Seguridad, formación y emergencias: el «amplio futuro» de la Brigada de Salvamento Minero más allá de la mina
ASTURIAS
El cuerpo, con más de 100 años de historia, ha diversificado sus servicios y sus miembros son los especialistas con más conocimiento y entrenamiento para actuar en espacios confinados, con ambientes irrespirables y atmósferas explosivas
28 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Con el cierre de casi todos los pozos de carbón y la actividad minera reducida a la mínima expresión aquí en Asturias, se podría pensar que la centenaria Brigada de Salvamento Minero (BCSM) es un cuerpo de rescate en extinción y con poco futuro al no quedar apenas minas en las que se puedan requerir sus servicios. Pues nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que la Brigada de Salvamento Minero, con sede en el pozo Fondón, es un equipo que ha sabido diversificar los servicios que prestan aprovechando que son los especialistas con más conocimiento y más entrenamiento para actuar en espacios confinados y en atmósferas explosivas. Así, este equipo proporciona hoy por hoy servicios de seguridad, asesoramiento, formación especializada en distintos ámbitos y actuaciones en emergencias, entre otros servicios.
«La minería ha ido a menos y, últimamente, ya no hay rescates con víctimas en los pozos» comenta María Gutiérrez, directora de Marketing y Estrategia Comercial de Hunosa, quien añade que se ha sabido ver que «los conocimientos de este cuerpo se podían enfocar a otros ámbitos», como prestar servicio a cualquier tipo de industria, la revisión de instalaciones y espacios confinados (túneles, colectores, galerías subterráneas, minería, tolvas y silos, bien de tipo industrial o agrícolas, entre otros), trabajos en condiciones extremas con equipos de respiración autónoma en circuito cerrado, trabajos verticales en altura; o también a dar formaciones para trabajos en espacios confinados, para brigadas de seguridad, para otras brigadas mineras, en técnicas de sostenimiento y fortificación, para la utilización de EPIs especializados en rescates en atmósferas explosivas (ATEX) o, incluso, formación para equipos profesionales, como pueden ser los de emergencias en túneles o en infraestructuras subterráneas.
Es más, el ingeniero técnico de la Brigada, Alberto Sanz Solís, señala que la propia Brigada de Salvamento Minero es un cuerpo que actúa en emergencias en colaboración con Protección Civil (112), Bomberos de Asturias, Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias (UME). A esto, suma, en el ámbito de las emergencias, la realización de inspecciones, informes y auditorias de seguridad; asesoramiento y elaboración de planes de evacuación; simulacros de evacuación; y simulacros de incendios en espacios confinados, además de proporcionar asistencia 24/7 ante posibles emergencias en espacios industriales y otros equipamientos.
Con todo esto, María Gutiérrez considera que la Brigada de Salvamento Minero, lejos de estar al borde de la desaparición, tiene «un amplio futuro» porque, además, destaca la apuesta que se hace desde Hunosa por un cuerpo de rescate con tanto conocimiento: «Se está apostando fuertemente por la Brigada», manifiesta la directora de Marketing y Estrategia Comercial, consciente de que «si desaparece la Brigada, el conocimiento y la experiencia que tienen no se transmite». «Seguimos formando personal y colaborando con otros cuerpos de rescate, porque los integrantes de la Brigada están muy especializados y trabajan con equipos materiales muy exigentes, que no quiere nadie porque pesan mucho y se tiene que haber entrenado mucho con ellos», precisa.
Un equipo con gran potencial
«Y día a día vamos viendo que hacemos falta», apostilla Alberto Sanz, que dice que quizá hasta hace poco no se conocía el potencial que la Brigada podía tener. «Porque todo lo que nos rodea puede ser un espacio confinado y cualquier polvo en suspensión, aunque sea harina, es un potencial explosivo», interviene la directora de Marketing, que apunta que los garajes, el alcantarillado de las localidades, el metro de las ciudades o la recién inaugurada variante de Pajares son escenarios en los que la Brigada de Salvamento Minero podría actuar ante un derrumbe o un incendio, por ejemplo, «porque ante hechos así se necesitan técnicas de minería y saber controlar el equipo de respiración autónomos de larga duración», transmite el ingeniero técnico, que matiza que se necesita mucha preparación con esos equipos porque, además de tener un peso de más de 15 kilos, «cuanto más le exijas, más calienta» o, como suelen decir los brigadistas, «el equipo aprieta bastante», por lo que concluye a este respecto que «tienes que saber tu límite para estar cómodo», dice Alberto Sanz. No obstante, la Brigada de Salvamento ha logrando tiempos de intervención de unas 4 horas en ambiente irrespirable y/o explosivo.
