Ignacio Villaverde: «La Universidad tiene que adaptarse a un estudiantado que ya no es el de hace unos años»
ASTURIAS
El rector en funciones y candidato a la reelección el próximo 25 de abril apuesta por reformular la docencia con el fin de atraer alumnos y espera contar con el beneplácito de la comunidad universitaria para llevar a término su plan estratégico en el que será el primer mandato de seis años que marca la nueva LOSU
21 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Ignacio Villaverde (Gijón, 1965) aspira a ser reelegido rector de la Universidad de Oviedo este jueves, 25 de abril, en unas inesperadas pero justificadas elecciones a las que está llamada toda la comunidad universitaria. Catedrático de Derecho Constitucional, espera conseguir el beneplácito de estudiantes, profesores e investigadores y personal de administración y servicios para dar continuidad a un proyecto ideado para el largo plazo. Analiza los principales retos a los que tiene que hacer frente la institución académica y las propuestas que espera llevar a término si su candidatura resulta ganadora.
—El adelanto electoral pilló por sorpresa a la comunidad universitaria. Ya metido en campaña y con una candidatura rival, ¿sigue convencido de que fue la mejor opción?
—Sí, desde luego. Esa decisión se tomó siempre pensando en el bien de la universidad y en sus intereses. Y se tomó por dos razones. La primera por aprobar los estatutos, que son los cuartos de nuestra historia. Es algo lo suficientemente trascendente para pensar primero que cierras una etapa y hay que abrir una nueva, y es lógico que se abra preguntando a la comunidad universitaria si respalda el proyecto o quiere cambiarlo. Y luego, la apertura de esa nueva etapa implicaba la concatenación de sucesivos procesos electorales que podrían llevarnos a prácticamente un año y medio después, con la consiguiente paralización del funcionamiento de la universidad. Creo que un elemental sentido de la responsabilidad institucional te llevaba a tomar esa determinación: empezamos una nueva etapa, queremos saber si la comunidad universitaria nos sigue apoyando y ahorrarnos un proceso electoral que iba a durar de una manera desproporcionada.
— ¿Qué le está transmitiendo la comunidad universitaria en este inicio de campaña?
— Estoy muy contento porque las sensaciones son muy buenas. Creo que en todas las reuniones que estamos teniendo la comunidad universitaria está mostrando un apoyo al proyecto como el que, por cierto, ha venido mostrando a lo largo de todo este tiempo. Porque cada vez que hemos llevado a un órgano de gobierno o al claustro cuestiones y decisiones relevantes, hemos tenido ese apoyo. Por otra parte, eso me genera una cierta preocupación que no me cansaré de repetir, que es que no se dé nada por hecho, que estas elecciones no están ganadas ni perdidas. Yo insisto en que la comunidad universitaria tiene que ir a votar el 25 de abril, porque eso demostrará que somos una universidad sana democráticamente.
— ¿Qué balance hace de los tres años de mandato?
— El balance lo tiene que hacer la comunidad universitaria y ese balance lo expresará con toda seguridad el próximo 25 de abril. Ahí sabremos si el balance es positivo o si es negativo. Lo que sí puedo decir es que este equipo rectoral ha dedicado todo su tiempo y todo su esfuerzo a cumplir con nuestros compromisos y a hacer de esta universidad una universidad mejor. Pero quien tiene que hacer el balance es la comunidad universitaria y lo hará el próximo 25 de abril.
— ¿Se arrepiente de alguna decisión?
— Más que arrepentirme, sí que hay cosas que me hubiera gustado culminar. Por ejemplo la residencia universitaria de Gijón, cuestiones en las que me hubiera gustado avanzar más, ir a mayor velocidad y haber obtenido resultados antes. Por eso, si nos dan la oportunidad de seguir dirigiendo esta universidad, mi compromiso es que en esos ámbitos se aumente la velocidad de gestión para obtener resultados cuanto antes.
«Las relaciones con el Ayuntamiento de Oviedo siguen siendo muy cordiales y, con el alcalde, yo creo que todas las heridas sanan y esa herida sanará, es una cuestión de tiempo»
— Una de las grandes polémicas de estos tres años fue el traslado de Minas a Mieres. ¿Cree que pasará factura en las elecciones?
— Creo que el asunto de Minas fue más una polémica externa que interna. Internamente eso no suscitó ningún tipo de polémica y prueba de ello es que fueron decisiones que se adoptaron prácticamente por unanimidad en todos los órganos de gobierno de la universidad, y además con una enorme tranquilidad y un enorme sosiego. Por lo tanto, internamente creo que eso está ya amortizado.
— En lo externo, el principal opositor a esta decisión fue el alcalde de Oviedo, ¿en qué punto se encuentra esa relación?
