El banco asturiano ha estado en casi todas las quinielas para posibles fusiones, ha salido a Bolsa y ha sufrido una profunda reestructuración
25 feb 2019 . Actualizado a las 18:20 h.Liberbank es uno de los «caramelos» del sistema bancario español. El banco de origen asturiano -cuyo principal accionista es la Fundación Cajastur, la antigua Caja de Ahorros de Asturias-, ha sufrido cambios profundos en la última década y ha generado cada vez más interés en el mercado nacional. En esos diez años ha formado parte de las negociaciones para posibles fusiones, ha salido a Bolsa, ha sido víctima de ataques especulativos tras la crisis del Popular, ha ampliado capital por valor de 500 millones y ha limpiado gran parte de los activos tóxicos de su balance. Tras momentos de incertidumbre, ha salido fortalecido y encara con una posición de calma la nueva oleada de fusiones. Manuel Menéndez -consejero delegado de la entidad- es el hombre fuerte de un banco que tiene dos propuestas encima de la mesa para seguir creciendo: Abanca y Unicaja.
La crisis inmobiliaria todavía comenzaba a evidenciar sus primeros síntomas cuando Cajastur -embrión del actual Liberbank- comenzó a crecer. En 2009, la caja asturiana se hizo con Caja Castilla- La Macha, una entidad de mayor tamaño que atravesaba por un momento delicado. A partir de ahí, los cambios han sido continuos. Por aquel entonces, el Banco de España se había propuesto como objetivo reducir el número de entidades, por lo que presionaba para impulsar nuevas fusiones. Fruto de esa política, Cajastur estuvo cerca de repetir jugada y -al igual que con Caja Castilla- La Mancha- adquirir Caja Mediterráneo (CAM), una entidad de tamaño muy superior. Finalmente, todo se rompió en el último momento debido a que las cuentas de la entidad del levante presentaban muchas dudas.
El contexto nacional evidenciaba que era imprescindible ganar tamaño para no desaparecer, y de esa necesidad de crecimiento surgió en 2011 Effibank, el nombre provisional que aglutinó a Cajastur (66%), Caja Extremadura (20%) y Caja Cantabria (14%). Esa marca duró solo dos meses, ya que en julio los tres socios pactaron el nombre definitivo: Liberbank. Manuel Menéndez, presidente de Cajastur, se consolidó como el hombre de referencia del banco y actualmente ocupa el puesto de consejero delegado.
Solo un año después, Liberbank aprobó su fusión con Ibercaja Banco y Caja3. La entidad aragonesa siempre había mostrado su interés en integrarse con la asturiana, pero tampoco en esa ocasión se concretaron sus planes. Esa fusión se canceló medio año después como resultado del test de estrés de Oliver Wyman y las exigencias de capital que Liberbank mostraba en los escenarios de dicho documento.
Camino en solitario
Desde 2009 hasta 2012 parecía que las fusiones eran la única forma de crecimiento, pero a partir de ahí todo comenzó a cambiar en Liberbank. A finales de año la Comisión Europea autorizó su plan de reestructuración y dio su visto bueno para su salida a Bolsa en el primer semestre de 2013. La entidad asturiana veía reducido un 25% su tamaño respecto a 2010 y como contrapartida recibió 124 millones de euros en ayudas en forma de bonos convertibles contingentes suscritos por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria. Liberbank salió a bolsa el 16 de mayo de 2013 con una capitalización de 734 millones de euros y las cajas fundadoras mantuvieron una participación del 70% del capital social.
A partir de ahí, otras dos medidas contribuyeron al despegue de Liberbank. Por un lado, la ampliación de capital acordada en 2017 por valor de 500 millones. Por otro, las sucesivas operaciones para desprenderse de sus activos tóxicos. Para conseguir este objetivo firmaron varios acuerdos, entre los que destacan la constitución de una sociedad con Bain Capital Credit y Oceanwood -actual accionista de Liberbank- a la que traspasó una cartera de activos inmobiliarios superior a 600 millones de euros. Su compromiso era realizar desinversiones por valor de 800 millones.
Esa ampliación de capital llevó a los tres socios -Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria- a perder peso dentro del accionariado de Liberbank. Las fundaciones vendieron el 19% del capital del banco por 122 millones de euros para obtener fondos con los que acudir a la mencionada ampliación de capital. Como consecuencia, las fundaciones bancarias pasaron a tener una participación del 24,2% de Liberbank, frente al 44% que tenían hasta entonces.
Todos estos cambios parece que han sentado bien a la entidad, ya que Liberbank obtuvo un beneficio neto de 110 millones de euros en 2018, frente a los 259 millones de pérdidas de un año antes. Las pérdidas de 2017 se debieron, según explicó el banco en su momento, a un saneamiento de 600 millones.
Ataques especulativos
Ese mismo año, tras la venta del Popular al Santander por un euro, Liberbank sufrió uno de los momentos más delicados de su historia. Con todavía poco recorrido en Bolsa, el banco de origen asturiano sufrió ataques especulativos que tiraron su cotización. El efecto contagio amedrentó a los inversores y la Comisión Nacional del Mercado de valores (CNMV) prohibió las posiciones cortas para evitar males mayores. Poco a poco, la situación fue mejorando.
Fondos de Inversión
Los tres socios históricos han ido perdiendo peso mientras que los fondos de inversión se han fortalecido. Oceanwood es el que ha ido ganado peso poco a poco, hasta sumar el 16,74% que tiene en la actualidad. El otro fondo con relevancia es Norges Bank, el fondo soberano de Noruega, con el 3,26%.
Nuevas parejas de baile
La posición de Liberbank está ahora consolidada y, por ello, han vuelto a surgir nuevos pretendientes. Unicaja fue el primero. A finales del año pasado comenzaron las conversaciones para esa fusión. Al tratarse de empresas cotizadas no han trascendido muchos detalles de la negociación, aunque parece que el reparto es la clave. La entidad andaluza reclama un reparto 60-40% a su favor por su mayor tamaño, mientras que la asturiana quiere más. El papel de Manuel Menéndez en el futuro banco es otra de las claves.
El último en sumarse a la lista de pretendientes es Abanca, que ya lo había intentado en 2017. Ahora plantea una opa por valor de 1.700 millones. La entidad presidida por Juan Carlos Escotet está dispuesta a invertir 1.700 millones para hacerse con el banco, con un desembolso de 1.300 millones sobre el 75 % del capital. Con la oferta de 0,56 euros por título, un 44 % por encima de la cotización del pasado jueves.
EREs en Liberbank
Paralelamente a todos estos procesos, Liberbank ha aprobado varios Expedientes de Regulación de Empleo (ERE). El primero de ellos fue en el año 2013. El banco proponía rebajas salariales de hasta el 60% en función del sueldo, pero una demanda del sindicato CSI acabó por tumbarlo. El Tribunal Supremo declaró nulo el ERE pero cada trabajador ha tenido que recurrir individualmente. Esos juicios se están celebrando estos meses.
Después de este ERE fallido, la empresa puso en marcha otro en 2016. CSI volvió a recurrir, aunque en esta ocasión el juez dio la razón a la empresa. El tercero y último ERE fue el de 2017. Liberbank acordó con una parte de los sindicatos -CSIF, CCOO y UGT, STC e Independientes- 525 bajas incentivadas y voluntarias en toda España, cifra que afectaría a un 13% de la plantilla y una rebaja del 10%. La plantilla actual es de 3.933 personas repartidas en 684 oficinas.