Laboratorios privados ofrecen pruebas de inmunidad y también PCR. Solo la clínica Saavedra, en el centro de Oviedo, realizó alrededor de 700 test en apenas un mes

Susana D. Machargo

¿Aquella tos persistente de finales de febrero era coronavirus? ¿Podré visitar a los abuelos sin riesgo de transmitirles la enfermedad? ¿Seré asintomático? Estas son algunas de las dudas que rondan por la cabeza de miles de asturianos en estos momentos en los que parece que la pandemia se bate en retirada. En algunos casos, estos pensamientos tienen una raíz hipocondriaca. En otros, se trata de una cuestión práctica porque deben volver a trabajar en espacios públicos o con sectores de población de riesgo. También las empresas quieren evitar los contagios entre sus plantillas. Los laboratorios privados del Principado están despejando estas incógnitas con pruebas que van desde los 50 euros. Solo la clínica Saavedra, situada en el centro de Oviedo, ha realizado ya alrededor de 700 test. Marisa García Calero, su directora médica y médico analista, reconoce que la inmensa mayoría son negativos. Sus datos coinciden con el adelanto de la primera oleada de la investigación de seroprevalencia que está dirigiendo el Instituto Carlos III. Sólo es ligeramente superior en cuadros muy determinados. Por ejemplo, cuando se acercan hasta su puerta algún paciente que ha pasado la cuarentena en casa, en seguimiento telefónico, pero que nunca fue analizado.

Todos los positivos detectados por los laboratorios son notificados a las autoridades sanitarias e incorporados a las estadísticas oficiales. Se rellenan los formularios elaborados y se facilitan todos los datos. Los clientes lo saben por adelantado. «Desde la sanidad privada se está colaborando en todo lo que se puede», señala esta facultativa.

Un mes de intenso trabajo

El Laboratorio Saavedra es uno de los centros que realizan estos análisis en Oviedo. Las ordenadas colas en el acceso demuestran la intensidad con la que trabajan. En su caso, comenzó a realizar las pruebas a mediados del mes de abril, cuando pudo contar con todo el material necesario, con los protocolos de seguridad y con test rápidos fiables. Acumula muchos años de trayectoria y sabe cómo funciona el mercado pero Marisa García Calero reconoce que, al principio, no fue sencillo hacerse con los productos básicos. Hubo que descartar, además, test de inmunidad con una sensibilidad tan baja que, por defecto, daban negativo. Hasta que no consiguieron kits garantizado al 95% o 97% no comenzó a trabajar. Tuvo que recurrir a todo tipo de mercados desde Estados Unidos a Alemania y Holanda. «Es un virus nuevo, así que el desabastecimiento era normal. Nos cogió a todos a contrapié», argumenta.

Las llamadas de los pacientes habían comenzado mucho antes. Los asturianos querían saber si tenían la enfermedad, si estaban inmunizados y en qué grado. Así que el laboratorio comenzó a ofrecer todos los análisis posibles. Practica las pruebas PCR, las más fiables, que comprueban la presencia del virus en el organismo. Cuestan 150 euros. En Oviedo se toman las muestras bucofaríngeas o nasofaríngeas, en función del paciente, que se remiten a un laboratorio especializado en Barcelona. Suelen salir a última hora de la mañana y llegan a su destino al día siguiente. Normalmente, una prueba realizada un lunes tiene los resultados el miércoles. García Calero indica que trabajan desde hace años con esos técnicos de biología molecular catalanes que le dan los resultados y que le merecen toda la confianza.

La tarifa del test de inmunidad, también llamado rápido, es de 50 euros. Es lo que le cuesta a un particular. Este laboratorio ovetense tiene precios especiales de grupo, por ejemplo, para las empresas que pagan los análisis a sus trabajadores. Está chequeando el estado de salud incluso de grandes empresas. En esos casos, oscila entre los 25 y los 40 euros. El resultado está listo en menos de media hora. Funciona de una manera similar a las conocidas pruebas de embarazo, aunque no es igual de sencillo de interpretar. Tiene un indicador de control que confirma que se está realizando de forma correcta y luego las ventanas de lectura de los datos. La directora médica de Saavedra señala que miden tanto la inmunidad como la presencia de partículas virales. Es decir, si todavía el coronavirus está presente en su cuerpo, aunque quizá ya no tenga ni síntomas. Cuando la lectura de ambas es positiva, al igual que sucede con los PCR, se notifica a las autoridades sanitarias.

La tercera modalidad son los análisis de cuantificación, conocidos como ELISA, que cuestan 60 euros. Estos se realizan a los que ya han dado positivo en el de inmunidad y es para conocer el grado de protección alcanzado por el organismo. Son los menos conocidos de los tres y también los que menos se están realizando.

Una idea en mente

La clínica asesora a los pacientes que llaman para saber cuál de las pruebas es mejor en su caso. Sin embargo, la población está sobreinformada acerca de la epidemia, así que la inmensa mayoría de los particulares acude con una idea clara en mente. Lo mismo ocurre con las empresas, que llegan con encargos concretos. Sea cual sea el caso, Marisa García Calero explica que se ha siempre un esfuerzo a la hora de comunicar los resultados para que queden totalmente claros. 

«La inmensa mayoría de la población está sana», concluye esta profesional. Es consciente de que entre enero y febrero hubo un brote fuerte de la gripe A, con muchas neumonías diagnosticadas, y eso ha podido confundir a muchos asturianos, que creen erróneamente haber pasado la COVID-19. Solo en aquellos que han estado bajo seguimiento de Atención Primaria por haber tenido síntomas o por haber sido un contacto estrecho de un positivo, la prevalencia es mayor. Por la experiencia de este último mes de trabajo, teniendo en cuenta que hace análisis a muchos pacientes que creen haber estado enfermos y no con población aleatoria, tal y como está haciendo el estudio nacional de seroprevalencia, afirma que más del 95% de los ciudadanos no están inmunizados. 

Esta directora médica tiene claro que la vida debe continuar. «No podemos caer en la hipocondria ni tomarnos la vida a la ligera. Debemos acostumbrarnos a usar mascarilla, a mantener la distancia social y a extremar la higiene, utilizando el hidrogel. No nos vamos a estar chequeando todas las semanas. Hay que tomarse las cosas en su justa medida», explica.