— Las relaciones con el Ayuntamiento de Oviedo siguen siendo muy cordiales y, con el alcalde, yo creo que todas las heridas sanan y esa herida sanará, es una cuestión de tiempo.
— Si gana las elecciones del próximo 25 de abril tendrá por delante un mandato de seis años, el nuevo tiempo que marca la LOSU. ¿Cuáles son los grandes retos de la Universidad de Oviedo para ese período?
— En el equipo nunca hemos pensado en términos de tiempo sino de objetivos y resultados. Hay muchos objetivos y muchas metas que nos fijamos en el 2021 que ya sabíamos que eran de muy largo alcance. Por ejemplo, la mejora en la gestión de la investigación sabíamos que nos iba a requerir muchísimo tiempo. La transformación digital, la reestructuración administrativa… Pero afortunadamente tenemos una planificación estratégica que nos guía y que, si ganamos el 25, someteremos a reevaluación de la comunidad universitaria. Además de eso, creo que el gran reto que tiene la universidad en los próximos años es repensarnos como institución educativa y formadora. La universidad tiene que poner encima de la mesa una reflexión sobre nuestra docencia y preguntarnos si ya somos muy buenos, porque eso es lo que nos dicen, cómo podemos ser mejores. Tenemos que preguntarnos sobre cómo queremos enseñar y cómo queremos que nuestros estudiantes aprendan, para mí ese es el gran reto de los próximos años.
«Nuestro estudiantado ha cambiado mucho, es muy diverso, muy plural, viene de sitios muy distintos… Y nosotros tenemos que ser capaces de ofrecerles una formación que satisfaga sus expectativas, que atienda a sus intereses»
— ¿Cómo tendría que ser a su juicio esta nueva docencia?
— Tenemos que adaptarnos al perfil de un estudiantado que ya no es el de hace unos años. Nuestro estudiantado ha cambiado mucho, es muy diverso, muy plural, viene de sitios muy distintos… Y nosotros tenemos que ser capaces de ofrecerles una formación que satisfaga sus expectativas, que atienda a sus intereses, que se organice de manera que ellos puedan compatibilizar esos nuevos intereses que tienen —muchos de ellos trabajan— con su necesidad de formación. Y hacerlo de tal manera que nos elijan, porque ahora el estudiantado elige lo que quiere estudiar, y en la Universidad de Oviedo queremos ser el objeto de esa elección. Para eso tenemos que repensar muchas cosas: desde nuestros planes de estudio, nuestra metodología formativa, nuestras aulas, nuestras infraestructuras, nuestra gestión administrativa de la docencia, nuestras plataformas digitales… Tenemos que estar en el mundo en el que está nuestro estudiantado, que es un mundo digital. Porque insisto, si no hacemos eso los acabaremos perdiendo. Y lo que quiere la Universidad de Oviedo es ganarlos.
— En esta nueva docencia podría jugar un papel fundamental rejuvenecer el Personal Docente Investigador (PDI)
— Ese es un reto que nos marcamos desde el año 2021. Porque lo que nos preocupaba era el relevo generacional en nuestros grupos de investigación, que no hubiera saltos en el tiempo y por lo tanto nuestros grupos de investigación tuvieran relevos generacionales que además permitiesen abrir nuevas líneas y crear nuevos grupos. En estos tres años, con nuestra estrategia de plazas para ayudantes doctores, contratos predoctorales y toda la política de profesorado, hemos conseguido rejuvenecer la Universidad de Oviedo en un 14 por ciento. En este momento hay más de 150 ayudantes doctores en la universidad y casi 200 predoctorales dentro de ese objetivo de ir equilibrando poco a poco nuestra pirámide de edad para garantizar a largo plazo que habrá un flujo de profesorado.
«Nuestra idea es que todo el presupuesto que se libere como consecuencia de la jubilación de nuestro profesorado más sénior lo invirtamos en la contratación de profesorado ayudante»
— A parte de lo ya conseguido, ¿cuál sería la estrategia de incorporación de ayudantes doctores en los próximos años?
— Nuestra idea es que todo el presupuesto que se libere como consecuencia de la jubilación de nuestro profesorado más sénior lo invirtamos en la contratación de profesorado ayudante. Y no solo para atender necesidades docentes, también para atender dos cosas fundamentales: las necesidades de investigación y abordar aquellas situaciones críticas en las que están algunas áreas o algunos departamentos, derivadas del envejecimiento de su profesorado. Lo que queremos además es ofrecer un modelo de carrera académica para que ese profesorado joven sepa a qué atenerse.
— Una de las principales quejas de los grupos de investigación es el exceso de burocracia. ¿Cómo agilizar esos trámites?
