estado psicológico de las personas atendidas. «Ya no solo son los familiares, sino que esto afecta también a quienes han tenido que intervenir, como bomberos, equipos de rescate y profesionales sanitarios. Todos van a requerir cierto apoyo», subraya.

No atender correctamente estas necesidades por parte de las víctimas y afectados podría dar lugar «con mucha más probabilidad» a episodios de estrés postraumático. Estos se pueden manifestar con síntomas de reexperimentación, es decir, sentir que se vuelve a vivir el suceso a través de «pesadillas o flashbacks recurrentes» y también «alteración fisiológica, niveles de ansiedad muy altos, apatía y síntomas depresivos o evitación, tanto del lugar de los hechos como de personas que hagan recordar el suceso».

Lorenzo sostiene que «no cualquier psicólogo vale» para atender emergencias de estas características, y que los profesionales encargados de ofrecer apoyo a víctimas de catástrofes deben poseer una acreditación emitida por el Consejo General de la Psicología de España: «Ellos deberían atender siempre estas situaciones».

La especialista considera que los profesionales expertos en emergencias «deberían formar parte de la administración» junto a otros cuerpos como el de Bomberos o la Policía. «Sería la manera de dejar de depender de convenios, voluntariado o colaboraciones. Tenemos que formar parte de las plantillas», reclama.