El colectivo que engloba al sector en la región percibe una mayor demanda desde que finalizara el estado de alarma de turistas que este verano evita pasar las vacaciones en lugares masificados
18 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La tendencia de este verano de huir de las masificaciones y aglomeraciones para evitar contagiarse de COVID-19 está siendo un revulsivo para el turismo rural asturiano, con más reservas e interés de quienes buscan pasar unos días en la región y desconectar en lugares poco concurridos. Adriano Berdasco, empresario y presidente de la Federación de Turismo Rural (Fastur), asegura que este año hay «más ambiente que otros años» en el negocio del turismo rural y que hasta el momento la dinámica del alquiler de casas va «bastante bien».
La percepción que tiene el representante de este colectivo es que la gente se ha adelantado a la hora de alquilar casas rurales y eso supone para él la principal diferencia respecto al año pasado. Si bien otros veranos era a partir de mediados de julio cuando más alquileres se producían, este año ha comenzado antes, según señala, ya «a últimos de junio». En su opinión, esto se debe a que «pensando en lo que haría uno mismo, la gente no se plantea ir a sitios masificados».
Además, Adriano Berdasco considera que también ha resultado atractivo para quienes han buscado una casa rural como alternativa para sus vacaciones el hecho de que se hayan mantenido los precios y no se hayan disparado, algo que ha dicho han respetado todos los empresarios que tienen negocios de este tipo. «No era el momento de subir o bajar los precios y, de hecho, para mí no tiene mucha lógica esa dinámica», manifiesta el presidente de la Federación de Turismo Rural (Fastur), que asegura que en Asturias se ejerce un turismo rural «serio y honrado, con trato de tú a tú».
Pese a las buenas expectativas que se plantean para estos meses de verano, Berdasco ve «difícil» que se pueda recuperar la facturación este año después de que el sector perdiera épocas como la Semana Santa o el puente del 1 de mayo. «Otra cosa es que lo podamos salvar medianamente bien si se prolonga un poco la temporada de verano y en septiembre aún hay ocupación. Quizá no se llegue a recuperar el volumen de negocio pero ayudaría». Por el momento, asegura que todavía no se han hecho cálculos de cuanta podrá ser la pérdida de facturación, pero reconoce que los empresarios están «un poco inquietos» pese a que la expectativa «es positiva» porque «estamos en una situación volátil de inseguridad para todo el mundo».
Pérdidas del 20% en el alquiler vacacional
César Gómez de la Fuente, responsable de Ruralia (empresa gestora de viviendas vacacionales), también apuntaba a comienzos del verano al importante volumen de reservas que había ya en este ámbito, sobre todo, por la demanda nacional. De hecho, su primera estimación era de una ocupación al 85% para el mes de julio, mientras que para agosto se rozaba el 100%.
Sin embargo, a pesar de la remontada en las reservas desde que finalizara al estado de alarma, el responsable de Ruralia aseveraba hace unas semanas que en este 2020 ya no se alcanzarán los niveles de facturación del año pasado, con unas pérdidas en el negocio del alquiler vacacional del 20 por ciento. Según indicaba César Gómez, en el primer semestre de este año se perdieron fechas tan importantes como la Semana Santa, el puente del 1 de mayo o la festividad de San Isidro, cuando mucha gente de Madrid aprovecha para hacer una escapada y pasar unos días en la región. Además, pone de relieve la pérdida de turistas extranjeros, potenciales clientes de las 200 casas que gestiona Ruralia por tener convenios y acuerdos con compañías internacionales.