El líder de Vox iniciará sus mítines con una ofrenda floral en Covadonga y un acto en el Calatrava de Oviedo
02 abr 2019 . Actualizado a las 16:10 h.Covadonga, la reconquista, el rey Pelayo, algunos de los iconos, muchos de ellos legendarios, de la fundación del reino de Asturias han despertado la fascinación de la ultraderecha tanto española, a lo largo de todo el siglo XX y en al actualidad, como internacional. Quizá por eso, Vox ha elegido el santuario como punto de arranque de la campaña de las elecciones generales del próximo 28 de abril, con una intención simbólica que no podría ser más evidente. A través de una breve nota de prensa, la formación anunció que su líder, Santiago Abascal, comenzará la campaña el próximo día 12 de abril en Asturias, primero en Covadonga «a primera hora» para realizar «una ofrenda a la Santina». Posteriormente tendrá lugar el acto electoral en sí, que se celebrará en Oviedo en el Palacio de Congresos y Exposiciones, más conocido como el Calatrava, y que también se encuentra de actualidad al haber sido clausurado el espacio del centro comercial con un excepción, dada la resistencia de una franquicia de Burger King, que ha logrado mantenerse abierta más allá de la fecha marcada por la nueva propiedad del centro gracias a una sentencia judicial.
No es la primera vez que Santiago Abascal o Vox abren su campaña en Covadonga. Lo cierto es que ya lo hicieron en los comicios del año 2015, aunque entonces, antes de que tuviera lugar la crisis soberanista catalana y el partido hubiera logrado una relevante representación en las elecciones autonómicas andaluzas, no tuvo mucha repercusión. Cuatro años atrás, Abascal llamaba a sus votantes a la movilización en su cuenta de tuiter con una imagen del rey Pelayo y el texto: «Si en Covadonga hubiéramos tenido pancarteros del NO A LA GUERRA estaríamos todos mirando a LaMeca y todas con burka».
También entonces publicó un artículo en el diario Libertad Digital en el que explicaba su elección porque «Covadonga es el corazón de nuestra nación, de nuestra cultura, de nuestras costumbres y valores». Trazando un paralelismo entre la decadente, en su opinión, sociedad española y el reino de los visigodos medieval, cargaba contra el estado de las autonomías y «el multiculturalismo».
Lo cierto es que el concepto de «reconquista» ha estado muy presente entre los partidos del espectro ideológico conservador a lo largo de los últimos meses. Lo ha sido en varias intervenciones de Abascal; cobró relevancia por una excéntrica interpretación del supremacismo blanco que llevó al terrorista que disparó contra dos mezquitas en Nueva Zelanda a escribir el nombre de Pelayo en el cargador de sus armas; y también ha sido utilizado al menos en dos ocasiones por el presidente nacional del PP, Pablo Casado en sus dos visitas más recientes a Asturias.
La primera de ellas, cuando anunció los nombres de quienes sería sus candidatos a las elecciones autonómicas (Teresa Mallada) y alcaldía de Oviedo (Alfredo Canteli); y lo hizo para reivindicar la «reconquista al revés» que, a su juicio, se había producido precisamente con el acuerdo a tres bandas con Vox y Ciudadanos que le había dado la llave del gobierno en Andalucía. Casado repitió las alusiones a la reconquista meses después cuando regresó a Oviedo para firmar el acuerdo con el que compartirá coalición electoral con Foro en las generales y, de hecho, tras ese acto acudió a la Catedral para visitar la Cruz de la Victoria.
El tuit de Casado provocó de hecho un reto en la red social con Abascal por cuál de las dos formaciones tenía una pasión más intensa por la reconquista y que terminó con una fotografía del líder de Vox, posando asomado a una ventana en su sede de Madrid mientras se calaba un morrión, un yelmo propio de la época de la conquista de América en el siglo XVI.