Así funciona el dispositivo médico que deja sin efecto la picadura de avispa velutina
ASTURIAS
Apicultores asturianos prueban el aparato diseñado por un laboratorio alemán de la mano de Lolo Andrade, experto en la lucha contra esta plaga
05 nov 2019 . Actualizado a las 01:12 h.La expansión de la avispa velutina por toda la cornisa cantábrica y, por ende, por Asturias está poniendo a prueba la capacidad de los territorios para dar respuesta a lo que ya es una invasión. La administración regional se han visto en la obligación de diseñar un plan para la detección, control y erradicación de los nidos por los efectos negativos que tienen sobre la biodiversidad y los ecosistemas. Aún así, la preocupación por esta plaga se ha instalado entre los asturianos, sobre todo entre los apicultores, por el perjuicio que las avispas asiáticas están ocasionando en las colmenas y por lo expuestos que están a sus picaduras, para las que no existe un antídoto concreto porque, como han reconocido alergólogos asturianos, no existe un test diagnóstico específico y exacto para el alérgeno de esta especie. A falta de ese antídoto, el mayor experto de Galicia en esta plaga, Lolo Andrade, ha testado un dispositivo médico diseñado por un laboratorio alemán que deja sin efecto la picadura de las avispas asiáticas mediante la aplicación de calor. Según confirma el mismo, el aparato ya lo han probado también varios apicultores asturianos, además de otros gallegos y cántabros.
Lolo Andrade asegura que este dispositivo médico, que tiene forma de rotulador y es fácil de llevar encima, puede salvar muchas vidas. Por lo pronto, en aquellas personas en las que lo ha probado, muchas de ellas apicultores que ya han desarrollado alergias a las picaduras de abejas y avispas de tanta exposición, les ha evitado incluso la visita al médico. Pero ¿cómo funciona este aparato que ha diseñado el laboratorio alemán Riemesr Pharma? «Se trata de aplicarlo sobre la picadura nada más recibirla y lo que hace es eliminar el veneno a través de una intensa aplicación de calor», explica el experto en la plaga asiática. Según concreta, el dispositivo tiene un puntero de un material cerámico que impide que se queme la piel y lo que hace es aplicar 50 grados de calor durante un tiempo determinado, que se controla fácilmente porque la luz que indica la aplicación del calor se apaga automáticamente. «El veneno de las avispas se desnaturaliza a partir de los 40 grados, por lo que el dispositivo aplica un calor superior durante el tiempo necesario para desnaturalizar el veneno y que no haga efecto», indica Andrade, que matiza que después de su aplicación puede quedar «un pequeño picor» que normalmente solventa poniendo un poco de alguna crema específica en la zona de la picadura.
Pone un ejemplo de cómo es su actuación ante una picadura: «Cuando recibo una picadura de velutina, me separo de la zona, saco el dispositivo que siempre llevo en la funda y coloco el puntero sobre la picadura, lo enciendo y el propio aparato marca con una luz amarilla el tiempo exacto de aplicación. Cuando se apaga, espero diez segundos y me lo vuelvo a aplicar de nuevo. Cuando la picadura es de velutina, me lo pongo cuatro o cinco veces para destruir el veneno porque al ser una especie más grande inoculan una mayor cantidad. Después me pongo una crema para evitar el picor y a seguir trabajando».
Este experto gallego comenta que antes de tener este dispositivo médico era imposible continuar con la tarea «porque nos hinchábamos como bollos, sobre todo, cuando la picadura era en la cara. Desde que utilizo esto, ya no he necesitado más tratamiento», asegura Lolo Andrade, quien ha testado el aparato en primer lugar antes de darlo a conocer y de aplicarlo a otras personas. «Justamente hoy cuando estábamos retirando un nido de velutinas le picaron en la cara al jefe de protección civil con el que estaba trabajando. Rápidamente me llamó, le aplique este dispositivo médico y no tuvo mayor complicación. En otra ocasión que le picaron a esta misma persona en la cara, hubo que llevarlo al centro de salud porque se hinchó tanto que se le cerraron hasta los ojos», narra el mismo
Útil para todo tipo de picaduras
Varios apicultores han probado ya este aparato que, apostilla, no es exclusivo de picaduras de velutinas sino de todo tipo de avispas y abejas e, incluso, para otro tipo de insectos como mosquitos. Eso sí, indica que «cuánto más grande es el insecto, más aplicaciones hay que hacer».
Andrade considera que el dispositivo puede ayudar a mucha gente y evitar casos dramáticos de fallecimientos por picaduras. Así, además de la lucha que libra a diario con la eliminación de nidos de velutina, está ofreciendo charlas y conferencias siempre que puede para informar a los apicultores y a la ciudadanía en general de cómo defenderse de esta especie que, todo hace indicar, ha llegado para quedarse. Precisamente, Lolo Andrade ha estado este fin de semana en la XXXIII Feria de la Miel de Boal. Este ayuntamiento le ha otorgado el premio El Cortín a este técnico de protección civil por su actuación contra la velutina. A continuación, ha ofrecido una charla bajo el título La avispa asiática, problemática y protocolo de actuación. Dentro de unos días estará en la Feria de la Miel en Oviedo para dar información de cómo actuar, donde llamar o qué hacer ante la presencia de un nido de velutinas.
Una expansión ramificada
Lolo Andrade argumenta que la avispa asiática, para construir esos nidos tan grandes, que pueden llegar a tener más de un metro de diámetro, «necesitan gran cantidad de agua» y, por tanto, «necesitan tener un recurso de agua cerca». Así, señala que la costa y las desembocaduras de los ríos son zonas en las que es muy habitual encontrar nidos. «Siguen el curso de los ríos en ambas direcciones y en los afluentes se van abriendo hacia los laterales», explica este experto, que añade que en el norte la colonización está siendo «muy grande» porque «aquí agua la van a encontrar muy fácil. En la cornisa cantábrica hay agua en todas partes».
No obstante, Andrade dice que la velutina ya está en Cataluña, Valencia y en el delta del Ebro. Incluso en la meseta: en Zamora, León, Burgos, Salamanca o Aragón. En la zona sur, se ha detectado su presencia en Cáceres y Badajoz tras entrar por Portugal.