Una sobredosis de pastillas le causó un estado de coma profundo. Sus familiares culpan al centro penitenciario de no controlar el «trapicheo» de pastillas
09 ene 2018 . Actualizado a las 13:39 h.Gonzalo Montoya Jiménez pretendía acabar con su vida. El preso fue encontrado en una silla, con la tez azulada y sin pulso, lo que dio lugar a que hasta tres médicos certificasen su fallecimiento. Tras cuatro horas en las que se le dio por muerto, su propio ronquido delató que, contra todo pronóstico, aún seguía vivo. Con las marcas a rotulador en el pecho y momentos antes de practicarle la autopsia, Montoya Jiménez volvía a la vida.
A pesar de que no recuerda nada, los médicos han asegurado a su familia que la razón por la cual había llegado a sumirse en un estado de coma profundo fue una sobredosis. «Se empastilló», cuenta su tío Luis Manuel Montoya, quien denuncia la ausencia de control por parte de los funcionarios con respecto a la toma de la medicación. «Se toman las pastillas como quieren», explica. La noticia de este intento de suicidio ha caído como un jarro de agua fría a su familia. Su tío asegura que, a pesar de sentirse aliviados porque sigue vivo, la preocupación es constante y temen que esto se vuelva a repetir. «No queremos que vuelva a la cárcel. Si entra, sale cadáver» concluye. A pesar de que el intento de suicidio ha sorprendido a sus familiares su tío asegura entender los motivos que le han llevado a tomar ese cóctel de pastillas. «Es joven, tiene 29 años y toda la vida por delante. Lleva tres años en la cárcel y ya no podía más», lamenta Luis Manuel Montoya.
Actualmente, el estado de salud de Gonzalo Montoya mejora poco a poco. Cuando se despertó aseguró no recordar nada e insistió en poder ver a su mujer y a su padre. Por su parte, la policía judicial ha abierto una investigación y el caso ya está en manos de los abogados. «A Gonzalo le quedan siete meses en prisión, nuestra intención es pedirle al juez el indulto como recompensa por la negligencia», contaba uno de sus parientes.