La Confederación Hidrográfica del Cantábrico estudia y prevé actuaciones sobre las zonas más problemáticas para responder con rapidez y eficacia en caso de grandes avenidas de agua
10 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La tragedia de la DANA de Valencia ha sensibilizado enormemente a la población asturiana respecto a las inundaciones, y eso se ha notado en la gran cantidad de consultas sobre zonas con riesgo de inundación que está recibiendo estos días la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC). Asturias cuenta con numerosas zonas consideradas Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPSI), que la CHC registra concienzudamente y que se va actualizando con el tiempo, conforme hay más datos.
Como explica la presidenta de la CHC, Bárbara Monte, para considerar las zonas de mayor riesgo se tiene en cuenta cuánta superficie inundaría el río en caso de que hubiera un desbordamiento, qué velocidad adquiriría el agua -ya que a mayor velocidad, es más peligroso- y a qué población o qué actividades afectaría. La presencia de hospitales, geriátricos, colegios o elementos del patrimonio cultural son prioritarias. Las de más riesgo son las ARPSI de tipo 1.
Una vez declaradas estas áreas como ARPSI, se establecen Planes de Gestión del Riesgo de Inundación, que comportan medidas estructurales. En algunas zonas, se realizan obras de contención como presas, canales o sistemas de desagüe, y también hay una regulación estricta para evitar desarrollos urbanísticos en zonas inundables que puedan dar problemas en un futuro. Un ejemplo de la aplicación de medidas es el Hospital de Arriondas, situado en una zona de riesgo en la cuenca del río Sella «pues lógicamente es una estructura que merece y necesita una mayor protección», en palabras de Monte. Otras zonas de especial riesgo son Vegadeo o la ría de Villaviciosa, donde la unión de las mareas con grandes precipitaciones puede causar problemas considerables. También la localidad de Bueño, en Ribera de Arriba, situada a orillas del Nalón, es una zona propicia a inundarse.
Otra forma de luchar contra los daños de las inundaciones es la prevención a través de la propia normativa. Como explica Bárbara Monte, desde 2005, cuando se lleva a cabo un desarrollo urbanístico o cualquier instrumento de planificación urbanística, requiere un informe de la CHC: «Eso es importante porque la en Confederación tenemos que actuar conforme a nuestra planificación geológica, e informar qué afección tiene cada terreno a nivel de inundación».
Y desde 2023, a raíz de una modificación reglamentaria, los usos en los nuevos planeamientos urbanísticos tienen que estar fuera de las zonas alcanzadas por la llamada avenida de 500 años. Las avenidas, que son los aumentos del caudal de los ríos que pueden derivar en desbordamientos, tienen varios grados en función de su probabilidad. Las avenidas ordinarias son aquellas que ocurren casi todos los años y apenas comportan riesgos. Después están las avenidas extraordinarias o de retorno específico, menos frecuentes pero más destructivas. Una avenida de 500 años sería aquella que tiene probabilidad de ocurrir cada 500 años. Eso no significa que si ocurre un año no puede ocurrir al año siguiente. Simplemente es que tiene un 0,2 por ciento de probabilidad de que ocurra cada año.
Los valles de los ríos han sido siempre zonas fértiles e interesantes para el comercio o la industria, y por eso han sido ocupadas históricamente. El problema es que, en algunos de estos lugares en torno a los cauces, la vulnerabilidad a las inundaciones es muy alta. Y aunque los desarrollos en estos entornos se han limitado desde 2005, hay muchos otros que vienen de épocas anteriores, y su vulnerabilidad sigue intacta.
Cabe preguntarse qué debilidades y qué ventajas tienen tanto los ríos como el clima asturiano respecto al Levante, y si podría darse en Asturias una caída de agua tan extraordinaria como la de Valencia. Respecto a esto último, la presidenta de la CHC sostiene que, aunque nunca se puede decir nada definitivo respecto a las veleidades del clima, la probabilidad en el Norte es menor, porque la magnitud de los fenómenos como la DANA se produce por el calentamiento del Mediterráneo. Todo indica a que este tipo de tormentas irán en aumento en frecuencia y, sobre todo, en intensidad. El Cantábrico es un mar más frío, con lo que las tormentas tienden a ser menos devastadoras.
Por otra parte, la desventaja de los ríos asturianos es que son cortos y caudalosos, y eso hace que lleven bastante material. «Eso hace que el tiempo de concentración en el que va a llegar la avenida es corto; es decir, que tenemos poco margen de poder maniobrar, eso sería una debilidad orográfica de nuestros ríos».
Otro factor del territorio asturiano es la vegetación. La desertificación ayuda mucho a que las aguas bajen con más furia, mientras que el terreno rugoso y la vegetación de ribera influyen en la velocidad de la avenida. Los suelos verdes y la vegetación frenan en cierta manera el cauce, y una menor velocidad siempre reduce en cierto modo el riesgo.
Son importantes, por otra parte, las labores de limpieza de los cauces. Es un trabajo que ayuda a que las aguas circulen mejor, y que no afecten y provoquen desbordamientos por acumulaciones de material. La CHC invierte seis millones de euros al año en conservación de cauces, de los que tres se dedican a los ríos asturianos. Es un trabajo arduo teniendo en cuenta los muchos ríos que cruzan la región.
La presidenta de CHC cree que mantener bien los ríos es importante, si bien reconoce que cuando se trata de riadas tan extremas como la de Valencia «empieza a ser poco relevante; siempre se lo digo a los representantes de los ayuntamientos, porque es una inquietud importante que nos hacen llegar; creemos que no van a ser determinantes en caso de una avenida muy importante pero en casos concretos pueden ser útiles». Bárbara Monte subraya la importancia de que los ayuntamientos se pongan en contacto con la CHC «porque muchas veces el propio ayuntamiento es más conocedor de la zona que está teniendo problemas».
En todo caso, cualquier persona puede consultar las páginas cartográficas de en la web de la CHC, para conocer el grado de riesgo de inundación que hay en su entorno. Todos los estudios apuntan a que las lluvias van en aumento, y aunque es poco probable que Asturias sufra una tormenta tan devastadora, no está mal que cada cual en su zona sepa a qué atenerse para tomar a tiempo medidas y evitar más daños de los necesarios si el tiempo se sale de madre.