— Nosotros ahí tenemos una triple estrategia, que empieza a dar frutos ahora, por ejemplo con la implantación de la factura electrónica, y estamos a punto ya de lanzar las comisiones de servicio digitales, que las hemos parado hasta después de las elecciones. Pero la triple estrategia es, primero, procedimental: simplificar procedimientos. El servicio de investigación y el vicerrectorado están revisando todos los procedimientos para aligerarlos. Segunda estrategia: una vez que simplifiquemos los procedimientos, digitalizarlos como ya hemos hecho con la factura electrónica. Y por último, la tercera estrategia pasa por descentralizar la gestión de la investigación: en las relaciones de puestos de trabajo que habíamos empezado a negociar y que seguiremos negociando si ganamos el 25 de abril están las nuevas administraciones de campus. Y dentro de esas nuevas administraciones de campus, vamos a crear una unidad de apoyo a la gestión de proyectos de investigación y de atención al investigador y a la investigadora con la pretensión de que esas unidades asuman buena parte de la carga de gestión que ahora tienen que asumir los equipos de investigación.
— Ampliar el campus del Cristo es otro de los proyectos prioritarios y que necesitaría de esa agilidad…
— Yo me siento muy orgulloso de que este haya sido el equipo rectoral que se ha puesto manos a la obra con ese gran proyecto muy anhelado por la Universidad. Eso se ha traducido en que nosotros hemos hecho los deberes que nos correspondían, que era solicitar a la Tesorería General de la Seguridad Social la cesión de los edificios y los terrenos para poder hacer ese desarrollo, y licitar y adjudicar el contrato para efectuar el estudio técnico y de viabilidad del desarrollo del campus en esos terrenos. Nosotros ya hemos cumplido con esa parte y estamos pendientes de que la Tesorería General formalice esa cesión y de que se nos entregue el estudio técnico, porque eso ya abriría una nueva fase.
— ¿Podría hacerse realidad en el próximo mandato? ¿Maneja la universidad algún plazo?
— Nosotros el marco temporal en el que estamos trabajando es 2030, tener todo el proyecto ya desarrollado en el 2030.
«El profesor Cueva tiene eslóganes, no tiene proyecto. Esto no es o tengo 300 millones o no hago nada. Esto es si puedo tener 300 millones muy bien pero, si no los tengo, yo tengo que seguir dirigiendo y gestionando esta universidad y tengo que saber cómo»
— La principal propuesta del candidato Cueva Lovelle es aumentar el presupuesto de la Universidad hasta los 300 millones de euros. ¿Lo ve factible?
— El profesor Cueva tiene eslóganes, no tiene proyecto. Y además tiene 25 puntos que los podría firmar yo o cualquier otro rector, hasta Teodoro López Cuesta en los años 70. Pero tiene más de eslogan que de programa y proyecto. Porque en relación con los 300 millones, lo que habría que preguntarle es para qué y cómo. Es una cifra que ¿por qué 300 millones y no 350 o 270? ¿De dónde saca esa cifra de los 300 millones? Cifra que, por cierto, se alcanzará en dos o tres ejercicios presupuestarios porque va a ser el resultado de ese convenio plurianual de financiación que este equipo acordó con el Principado y que supone una inversión de 1.000 millones de euros entre 2023 y 2028. Pero además hay otra cuestión, es que a parte de eslóganes son desideratums, porque todo lo cifra en tener más dinero. Y claro, mi pregunta es, ¿y si no tiene los 300 millones? Porque quien asume responsablemente este tipo de retos lo primero que debe hacer es ser consciente de que lo importante no es tener un determinado presupuesto, es saber cómo vas a gestionar el presupuesto que tienes. Porque esto no es o tengo 300 millones o no hago nada. Esto es si puedo tener 300 millones muy bien pero, si no los tengo, yo tengo que seguir dirigiendo y gestionando esta universidad y tengo que saber cómo. Esa es la respuesta que todavía el candidato no ha dado y que nosotros sí hemos dado, está en el programa y está avalada por tres años de resultados.
— Volviendo a las elecciones del próximo 25 de abril, uno de los grandes problemas suele ser la escasa participación. ¿Cómo animaría a la comunidad universitaria a formar parte de este proceso?
— Animaría con una idea abstracta y un ruego. La idea es que la universidad tiene el inmenso privilegio de que su comunidad universitaria puede decidir quién quiere que los dirija durante los próximos años, y creo que no podemos desperdiciar esa oportunidad. Por lo tanto hablará mucho de la salud democrática de nuestra universidad si conseguimos que la comunidad universitaria participe, porque puede decidir. Y ligado a esto, ese ruego: a mí me gustaría que la comunidad universitaria cuando vaya a votar piense sobre qué universidad quiere y cómo la quiere, y que tenga en cuenta que con sus luces y sus sombras hay un candidato y un equipo de personas que tienen un proyecto y que al otro lado lo único que hay es el tremendismo y los eslóganes. Ellos tienen que pensar quién quieren que dirija esta universidad, los que tienen un proyecto o el que tiene un eslogan.