Pero para llegar a eso, asegura que hacen falta «muchas horas de práctica». Haciendo un símil, Alberto señala que hay que entrenar y practicar hasta que el control de los equipos sea «como conducir un coche», aunque no obvia que, además, «hay que tener sentido común».
Así, a los entrenamientos, formación y prácticas para después desenvolverse en espacios confinados y en atmósferas explosivas, en microvoladuras, en extinción de incendios, en trabajos en altura y en condiciones extremas, en sostenimiento de terrenos, o en revisión de instalaciones y protocolos de seguridad, dedican horas y horas, tanto en las instalaciones que tienen en el pozo Fondón, en Langreo, donde cuentan con 750 metros cuadrados de superficie útil para ello, a los que hay que añadir el exterior con terrenos, túneles y múltiples instalaciones y equipamiento para la formación y el entrenamiento específicos en seguridad industrial. «Y vamos adaptando las instalaciones a lo que necesitamos», comenta Alberto Sanz, que añade que «Hunosa tiene mucho patrimonio» aprovechable para su formación y entrenamiento, aunque también patrimonio que hay que conservar: «hay muchos kilómetros de galerías que hay que mantener, y también está la red de geotermia».
Además, de llevar a cabo el planning diario que tienen establecido para cada uno de los tres turnos con simulación de rescates, extinción de incendios y prácticas de sostenimiento en la bocamina y en el túnel ferroviario del que disponen, Alberto Sanz apunta que a menudo hacen visitas a instalaciones mineras en activo para mantener el contacto con la mina y los espacios confinados. «Y cuando los Bomberos hacen prácticas en el túnel de ensayos San Pedro de Anes, una instalación muy singular, ellos hacen el entrenamiento y nosotros damos la seguridad», pone como ejemplo el ingeniero, que enumera entre las actuaciones que han realizado en los últimos tiempos la revisión de los canales internos de las escombreras y de Cogersa; la revisión de la canalización de aguas Isabel II, en Madrid, donde se produjo la quiebra de un tramo; o, incluso, el rescate de un espeleólogo en una cueva, además del mediático rescate del niño Julen en Totalán hace ahora cinco años.
Especialistas que «minimizan el mérito»
«Son especiales», expresa la directora de Marketing y Estrategia Comercial de Hunosa respecto a sus integrantes, y es que la misma cuenta que ellos «minimizan el mérito» del entrenamiento y el trabajo que realizan cuando, además de valorar la actuación que han realizado, también hay valorar cómo lo han realizado, y pone como ejemplo cuando actúan «en una tolva, con productos complicados, con monos, guantes, totalmente encintados para no tener contacto con el producto, con un equipo que pesa muchísimo, calor y un esfuerzo físico intenso».
María Gutiérrez también avala el futuro de la Brigada de Salvamento Minero al tener en cuenta que en muchísimos ámbitos «la seguridad va a más» y en los espacios confinados «las compañías de seguros requieren especialistas». En el ámbito de las atmósferas explosivas, otra ventaja de este cuerpo de rescate es que «todos los equipos que tenemos son ATEX por normativa», algo inusual en otros cuerpos y fuerzas de seguridad o de emergencia, mientras que en el ámbito de la minería explica Alberto Sanz que «siempre ha sido una filosofía porque está relacionado con el grisú de las minas y es por protección».
Por toda esa versatilidad y por la capacidad de diversificación que ha tenido la Brigada de Salvamento Minero, Gutiérrez reseña que «nos salen muchos trabajos», tantos que tienen que tener una buena organización de agenda para atender todo para lo que son requeridos. Por ello, otra virtud de los actuales brigadistas es dedicar tiempo a formar a mineros en activo como futuros integrantes del equipo de rescate y transmitirles sus conocimientos y experiencias para que, a su vez, puedan dar continuidad a un cuerpo con más de 100 años de historia.