Escotet renunció a lanzar la oferta que negociaba con los principales accionistas privados, al no tener acceso previo a las cuentas de la entidad asturiana y tras el ultimátum de la CNMV
26 feb 2019 . Actualizado a las 22:04 h.El consejo de administración de Abanca lo decidió tras horas de reunión el lunes, en Madrid. Y a primera hora de este martes lo comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV): su intención de lanzar una opa sobre Liberbank ya es pasado. Veinticuatro horas después de que el supervisor instara a la entidad que preside Juan Carlos Escotet a concretar «en diez días» -con el 8 de marzo como límite «improrrogable»- si presentaba o no la operación que avanzó el pasado viernes, y en ningún caso condicionada a la revisión previa de la información financiera de la asturiana, Abanca confirmó que renunciaba a promover la compra en la que llevaba meses trabajando.
De hecho, según confirman las fuentes consultadas, el banco gallego tenía muy avanzadas las conversaciones con los principales accionistas privados de Liberbank, entre los que se encuentran el fondo Oceanwood, con el 17 % de los títulos; el empresario mexicano Ernesto Tinajero, los Masaveu o Norges Bank, gestor del fondo soberano de Noruega. Pero el viernes, la filtración de la noticia hizo saltar por los aires la confidencialidad de las negociaciones, provocó que algunos apoyos flaquearan y precipitó los acontencimientos que acabaron por frustrar la operación.
La entidad que preside Escotet confirmó el viernes su interés por Liberbank -incluso avanzó el precio, 0,56 euros por acción-, pero vinculó el lanzamiento final de la opa a poder consultar previamente la información financiera del grupo, puesto que hasta ahora solo disponían de datos públicos. El mercado acogió la noticia disparando un 20 % el valor de los títulos de la entidad asturiana y penalizando a los de la malagueña Unicaja, con la que negocia desde hace meses los términos de una fusión.
Una revisión «legítima»
Este lunes, sin embargo, la CNMV instó a Abanca a «eliminar la incertidumbre» y comunicar «cuanto antes» si presentaría o no la oferta de compra, que no podía supeditar -porque, dijo, no se ajustaba a la ley- a que la entidad que aglutina a las antiguas cajas de Asturias, Cantabria y Extremadura le diera antes acceso a sus libros. El requerimiento del supervisor tardó 24 horas en tener respuesta, ya que este lunes Abanca le remitió a primera hora de la mañana un hecho relevante en el que renunciaba a presentar la opa. Eso sí, insistiendo en que su intención de revisar las cuentas de Liberbank antes de tomar la decisión definitiva era «totalmente legítima» y que «constituye una práctica habitual en operaciones corporativas que afectan a sociedades cotizadas, incluyendo opas».
En la misma comunicación, Abanca explicaba que «a la vista de dicho requerimiento» y teniendo en cuenta que el mismo lunes Liberbank confirmaba al supervisor que sigue adelante con la fusión prevista con Unicaja, «no resulta posible» realizar la pretendida «revisión confirmatoria (due diligence)» ni tomar una «decisión definitiva» sobre la posible formulación de una opa, por lo que Escotet optó por desistir.
Subraya también que su actuación en todo el proceso se desarrolló «con estricto cumplimiento de la normativa aplicable y guiada por la buena fe», extremando las medidas para «salvaguardar la confidencialidad». Se defendió así del tirón de orejas del presidente de la CNMV, Sebastián Albella, que el lunes recordaba que las opas no se anuncian, salvo para formalizarlas.
De prosperar, habría sido la primera opa hostil con éxito de la banca española
Hay que remontarse más de treinta años atrás -hasta 1986- para encontrar un precedente similar al episodio vivido por Abanca y su intento frustrado de opa sobre Liberbank. Los protagonistas entonces eran el Banco de Bilbao y el Banesto y el desenlace de la oferta pública de adquisición de acciones fue el fracaso. De hecho, en el sistema financiero español jamás ha prosperado una opa hostil, es decir, una operación sin acuerdo, que no cuente con la bendición de la sociedad comprada.
Parecía que el segundo intento de Abanca, que ya trató de hacerse con Liberbank en el 2017, podría fructificar -las negociaciones con el núcleo duro de los accionistas privados estaban muy avanzadas, aunque alguno se echó atrás tras filtrarse la noticia- y romper la tradición de que en España las compras en la banca solo salen adelante si los dos novios quieren. El consejero delegado de la entidad asturiana, Manuel Menéndez, siempre se resistió a ello.
El mercado, por contra, veía con buenos ojos la operación, y si el viernes el anuncio del interés de Abanca disparó el valor de las acciones de Liberbank un 20 %, la renuncia a la opa lo hundió este martes casi un 10 %, hasta los 42 céntimos de euro por título.