El Observatorio de la Infancia detecta la falta de recursos más severa en hogares monoparentales con menores de edad a su cargo. Alrededor de 3.500 niños y adolescentes sufren carencias severas
20 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Pasan desapercibidos porque no se manifiestan. Ni salen a la calle a protestar ni tampoco se organizan en colectivos. La pobreza se ceba especialmente con los niños y con los adolescentes. Tener menos de 18 años es una edad de riesgo. Asturias, que presenta una situación mejor que la mayoría de las comunidades autónomas, tiene un punto débil: las familias monoparentales. En los hogares con un único progenitor, las privaciones se multiplican. Los expertos lo achacan a que la mayor parte de esos núcleos familiares están sostenidos por mujeres con una posición más débil en el mercado laboral, es decir, con trabajos mucho más precarios. Así aparece reflejado en las conclusiones del último estudio presentado por el Observatorio de la Infancia, que coge todos los indicadores que miden el riesgo de pobreza y los concentran en los niños.
Este trabajo precisa, no obstante, que el Principado tiene una dinámica diferente a otros territorios. En otras autonomías los hogares con niños están más empobrecidos que la media. La tónica general es esa porque los costes de la infancia recaen fundamentalmente en los presupuestos de las familias y no en las administraciones públicos. Eso no pasa de manera tan acusada en Asturias y los autores buscan explicaciones en su singularidad demográfica. La baja tasa de natalidad, la peor del país, y el hecho de que los asturianos tengan su primer hijo a una edad mucho más elevada puede ayudar a entender por qué los hogares con hijos no tienen muchas más privaciones que el resto. Los asturianos esperan a estar consolidados económicamente antes de ser padres y, además, tienen menos descendientes.
Las cifras
La crisis económica ha golpeado de manera desigual a la sociedad pero sus efectos no se han repartido de manera aleatoria sino de acuerdo a una serie de condiciones. Uno de los grupos más afectados ha sido la población infantil que ha visto mermadas sus condiciones de vida. Basta dar algunos datos para comprobar esta afirmación. El AROPE -un indicador internacional que mide el riesgo de pobreza y exclusión social, junto con las carencias materiales y los hogares con baja intensidad de empleo- es mayor entre los niños asturianos que entre la población general, casi dos puntos más. Si solo se mide la tasa de pobreza, es casi cinco puntos mayor entre los menores. «Crecer en familias con dificultades económicas y sociales tiene consecuencias no sólo sobre la situación actual de niños y niñas sino sobre su desarrollo posterior y sus oportunidades futuras», recogen los autores en una cita.
Hay más números que profundizan en esta idea. En concreto, el 18,4% de los menores asturianos de 17 años está en riesgo de pobreza o exclusión social. Esto supone, en cifras redondas, un total de 25.000 jóvenes, de los 136.000 que el Instituto Nacional de Estadística reconoce empadronados en el Principado. En comparación con otros territorios Asturias está en buena situación. Solo País Vasco o La Rioja presentan porcentajes muy bajos. Sin embargo, el dato global sirve para hacerse una idea del problema. Si se analiza únicamente el riesgo de pobreza relativa, que detecta aquellos hogares que viven con menos de un 60% de los ingresos medios de una familia en su región, entonces el porcentaje es del 17,2%, nuevamente un dato muy similar. En cambio, cuando se ve cuántos menores sufren una carencia material severa, entonces la tasa al 2,6%. Volviendo a tomar el padrón del INE como referencia, son unos 3.500 niños y adolescentes.
La estructura del hogar parece otro factor determinante. Por esa razón, el Observatorio le dedica un apartado. «Las familias son juto a las políticas redistributivas de las administraciones públicas los agentes que tradicionalmente han venido a corregir desigualdades generadas, entre otros, por el mercado del trabajo», apunta esta investigación. Aquí Asturias presenta dos singularidades. La primera es que no hay mucha más pobreza en familias con hijos o en familias sin hijos, al contrario de lo que sucede en el resto de España. Pero, en cambio, la monoparentalidad si es un factor determinante. «El 48% de los hogares monoparentales están en riesgo», explica. Son casi la mitad y es un porcentaje superior a la media nacional, aunque está lejos de los indicadores de Murcia, donde son el 70%.
Conclusiones
«La pobreza infantil es un problema relevante por su magnitud cuantitativa pero también por su dimensión cualitativas: la pobreza en los estadios tempranos de la vida condiciones las etapas posteriores y compromete el desarrollo de las personas», señalan las conclusiones del estudio. Este punto de vista, reconocen los expertos, choca con la imagen tradicional, en la que socialmente se piensa que la pobreza afecta a aquellos que no consiguen trabajo y a los que pierden derechos sociales. «Esta visión en nuestro imaginario colectivo invisibiliza la pobreza infantil», argumentan.