Paola Laiolo, investigadora del CSIC: «Asturias es también un paraíso de la biodiversidad»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

La investigadora del CSIC Paola Laiolo
La investigadora del CSIC Paola Laiolo

La bióloga, que estará al frente del nuevo Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad en Mieres, considera que el conocimiento será la clave para conservar el medio ambiente

05 jul 2021 . Actualizado a las 11:58 h.

La pérdida de la variedad de especies y las distintas formas que tienen de expresarse es una de las asignaturas pendientes en el ámbito político, puesto que de ella depende la existencia del ser humano. No obstante, Asturias es una de las pocas regiones que se ha visto afectada por esta disminución o desaparición de ser vivos. Incluso se le puede catalogar como «paraíso de la biodiversidad», tal y como asegura Paola Laiolo, doctora en Biología e investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que estará al frente del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad. Un centro puesto en marcha por el Principado para ayudar a frenar esta crisis a través de diversos estudios, que van desde el control de especies emblemáticas hasta enfermedades derivadas del cambio climático. «El conocimiento será la clave para conservar el medio ambiente», asegura la experta. 

-¿Qué supone contar en Asturias con un centro para impulsar la investigación en biodiversidad?

-Este se centro se va a dedicar a la investigación y conservación del medioambiente. Además, está en el sitio apropiado, puesto que el entorno asturiano, sello del Paraíso Natural, incluye áreas protegidas y especies amenazadas. Esto permite analizar el conflicto entre el medio ambiente y el desarrollo rural, temas que son muy importantes aquí en el Principado. Por tanto, contar con un Instituto que investigue sobre ello es fundamental para generar conocimiento y aplicarlo a la conservación del medioambiente. También para combatir el cambio climático o seguirlo al menos, ver los efectos que tiene con la naturaleza.

-¿Y asumir su dirección? ¿Qué objetivos tiene planteados?

-Para mí no es nada nuevo porque ya vengo de dirigir la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad (UMIB). Además, mantenemos la misma sede, en Mieres, y el grupo de investigación va a tener una estructura sencilla. No va a haber mucho cambio, lo único nuevo es que contamos con un personal administrativo en el centro, que eso sí marcará la diferencia. De otra manera, estaremos trabajando entre 27 y 30 personas, de las que 15 son doctores que tienen una plaza fija, profesores de Universidad, posdoctorales con una perspectiva de estabilización o del CSIC. El resto serán personal técnico de apoyo a la investigación y estudiantes de doctorado. En cuanto a mis objetivos, quiero seguir con las investigaciones de excelencia, captar fondos nacionales y europeos, hacer transferencia de conocimiento con las administraciones, divulgar los resultados de nuestros estudios e incorporar masa crítica para crecer en todas las fases y tener gente joven.

-¿Cuál es la situación en Asturias en materia de biodiversidad? ¿Cuánta se ha perdido en los últimos años?

-La pérdida de biodiversidad supone una amenaza en todo el planeta y hubo cambios en nuestra región. En Asturias es una biodiversidad situada en un entorno natural, que es natural pero bastante antropizado, incluso las zonas que parecen más naturales han tenido presencia humana siempre. Por ejemplo, la Cordillera Cantábrica respecto a otros sistemas de montaña es más baja y favorece el uso del territorio. Por tanto, se trata de una biodiversidad incluida en un contexto afectado por la acción del hombre. Pero no excluye de que haya una variedad de especies informantes, puesto que aquí todavía existen ejemplares que en otros lugares ya han desaparecido como, por ejemplo, el oso pardo o el urogallo. Esto quiere decir que el estado del entorno está bien, conservado. Por eso, investigadores de fuera hemos venido aquí atraídos por los recursos naturales. Además, hay un elevado interés para estudiar, puesto que, debido a la Cordillera Cantábrica, del mar a la montaña hay muy poco espacio y el ambiente cambia continuamente, se genera biodiversidad. Hay mucha variedad de bosques (castaño, roble, haya…), hay todo tipo de roca… que se traduce en diferentes tipos de hábita, que a su vez tienen una diversidad de especies. En definitiva, el Principado es una comunidad muy rica porque en existen ejemplares alpinos, marinos e, incluso, mediterráneos, que hacen que Asturias sea también paraíso de la biodiversidad.

