Dortmund abre la planta de Datteln 4 entre fuertes protestas de grupos ecologistas
02 jun 2020 . Actualizado a las 13:05 h.Estaba prevista su inauguración en junio y con puntualidad y precisión germánica, Alemania inauguró la central de Datteln-4, en Dortmund. La apertura de una térmica de nueva generación supone un enorme contraste con las políticas urgidas al conjunto de países miembros de la UE, con una agenda verde muy intensa en la política de la Comisión Europea y que ha llevado a acelerar los plazos para la descabornización en España con efctos muy intensos en Asturias: está a anunciado el cierre de Soto de la Barca y Lada.
Al igual que, la pandamia ha puesto de relieve una desigualdad en los requisitos de las ayudas nacionales a la economía (Alemania ha enchufado millones de euros a su aerolinea Lufthansa mientras se mira con lupa cualquier traba a la libre competencia en otros países), la descarbonización ha tenido también enormes asimetrías en la UE. Según recogió el canal Deutsche Welle la inauguración tuvo lugar entre protestas de grupos ecologistas y una defensa cerrada por parte de la compañía propietaria, Uniper, que asegura que al ser una planta moderna sus emisiones son mucho menores. El canal alemán recoge en todo caso una encuesta en la que se asegura que el 63% por ciento de los alemanes consideran que la puesta en marcha es «un error».
El diputado Pedro Leal (expulsado de Foro la semana pasada) lanzó un comunicado en el que señaló que la apertura de Datteln 4 « pone de manifiesto que el Gobierno de Alemania demuestra con hechos que la Transición Ecológica justa de Teresa Ribera es un acto de eutanasia industrial que condena a España al paro y a la pérdida de soberanía nacional energética»; a lo que añadió que «es una prueba evidente de que los cierres de Lada y Soto de la Barca en Asturias no obedecen a las exigencias medioambientales de la UE».
Aunque la exigencia de la descarbonización está marcada para todos los países miembros, lo cierto es que no todos se han aplicado con la misma celeridad ni ritmo. Tan es así que en el plan propuesto para las ayudas a la transición energética de la Comisión, el grueso de los fondos se lo llevan países como Polonia (con una enorme dependencia del carbón en su economía) y Alemania frente a España que sí ha dado muchos pasos en el cierre de térmicas y minas. Pero con un enorme impacto en el empleo y la economía.
Más aún, lo cierto es que, en la actualidad y a la espera de que se desarrollen las energías limpias, sólo el carbón y la nuclear (la gran apuesta de Francia) pueden garantizar un suministro eléctrico constante que no dependa de variables climatológicas. La muestra es que mientras se cierran las térmicas españolas, el país aumenta la compra de energía procedente del carbón pero a Marruecos. En 2019, estas importaciones se dispararon un 600% y la tendencia es al alza. El motivo es que esa energía generada en el país vecino, que es más contaminante, entra en el mercado nacional sin ser penalizada por los costes del CO2.