El encontronazo en el Senado entre Foro y Compromís ha arrastrado la polémica sobre la figura del fundador del reino de Asturias
14 may 2018 . Actualizado a las 17:14 h.Colea desde el comienzo de la semana y aún lo hace la polémica desatada en el Senado después de la respuesta que el senador de Compromís, Carles Mulet dio a una propuesta de Foro, defendida por Rosa Dominguez de Posada, que planteaba en 2018 se conmemorara con sellos y medallas el XIII centenario del origen del reino de Asturias como inicio de la unidad de España, el centenario de la Coronación de la Virgen de Covadonga y el centenario del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. El valenciano calificó de «franquista» la iniciativa toda vez que consideró que la idea de que «Asturias es España y lo demás tierra conquista» era representativa de la imaginería nacionalcatólica de la dictadura. Sin embargo, para la mayoría de partidos y también de la opinión pública en redes sociales, el balance del debate --que se produjo en términos duros por ambas partes-- es que Mulet había asociado directamente la figura del rey Pelayo con el Franquismo.
En el mismo día del encontronazo en la cámara alta, Domínguez de Posada señaló que cuando murió el dictador ella era una niña y que «sólo recuerdo de Franco la semana feliz que pasé en casa sin tener que ir al colegio»; además le recomendó ir al psiquiatra. También terció, aunque no había sido aludido, el senador del PP Fernando Goñi quien afirmó que el senador de Compromís había despreciado a Asturias. «Puede venir a hacer payasadas en la tribuna pero yo respeto las ideologías y credos y usted hoy me ha faltado personal y politícamente». Con el paso de los días, incluso la vicesecretaria general del PSOE, la diputada asturiana, Adriana Lastra publicó un mensaje en su cuenta de tuiter diciendo que Mulet había despreciado la historia de Asturias y recordando cómo recientemente un medio de comunicación había hecho un comentario sobre lo extraño de cantar «Asturias patria querida» sin estar bebido.
La polémica siguió creciendo hasta que intervino el escritor y académico de la Lengua, Arturo Pérez Reverte quien después de un breve cruce de comentarios con Mulet terminó por recomendarle que fuera a una biblioteca.
Desde Compromís han aducido que se han manipulado sus declaraciones, y tergiversado lo que Mulet señaló respecto a la iniciativa de Foro. Lo cierto es que el senador carga esencialmente contra la idea de que se pueda vincular el origen del reino de Asturias al nacimiento de la idea de España, que a su juicio y en su concepción moderna nace tras las Cortes de Cádiz. También considera inadecuado para un estado aconfensional reconocer a vírgenes con medallas y viincula a Foro con la extrema derecha. La intervención íntegra de Mulet se puede ver en este vídeo:
Pelayo es una figura especialmente apreciada en Asturias, por la historia o por la leyenda, el mismo nombre de Pelayo es inusual en la mayor parte del territorio del Estado pero es relativamente frecuente entre los niños asturianos. A la vez es también un personaje del que se trató de apropiar el dictador por todos los medios hasta el punto de que, para imitar los títulos autoconcedidos por otros dirigentes fascistas europeos --Hitler se proclamó Führer (líder), Mussolini lo hizo como Duce (de dux, guía comandante)-- Franco se hizo llamar Caudillo como los antiguos reyes caudillos de Asturias. ¿Existió Pelayo, qué dice la historia?
Todos los asturianos saben de memoria la narración de resistencia mítica en el paisaje escarpado de Covadonga, la discusión ante la cueva con el obispo Oppas, entregado al invasor musulmán, la intervención divina con la aparición de Virgen y la victoria final a pedradas, a veces hasta con un derrumbe, un argayu, dictado por la providencia. La historia científica no le concede mucha verosimilitud, desde luego no se apareció ninguna virgen en Covadonga, es probable que más que batalla hubiera una escaramuza, y quizá ni eso. La versión del otro bando, conocida por el cronista Al Maqqari del siglo XVI, afirma que fue un asedio de unos cientos y dadas las malas condiciones del lugar y ya sin comida los árabes terminaron por dejar a aquellos «treinta asnos salvajes, ¿qué daño pueden hacernos?».
Aunque lo hicieron, muchos siglos después. Distintas versiones sitúan al Pelayo histórico como un espatario (de la guardia personal) del Rey Rodrigo, el último de los godos, aunque su nombre es de origen latino y los estudiosos modernos señalan que podría haber tenido vínculos familiares o de vasallaje con tribus y asentamientos locales de los astures romanizados. El muy precario reino de Asturias en sus primeros orígenes, se afianzó por lo inaccesible del terreno y por estructuras a lo largo de décadas una red de alianzas con señores del norte de la cordillera y en el origen de la revuelta hay muy pocos datos para pensar que se quisiera recuperar el reino godo y la conquista de la península como España. Fue mucho tiempo después, asentado y extendido el reino, bajo el reinado Alfonso III, que acogió a muchos mozárabes y había ampliado a muchos territorios su gobierno, cuando se recuperó la idea de ser herederos del reino godo de Toledo, siendo por tanto legítimos aspirantes a reconquistar toda la península y además teniendo una carta mucho mejor para presentarse ante Carlomagno al enviar sus embajadas. Quizá el reino primitivo de Pelayo fuera indigenista astur, en Covadonda mana el río Deva (diosa en varias lenguas indoeuropeas) por lo que podría ya ser lugar de culto a una deidad femenina mucho antes del cristianismo; el lugar de enterramiento de Pelayo es un entorno megalítico en Abamia y su hijo Favila (que según la leyenda murió en combate con un oso) reposa donde hubo un dolmen.
Pero los tiempos de Pelayo son oscuros y es labor de los historiadores científicos deducir qué ocurrió realmente por aproximación y sesudo trabajo. La cuestión del reino de Asturias y sus querellas no es nueva ni para Foro ni para el Senado, ya en 2017 el partido reclamó explicaciones por un libro de texto que eludía hablar de Asturias para mencionar unos vagos «reinos cristianos» y que también planteaba dudas sobre Pelayo.