Los socialistas vuelven a ser la primera fuerza en el Principado después de 11 años y Ciudadanos roza el sorpasso con un PP que se degaja por Vox
29 abr 2019 . Actualizado a las 00:51 h.Asturias llegó a los comicios de este 2019 con un diputado menos, lastrada por un declive demográfico encadenado desde mediados de los años 80 y que le ha hecho perder representación en el Congreso desde los diez escaños a los que tenía derecho en los primeros comicios de la democracia hasta los siete con los que contará en esta legislatura. Finalmente, con el 99% de los sufragios escrutados, el reparto se saldó con una contundente victoria socialista, que se lleva tres, y una disgregación del voto conservador que obligó a repartir el resto con un diputado para el resto de los partidos en liza: uno para la coalición de PP-Foro, uno para la de Unidas Podemos, uno para Ciudadanos, y uno para Vox.
Los socialistas se convierten de nuevo en la primera fuerza de Asturias (algo que no lograban desde hace once años, desde 2008) con un 33,15% de los apoyos, un incremento en más de 50.000 votos respecto a las pasadas elecciones que bebe en buena parte de la mengua relativa de Unidas Podemos. Esta victoria consolida al sanchismo en Asturias en el año en el que el presidente Javier Fernández (que ya cedió el testigo de la Secretaría General de la FSA a Adrián Barbón) deja la dirección del Ejecutivo Autonómico. Los tres diputados socialistas estarán encabezados por Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE y mano derecha de Sánchez desde sus momentos más duros; logra escaño también la ministra de Sanidad, Maria Luisa Carcedo, y Roberto García Morís.
Unidas Podemos pujó durante buena parte del recuento por la segunda posición en Asturias con el PP pero en el tramo final perdió fuerza y quedó en tercer lugar. La coalición que agrupa a los morados y a Izquierda Unida revalida el escaño de su cabeza de lista, Sofía Castañón, pero no logró los apoyos suficientes para mantener el segundo, que sí había obtenido las pasadas elecciones, quedando fuera el representante de IU, Juan Ponte. Unidas Podemos superó los 100.000 votos pero perdió más de 40.000 en estos cuatro años bajando del 23,85% al 17,14% de los respaldos. Esta alianza es además muy frágil, IU no acompañará a Podemos en los próximos comicios autonómicos y las relaciones entre ambos grupos, y también entre la dirección asturiana y la federal de Alberto Garzón han sido más que tensas, llegando al borde de la ruptura en al menos dos ocasiones.
La cara de esta moneda a la izquierda es la cruz a la derecha. La coalición de PP y Foro, que en las pasadas elecciones, les permitió una victoria con tres escaños reagrupando a la escindida derecha asturiana saltó por los aires en 2019 en un contexto en el que han intervenido factores externos (por el crecimiento de Ciudadanos y la multiplicación geométrica de Vox) pero también internos. Los populares asturianos llegaron a los comicios muy divididos después de la «purga» impuesta por la Génova de Casado a la dirección regional, desplazando a la presidenta Mercedes Fernández de la candidatura autonómica y apostando por una Paloma Gázquez poca conocida por el electorado pero fiel a Casado ya desde las primarias internas.
Los escasos resultados de la coalición, que pierde la mitad de los sufragios (y cuenta de ello da que ocupe el cuarto en Gijón y apenas haya salvado el segundo puesto en Oviedo por mil votos frente a los naranjas) hacen que se quede fuera del Congreso el representante de la formación casquista, Isidro Martínez Oblanca. Esta alianza no tendrá reflejo en las próximas elecciones autonómicas tal y como ambas formaciones aclararon desde antes de los comicios. Pero además, los populares cerraron la larga noche del 28 de abril sintiendo muy de cerca el aliento de Ciudadanos que se acerca mucho a sus números.
Los naranjas revalidaron el escaño que ya tenían en la última legislatura, el de Ignacio Prendes, que además, y gracias a las alianzas del último mandato ocupó un sillón de oro en el Congreso en la mesa de la cámara. Sólo uno pero con un espectacular incremento de apoyos que les permite mirar de tú a tú a los populares en las inminentes elecciones autonómicas. Ciudadanos salta del 12,60% al 16,70% y sólo 3.000 votos les separan de los populares y un incremento respecto a los pasados comicios de alrededor de 30.000 sufragios.
La mengua del gran partido de la derecha en Asturias, que perdió alrededor de 100.000 votos, se explica así por un doble trasvase. Están los cosechados por Ciudadanos pero también los más de 70.000 recabados por Vox en Asturias, amplios y suficientes para darle uno de los escaños del Principado en el Congreso a la extrema derecha. Será para José María Figaredo, natural de Gijón aunque residente en Madrid y que el partido de Abascal dio a conocer apenas unos días antes de que se iniciara la campaña. Ni falta que hacía. El crecimiento de Vox no se ha apoyado ni en las bondades de sus candidatos provinciales ni tampoco en los pormenores de su programa. Los de Vox celebraron uno de los dos (el otro fue el del PSOE) grandes mítines de la campaña en Asturias llenando el Palacio de Congresos del esquelético edificio de Calatrava en Oviedo.
Hace cuatro años el partido apenas había logrado 1.442 en Asturias, este mes de abril logró superar los 71.000 dejando la expectativa de lo que pueda lograr obtener en la siguiente cita con las urnas, en el mes de mayo.
Porque entre los partidos, más allá de esta misma noche, no hay mucho tiempo ni para euforias ni para duelos porque la siguiente contienda es inmediata y acaba de terminar una larga campaña para comenzar otra, el 28 de mayo, conjugando la pugna por las elecciones autonómicas, las locales y también las europeas. Todos miran de reojo el «efecto arrastre» que el contundente resultado de abril pueda tener como impacto en los nuevos comicios. En juego está la presidencia del Principado y también las alcaldías de las ciudades más pobladas de Asturias, los socialistas se impusieron en 73 de los 78 concejos asturianos en las generales. El PP roza el empate o queda por debajo de ciudadanos en grandes urbes y Foro está a punto de culminar una larga decadencia desde su victoria al estilo guerra relámpago de 2011. Los apoyos a la extrema derecha, que oscilan entre el 11% y el 12% tanto en el conjunto de la comunidad como en muchos municipios, hacen augurar que Vox entrará con un grupo propio en la Junta General.