Las razones por las que el AVE a Asturias será el más lento de España

Elena G. Bandera
E. G. Bandera REDACCION

ASTURIAS

F. Sotomonte

De Madrid a León, los trenes directos de alta velocidad bajan de las dos horas pero, a partir de Pola de Lena, se toparán con un trazado obsoleto y con tramos limitados incluso a 80 kilómetros por hora

21 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los escollos de la alta velocidad entre Asturias y Madrid no se limitan solo a que la variante de Pajares, después de casi 20 años en obras, esté operativa en la enésima fecha anunciada para su apertura. Aún quedan actuaciones y pruebas por realizar que alargarán la fecha de su apertura más allá del mes de mayo anunciado y, al parecer, también están por definir los tiempos de viaje.

El último dato en ese sentido lo aportaba la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, durante el viaje en pruebas en alta velocidad por los nuevos túneles, al asegurar que el trayecto entre Asturias y Madrid se reduciría a dos horas y 43 minutos con la nueva infraestructura. Desde Adif, este pasado jueves, se matizaba que el tiempo de viaje del entorno de las tres horas entre Madrid y Oviedo corresponde a una estimación realizada usando como referencia velocidades máximas de 300 kilómetros por hora y sin paradas.

«Es importante aclarar que los tiempos de viaje en una infraestructura vienen determinados por los parámetros técnicos de explotación definitivos, el material empleado por las operadoras y el número de paradas que éstas planifiquen en sus servicios», señalaba al respecto la presidenta del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), María Luisa Domínguez. Es decir, que en el mejor de los casos se rondaría esas tres horas de viaje en los trayectos directos, sin paradas y con trenes de alta velocidad que en todo caso no podrán discurrir a las velocidades iguales o superiores a los 200 kilómetros por hora ni en el tramo León-La Robla ni de Pola de Lena a Oviedo y Gijón. Y así será hasta que finalicen las obras que están en marcha en el tramo leonés y hasta que se inicien y completen las del trazado asturiano, aún pendientes de licitarse en una primera fase hasta Oviedo.

El tiempo de viaje entre León y Madrid, que son 288 kilómetros de la línea de alta velocidad entre Asturias y la capital de España, oscila entre una hora y 51 minutos y dos horas y dos minutos. Para completar el trazado de León hasta Oviedo, el viaje -sin paradas- se prolongará al menos una hora más. Casi lo mismo que en coche. 

Y estos tiempos se deben, primero, a que nada más salir de León, el tramo hasta La Robla no está adaptado todavía a la alta velocidad pese a llevar, como recordaban recientemente desde la Unión del Pueblo Leonés (UPL), «más de 18 años entre estudios y obras para completar poco más de 20 kilómetros de vía», que encima son llanos y con una complejidad mínima comparada, por ejemplo, con la variante. «Se está tardando en su finalización más de lo que se ha tardado en construir la línea Madrid-Barcelona o lo que se tardó en su día con la línea Madrid-Sevilla de alta velocidad», dejaban claro también desde UPL. El caso es que los trenes por ese tramo, independientemente de que la variante esté abierta o no, tienen que circular a velocidad normal -máximo 160 kilómetros por hora- hasta que finalicen las obras. 

Cinco años perdidos

Y, segundo, porque una vez en Pola de Lena la alta velocidad se da de bruces con la obsoleta infraestructura de las cercanías de Asturias, con tramos en los que incluso hay que bajar a 80 kilómetros por hora y en los que la velocidad máxima es de 140. La renovación del trazado entre Pola de Lena y Gijón ya se recogía en el Plan de Cercanías 2017-2025, que fue elaborado por técnicos de Renfe y Adif con todas las carencias y las necesidades de la red ferroviaria de Asturias, que no se puso en marcha con inversones que finalmente superan los 1.000 millones de euros hasta el año pasado. Es decir, con cinco años de retraso o, lo que viene a ser lo mismo, perdidos, porque esas obras ya podían haber estado finalizadas de haberse iniciado en 2017.

El presidente del comité de empresa de Renfe en Asturias, Francisco Barros, recuerda que siempre se ha reivindicado que, aunque la variante era necesaria para descongestionar el cuello de botella que es la centenaria rampa Pajares, «había más vía más allá de Campomanes». Con todo, la modernización del trazado entre Pola de Lena y Gjón, que se realizará en dos fases y cuyos trabajos pueden realizarse fuera del horario comercial, permitiría una velocidad máxima de 160 kilómetros por hora para los trenes de alta velocidad. «De Pola de Lena a Gijón, que son 70 kilómetros, se tardará 26 minutos; en cercanías se iría a 140 kilómetros y, en mercancías, a 80, pero se podrá ir por una vía renovada y adaptada a esas nuevas velocidades».

Barros indica que se puede ir un paso más allá para mejorar la seguridad y la velocidad de los trenes de larga distancia adaptando el ancho de los túneles del trazado entre Pola de Lena y Gijón a los distintos estándares que establece la normativa europea para la alta velocidad. La seguridad en un trazado ferroviario implica que, si no se cumplen por cualquier motivo ciertos parámetros, se limita la velocidad. Se tiene que ir más despacio, independientemente del tipo de tren, para garantizar siempre esa seguridad.

En cuanto a las obras de la variante, Barros confía en que las administraciones pongan los medios necesarios para que las actuaciones y las pruebas pendientes se realicen con seguridad, fiabilidad y eficacia. «Si a Adif, la Agencia Ferroviaria y al ministerio les preocupa la seguridad, que pongan los medios necesarios para darle un pequeño impulso a la finalización de las obras con todos los parámetros de seguridad al 120% de fiabilidad para que culmine no ya en mayo, pero en junio, no en octubre», señala. También considera que, en estos últimos meses de obras tras casi dos décadas, es necesaria una elevada coordinación por parte de las empresas y los organismos que trabajan en la variante.