El entorno de Mallada trata de resistir el veto de Feijoo pidiendo un congreso. La presidenta recibió en abril el primer aviso de que la dirección nacional no contaba con ella pero «se enrocó», según sus detractores
29 sep 2022 . Actualizado a las 10:58 h.Pasadas las primeras horas tras la confirmación de que Génova no quería a Teresa Mallada como candidata y dirigente en el Principado, el entorno de la presidenta del PP asturiano se debatía en una encrucijada: aceptar sin más los designios de Feijoo, elegir un nombre de compromiso y prepararse para los comicios de mayo, o plantar batalla y revivir por enésima vez la eterna guerra civil que retorna de forma intermitente al seno del conservadurismo asturiano. Desde la dirección nacional oficialmente no se hacían declaraciones y redirigían a «el partido en Asturias» para que resolviera con presteza la designación. Pero parte del entorno de Mallada deslizaba que esperaban que hubiera un congreso en que pudiera participar. «Se ha generado una situación de colapso», resumían fuentes del PP nacional, que recuerdan que Mallada ya fue avisada en abril y que, tras su empecinamiento y tras hacer oídos sordos, tuvo que ser el propio Feijoo quien comunicase personalmente su decisión.
El terremoto del miércoles arrancó con la confirmación final de que Núñez Feijoo no quería a las presidenta y que se lo había notificado personalmente el lunes, en Madrid, justo después de que la asturiana hubiera participado en la primera ronda de contactos de la negociación del presupuesto del Principado. Pero era algo que se había insinuado ya en abril y explicitado de forma cada vez menos sutil en los últimos meses. En la declaraciones de finales de agosto a La Voz de Asturias, el presidente del PP indicaba que «somos un partido que cree en las autonomías, pero somos un partido nacional. No hemos tenido ningún problema ni en Extremadura, ni en Madrid, ni en Murcia ni en ningún otro sitio… Así que vamos a pretender no tener un problema en Asturias». Los detractores de la presidenta lamentan que se «enrocara» alentada, según dicen, por su entorno.
Por la mañana, al mediodía, estaba previsto que la propia Mallada hablara a los medios de comunicación, como siempre ocurre al término de la junta de portavoces que prepara los plenos cada semana. Pero este miércoles nadie acudió desde el PP para dar declaraciones.
Distintas fuentes explicaron que el primero aviso serio a Mallada llegó de la mano de dos pesos pesados de la nueva dirección de Feijoo, el coordinador general del PP Elías Bendodo, y el vicesecretario de Organización del PP, Miguel Tellado. Ambos llegaron en abril a Oviedo para tener un encuentro con la cúpula asturiana para tratar de llegar a un acuerdo para que se hiciera a un lado. La dirección nacional, según citó Efe, señaló al respecto que «no quiso colaborar y se ha generado una situación de colapso». Hay incluso dentro de la formación quien apunta en los últimos meses de mandato de Pablo Casado tanto él como Teodoro García Egea pretendían un cambio de liderazgo en el Principado.
En todo caso, la advertencia de abril, explícita o sutil, no detuvo en absoluto a Mallada que reafirmó su intención de seguir al frente del partido incluso en los momentos en los que se elevaba aún más la tensión interna. Episodio singular fue el que llenó titulares, en pleno verano, tras hacerse pública una comida entre el secretario general del PP asturiano, Álvaro Queipo y Francisco Álvarez-Cascos. El exministro acaparó titulares pero su nombre se lo llevó el viento en septiembre mientras que el de Queipo permanece porque es el de este diputado por el occidente (el único de su grupo en el parlamento autonómico que ha tenido intervenciones en el pleno en eonaviego) el que más ha sonado en las últimas horas para hacerse cargo del partido, al menos encabezar una gestora si llega el caso.
Congreso
Si hay congreso el tiempo apura. El cónclave asturiano lleva postergado prácticamente toda la legislatura, siempre demorado por causas externas como la pandemia, las convocatorias electorales de otras comunidades, o la última crisis interna del partido, que a que descabalgó a Pablo Casado para aupar a Núñez Feijoo.
Y ese congreso era el requisito último, pero especialmente de cara a obtener legitimidad ante la militancia, para que Mallada afianzara su liderazgo en Asturias. Ella fue designada desde Génova al llegar Casado a la dirección del partido pasando por encima de la presidenta regional, Mercedes Fernández 'Cherines', a quien se impuso una bicefalia para que Mallada fuera candidata en los comicios. La convivencia fue inexistente y las broncas constantes, de manera que, al final y tras muchos desencuentros, Cherines aceptó irse al Senado dejando también el poder orgánico a su rival. Todo a falta de ese congreso, porque Mercedes Fernández sí que había sido elegida presidenta con el voto de los militantes.
La nueva etapa debe dirimirse ante todos esos interrogantes, si habrá o no congreso, si habrá candidato de consenso y enfrentamiento de distintos aspirantes, e incluso si pudiera volver la bicefalia. En el caso hipotético de hubiera un congreso y que Mallada se impusiera en él como presidenta del partido, la dirección nacional seguiría teniendo plena potestad estatutaria para imponerle otro candidato en las listas. Que es la misma situación en la que ella fue designada.