-Aun así, hay especies afectadas…

-Si que es cierto que hay ambiente muy vulnerable al impacto humano, que puede ser indirecto como el cambio en el clima. Este afecta, principalmente, a las zonas altas donde, por lo general, hace más frio. Hay especies como los pájaros alpinos que tenían adaptación a ese ambiente, pero como la temperatura aumentó, pues se pueden ver perjudicadas en varios aspectos. Por un lado, su ciclo de vida cambia y, por otro lado, porque sobre todo hay ejemplares de ambientes cálidos que colonizan a las zonas altas ya que no están limitadas por el frio y, en este caso, ellas deberían de subir en altitud. Pero, cuando están a la cumbre, ¿a dónde van si ya no pueden subir más? Por tanto, nosotros estamos haciendo un seguimiento de este animal a largo plazo. Hacemos previsiones imaginando que ya se encuentran en condiciones extremas debido al cambio del clima y planteamos qué pasaría con la especie.

También la trasformación del hábitat por parte de la acción del hombre como la agricultura, el cambio del suelo… supone un impacto. No obstante, en la Cordillera la presencia del ser humano es muy antigua y ahí no se puede tener noticias de lo que había hace 50 años, probablemente no haya cambiado nada. De la misma manera, las enfermedades emergentes por las zoonosis como puede ser el coronavirus o un hongo, que no es de aquí pero que se expandió y ahora supone el declive de los anfibios a nivel mundial, ponen en jaque la biodiversidad.

-¿Cómo afecta la pérdida de biodiversidad al ser humano?

-La biodiversidad prevé de servicios ecosistémicos, en términos de bienestar al aire libre o actividades creativas en la naturaleza. También otorga salud. Los cultivos necesitan insectos que polinicen las flores y claramente el declive de los mismos puede llevar a la reducción de los productos de la huerta para el hombre, por ejemplo. Luego tener un ecosistema a todos niveles tróficos, hace que los organismos que haya disponibles en el hábitat controlen las poblaciones de la especie. Si disminuye la riqueza, habrá especies que se vuelven dominantes y puede coincidir en que genere un conflicto de gestión. En el caso de haber pocos pájaros, aumentan insectos y con ellos las plagas. Un claro ejemplo es el de la avispa asiática que llegó con el hombre, se está expandiendo y está poniendo en jaque a la apicultura. Si hubiese un depredador hubiese mantenido a raya la población. Además, hay enfermedades en los organismos silvestres que se mantienen controlados por la biodiversidad. Si la especie huésped no es muy abundante, sus parásitos pueden atacar a otros ejemplares.  

-Por tanto, la biodiversidad es fundamental. ¿Qué estudios estáis llevando ya acabo en el Instituto que preside para conservar la variedad de especies en Asturias?

-Estamos estudiando especies emblemáticas como puede ser el urogallo o el oso de la Cordillera Cantábrica. Desde una perspectiva distinta, pero de cara a su conservación puesto que están en peligro de extinción. Se trata de ver a través del conocimiento de estas especies qué posibles soluciones habría para su mantenimiento. De la misma manera, estamos haciendo un seguimiento de poblaciones para ver cómo cambian en el tiempo y nos concentramos en las alpinas porque son más vulnerables, no les gusta el calor. También hacemos una observación en el tiempo de las enfermedades derivadas del cambio del clima y de especies invasoras, como el hongo parásito. Asimismo, llevamos a cabo una línea de investigación de cómo surgen las especies. En sistemas insulares o de montaña. En el caso de Asturias es ideal porque hay poblaciones que quedan aisladas y se genera el escenario perfecto para analizar cómo se mantienen también en el tiempo.  

También hacemos estudios en ambiente terrestre. Por un lado, queremos analizar las especies de plantas típicas que hay en Asturias y cómo se estructuran las comunidades de plantas alpinas, además de investigar sobre cómo se pueden restaurar hábitats degradados para promover la conservación de la biodiversidad. Asimismo, hay investigadores que estudian la diversidad en sistemas agroganaderos. Cómo los polinizadores o depredadores de insectos, aves o mamíferos, actúan en las pomaradas de la sidra. Se intenta contabilizar la conservación de la biodiversidad y hacer que estos últimos ayuden a protegerla y a la vez produzcan. También hay una serie de estudios sobre cómo llevar a cabo la gestión de sistemas de producción ecológica.

-¿Qué medidas se deberían de llevar a cabo para conservar la biodiversidad en Asturias, más allá de promover la investigación?

-Nuestro objetivo es crear conocimiento para que este sea adoptado por quien tenga que tomar decisiones desde el punto de vista político o ambiental. Que puedan aplicar lo que nosotros aconsejamos. Nosotros no podemos actuar directamente, no es nuestro papel, quien tiene que legislar sobre la conservación y regular las actividades económicas son los políticos. Pero sí que es cierto, que en el pasado el entorno se conservaba por razones éticas, pues en la actualidad debería hacerse lo mismo porque si no hay biodiversidad no podemos vivir, no existiríamos. Respiramos aire que producen las plantas, comemos animales y vegetales. Las especies nos producen bienestar y salud.