Juan José Cima, chef del restaurante Vinoteo en Oviedo, ha presentado en el concurso nacional su «Pincho Virtual», un tapa singular
05 nov 2019 . Actualizado a las 19:15 h.Un derroche de imaginación, ingenio y originalidad despliegan cada año en Valladolid los participantes en el Concurso Nacional de Pinchos y Tapas, que este lunes ha comenzado en su decimoquinta edición con cincuenta aspirantes de las diecisiete comunidades autónomas. Más allá del sabor y de la presentación, los concursantes rivalizan en efectos como Juan José Cima, chef del restaurante Vinoteo en Oviedo, donde ha bautizado como Pincho Virtual el bocado que ha probado el jurado del certamen, dirigido por María José Meda, propietaria de El Batán, en Tramascastilla (Teruel).
Pan de trigo frito, guacamole de calabaza asada y algas, picadillo de sardinas, huevas de salmón y un biraje cress para imprimir un sabor a ostra, ha empleado Cima para una miniatura que el jurado ha tenido que observar con unas gafas de realidad virtual. El mantel de papel donde ha sido servida la tapa, en un pequeño recipiente, daba la impresión de encontrarse en un fondo marino con peces en movimiento, algas en vaivén, caballitos y estrellas de mar, de donde cada miembro del jurado recogía la tapa.
Según informa EFE el efecto, además del visual, es el de ambientar el medio donde se encuentran habitualmente los ingredientes de la tapa propuesta e incluso sugerir el sabor que instantes después procurará. No se ha quedado atrás el chef Alberto Montes, del restaurante Atrio, en Cáceres, un habitual de este concurso en el que ha obtenido varios galardones.
Montes, originario de Hervás (Cáceres), donde nació y se curtió en la cocina como primerizo, ha presentado «Riégame la planta», una ensalada César tradicional con la particularidad de ir embutida en un tiesto de reducido tamaño que, al recibir el agua, provoca la ascensión del resto de la ensalada que antes no se veía y que ha adornado con pétalos de violeta y pensamientos. Otro de los habituales ha sido Íñigo Kortabitarte, del restaurante Kobika en Durango (Vizcaya), concursante en esta primera jornada con una Choux Ibérica que ha montado sobre una pequeña réplica de un cerdo.
Consiste en un trampantojo de guiso de ternera ibérico coronado con una galleta de manzana. Un viaje en el tiempo ha propuesto por su parte Kriss Ariana, la cocinera coreana de Baviera Cervecería en Calatayud (Zaragoza), que ha dedicado a uno de sus personajes más populares la tapa con la que se ha presentado en Valladolid, titulada Dolores, con motivo del bicentenario del nacimiento de quien es hija predilecta de la antigua Bilbilis romana.
Remolacha, guisante, salicornia, unos brotes de hinojo, zanahoria y vinagreta de manzana confitada ha empleado Kriss Ariana para rendir homenaje a la Dolores de la copla, «que somos todas» y que Calatayud ha hecho suya para revertir la mala fama de su origen popular y transformarla en una seña de identidad.